La oposición se adueñó de un tesoro: la palabra cambio. Ahí radica uno de los rasgos más notables sobre el relato que había imperado y que dificultaba que se planteara una alternativa a la 4T con posibilidades de éxito.

Siempre es mejor trazar un proyecto novedoso y que corrija el desastre en el que el país se encuentra en rubros como los de la seguridad y la salud pública. Es una rendija, pero que se puede convertir en una compuerta si se hacen las cosas de la manera adecuada.

Una de las dificultades, acaso mayores, era precisamente la de romper con la idea de la inevitabilidad de la continuidad de Morena y eso ya ocurrió. Fue un proceso, en el que se diluyó lo que Elisabeth Noelle Neumann llama la espiral del silencio, donde el ruido, en apariencia mayoritario, inhibe otro tipo de expresiones.

A la irrupción de Xóchitl Gálvez hay que añadirle el tesón de otros interesados en buscar la coordinación frentista, quienes, como el diputado Santiago Creel, la senadora Beatriz Paredes, el también senador Miguel Ángel Mancera y el experimentado e inteligente Enrique de la Madrid, ilustran que la cartera de las oposiciones es más robusta de lo que se pensaba. 

Hay en la propia búsqueda de quien abandere al Frente Amplio por México (FAxM) una batería que se extiende y extenderá a otras posiciones estratégicas para las campañas en el 2024. 

Una vez que se realicen los foros temáticos entre los tres finalistas en agosto, que serán los mejor posicionados, seguramente esta percepción se fortalecerá. 

Lejos de lo que puede intuirse, las posibilidades se sustentan en datos. En junio se dio a conocer una encuesta de Grupo de Economistas y Asociados (GEA) que señalaba que el porcentaje de personas que consideran que debe continuar el actual proyecto de gobierno es de 45%, frente a un 40% que piensan lo contrario. Además, un 42% sostiene que el rumbo del país es el correcto, pero un 40% que no lo es. 

A ello hay que añadir la medición de México Elige que arrojó, este mes, que ante la pregunta de por quién votaría, Morena obtuvo un 51.4% y el Frente Amplio un 40.3%. Y más interesante, ante la decisión entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvezun 24.6% se pronunció por la primera y una 23.2% por la segunda, en una medición de los aspirantes más relevantes y ya por bloques sería de 46.8% y 43.2%, respectivamente e incluyendo, en esta última posibilidad, a Movimiento Ciudadano. 

Es un escenario polarizado, pero competitivo a la vez, porque está lejos de las supuestas mayorías inamovibles que suelen invocarse desde la lógica propagandística oficial. 

En efecto, lo que se requería era imaginación para enfrentar a la potente maquinaria que se despliega desde Palacio Nacional, pero que tiene sus brazos operativos en 21 gubernaturas.

El PRI, PAN y PRD comprendieron, más allá de sospechas y amagos, que solo en conjunto podrían dar la pelea y por ello convergieron con organizaciones de la sociedad civil para abrir el abanico de posibilidades en términos electorales.

El camino, sin embargo, no será sencillo, porque el presidente López Obrador ya se dio cuenta que se está esbozando un escenario en el que sí habrá una disputa por el poder político. 

Hará todo porque se dividan, aunque quizá llegó tarde a esta posibilidad, aunque la alimentó durante los últimos años, porque ahora sí, Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, están en posibilidades de vender futuros y ante ello, de ponderar la oportunidad de mantenerse unidos.

Esto es así, porque una eventual candidatura presidencial con viabilidad suele arrastrar a otros espacios en disputa, haciéndolos atractivos. 

Pero para que todo esto sea posible, el procedimiento de selección tiene que avanzar por sendero seguro. La alta participación y las expectativas ciudadanas dificultaron, los primeros días, la obtención de firmas de respaldo para los aspirantes.

El Comité de Organización actuó de forma correcta al admitir los problemas técnicos e irlos corrigiendo, con una visión en la que está imperando la apertura sobre la restricción y ojalá siga así. 

Es ahí donde se observa la utilidad de le experiencia de exconsejeros electorales como Marco Antonio Baños, Rodrigo Morales y Arturo Sánchez y de dirigentes de los partidos como los diputados Rubén Moreira y Luis Espinosa Cházaro, entre otros. 

Está ahí, después de todo, la primera defensa ante todas las acechanzas que están en el horizonte.

 @jandradej

DE LA REVISTA EMEEQUIS