Cuando el escándalo de los videos de Bejarano y Ahumada le mostraba a los mexicanos la verdadera condición moral del Partido de la Revolución Democrática (o de una parte importante de él al menos), un grupo de periodistas desayunamos en el Club France con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
En un momento de la charla, ya casi al final, le dije al ingeniero:
–¿No se siente usted incómodo de pertenecer al mismo partido de René Bejarano y de alguna manera ser puesto en la misma canasta con él, como su correligionario, como operador de una organización fundada por usted?
El ingeniero se reacomodó en el sillón y pausado como suele ser dijo algo así como:
–Si yo debiera responder por todo el PRD hace mucho tiempo me habría ido de ahí. ’’
Aquella crisis, haya sido de cualquier hondura, no provocó en el ‘’adalid moral” una carta como la recientemente enviada a Carlos Navarrete y su Comité Ejecutivo, quienes en su poco tiempo frente a la dirigencia amarilla han recibido demasiados señalamientos externos e internos. Y el peor de todos, el de Cárdenas, especialmente si se quieren defender con el expediente de Iguala en particular y Guerrero, en general.
“Cuauhtémoc Cárdenas demandó la renuncia de Carlos Navarrete y todo el Comité Ejecutivo Nacional del PRD, al señalar que el partido que fundó está inmerso en un proceso de descomposición, pérdida de credibilidad y una grave situación de postración como nunca antes. También pidió la renuncia del secretario general de dicho partido, Héctor Miguel Bautista López.
“Acusó que sus dirigentes carecen de autoridad moral y la línea política contradictoria, de corrupción e incumplimiento al respeto estatutario.
“En una carta abierta (Crónica) dirigida a la dirigencia del PRD, Cárdenas Solórzano señaló que tras lo ocurrido en Iguala y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la dirigencia tomó decisiones desafortunadas y cuestionables.
”Por ello, consideró que “es momento de tomar decisiones de fondo; decisiones que deben tomar en primer lugar sus más altos cuerpos de gobierno; decisiones en las que cualquier interés personal o de grupo se anteponga al interés del país”.
No importa si la excitativa cardenista ha sido recibida como era previsible, de manera defensiva. En este país a nadie se le puede pedir aflojamiento mandibular para soltar un hueso. Primero lastima y rasga con los dientes.
Si el gavilán agarra (con las garras porque dientes no tiene) y suelta, no es verdadero gavilán.
Lo importante es el diagnóstico, cuyo contenido no puede ser más realista. El problema estriba en la solución a la cual apela el ingeniero: la base militante como materia prima del cambio refundador.
–¿Cual “base militante”? ¿La constructora de todas las tribus habidas y por haber? ¿O bien la burocracia generada por el PRD como los rapaces delegados de la ciudad de México o los alcaldes como Abarca? ¿Con esos?
–¡Pero si esos (así suene como eso del “pueblo bueno”) fueron los causantes de todo este desmadre!, ingeniero, dicho sea con todo respeto para el desmadre en sí.
Al final de aquel desayuno uno de los invitados (quizá Polo Mendivil) me dijo: le hablaste muy feo al ingeniero.
Ojalá y ahora todos lean la carta de ayer. Yo me quedé corto.