En los últimos días el público ha visto una función de humorismo involuntario con ribetes francamente de carpa “Apolo”.

Todo se deriva del “pleito” (así presentado) entre el diario “Reforma” y el Ombudsman, Raúl Plascencia Villanueva a quien en las páginas de ese multimedio le han dado con palo feroz desde hace ya varios meses, lo cual le causa extrañeza al defensor de los Derechos Humanos quien se pregunta azorado de dónde viene tanto interés por su persona.

Independientemente de los motivos de un diario para informar sobre una figura pública, evaluarla y criticarla, el humor llega, de manera involuntaria, cuando el doctor Plascencia se zafa de una obligación de transparencia (dice el diario) y se rehúsa a informar en torno de su declaración patrimonial, la cual se considera internamente materia de reserva y acusa al periódico de ponerlo en peligro, a él y a su familia, por haber divulgado la ubicación y el valor de una residencia (cuya existencia no niega) la cual podría montar hasta los 20 millones de pesos, cantidad alejada de su presupuesto, pero sobre la cual borda una explicación digna de Mario Moreno:

“…Tengo mis cuentas claras. No soy ratero, no pertenezco a los políticos rateros,  ni soy un político narcotraficante. Soy un servidor público que se ha dedicado a trabajar, a ahorrar. »

Obviamente ante esta amenaza bien le servirán los guardias personales de su escolta, pagados con el amplio presupuesto de la CNDH, pero no se trata de saber si lo cuidan o lo descobijan, sino de analizar la naturaleza de este asunto en el fondo del cual (sigue diciendo el rotativo) hay un temor más hondo: la forma como estas denuncias y publicaciones sobre la inexplicable abundancia inmobiliaria, puedan incidir de manera negativa en las ansias reeleccionistas del ahorrativo funcionario.

“Incluso, agregó, dicha situación puede influir en su postulación para reelegirse (para ser reelegido) como presidente de la CNDH”.

Y un poco más allá de todo esto el panorama se torna un tanto leguleyo. El Doctor Plascencia amaga con un proceso contra el periódico por haber divulgado sus datos personales, lo cual podría ser materia de un largo debate. Él mismo ha dicho –en una conferencia de prensa citada por “R”—sobre el tiempo disponible para tal litigio: un año.

Pero en ese lapso muchas cosas habrán de ocurrir y mucha agua pasará por debajo del puente. Por ahora nos debemos conformar con  el espectáculo hilarante de un errático manejo de los medios en una cuestión tan sencilla como esa.

MARIANA

Y en el mismo costal de esa harina le brota otro obstáculo al Doctor: un grupo de activistas de los derechos Humanos (Sergio Aguayo, Marco Lara, Rocío Culebro, Valentina Peralta, Edgar Cortez, Eduardo Gallo y ortos) le piden al Senado separar a doña Mariana Gómez del Campo (Marianita, para los de confianza), quien según ellos resulta ser comadre del aspirante a la reelección, “..con  lo cual se configura una relación previa de parentesco o relación civil”, dicen los solicitantes.

Cuando Dios dice, ¡A fregar!, del cielo caen las escobetas. De veras, ¡cómo son!

NAVARRETE

“Nada me han enseñado los años…” podría cantar Carlos Navarrete inspirado por su amor a José Alfredo Jiménez. Muy pocos en tan poco tiempo se habían metido en tales berenjenales.

Siempre caigo en los mismos errores…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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