Llega el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden y los relojes se paralizan. El tiempo se detiene y se olvidan las diferencias ideológicas, políticas y de estrategia.
Todos –la derecha católica, el centro revolucionario y nacionalista, las izquierdas–, quieren salir en la fotografía con un señor cuya capacidad Ejecutiva en Washington es nula de toda nulidad. Durante años los vicepresidentes ni siquiera tenían una oficina en la Casa Blanca. Debían cruzar desde el cercano edificio Eisenhower.
Pero Biden vive para auxiliar al señor Obama.
Solo una desgracia como la ocurrida en la infortunada persona de John Kennedy o un desastre político estilo Richard Nixon podría llevar a Biden a completar un periodo muy cerca del ocaso tal y como les ocurrió a Lyndon Johnson ya Gerald Ford. Pero en este caso nada parece venir por esos oscuros senderos. Le reelección de Mr. Barack es altamente probable, pero la realidad no se hace de probabilidades sino de hechos consumados.
Sin embargo su viaje a México, como mensajero y aparente sinodal, ha llenado de entusiasmo a los precandidatos. No tiene caso ahora hablar de los efectos de esta visita en el ánimo del señor Felipe Calderón pues se trata, en su caso, de un contacto necesario.
Pero en los otros casos, llama la atención la unanimidad entusiasmada de los aspirantes a la silla del águila, como la llama Carlos Fuentes (¿o habrá sido Francisco de Quevedo o Bernal Díaz del Castillo?) en torno de una declaración tan ociosa como previsible y carente de significado. El intruso dice no voy a meterme como si su sola visita no fuera una educada forma de meterse en los asuntos del vecino.
-¿Alguna vez un presidente mexicano se presenta en Washington como vigilante de la calidad de alguna candidatura? Puro subdesarrollo.
Leamos estas maravillas hijas de la buena vecindad. Todas son dignas de Mr. Amigo:
“El gobierno de EU se comprometió a no intervenir en las elecciones presidenciales de México, respetar los resultados y trabajar con quien sea el ganador de esos comicios, sea del partido que sea, aseguró Andrés Manuel López Obrador tras su reunión con el vicepresidente estadunidense, Joe Biden.
“Fue alentador que expresara que está en condiciones de entenderse con quien sea electo por los mexicanos y que van a respetar la voluntad del pueblo”.
2.- “…En otro orden, el abanderado presidencial del tricolor, Enrique Peña Nieto, se congratuló por el compromiso expresado por el gobierno de Estados Unidos, en voz de su vicepresidente Joe Biden, de respetar los resultados de las elecciones del 1 de julio entrante, y trabajar con quien democráticamente gane la Presidencia de la República.
“Dejó (Biden) muy claro que no hay (de parte del gobierno norteamericano) ni preferencia ni favoritismo por candidato alguno”, resaltó.
“Incluso Peña Nieto afirmó que Joe Biden le comunicó que su gobierno “ha dado consigna (instrucciones en una mejor traducción) a sus funcionarios de los más altos niveles para evitar cualquier encuentro que haga suponer o que pueda despertar sospecha de apoyo o favoritismo hacia algún candidato”, subrayó.
3.- “…Lo vi respetuoso del proceso electoral, lo vi absolutamente con una visión de normalidad respecto a que México pueda tener una mujer presidenta. No lo expresó textualmente, fue muy respetuoso del proceso y en una de sus expresiones habló de la importancia de mujeres ganadoras y exitosas.
“Biden le refrendó que Estados Unidos será respetuoso de las elecciones y le dijo que su gobierno “está preparado para reconocer la voluntad de los mexicanos”, y con ello a quien gane en los comicios del 1 de julio, donde se renovará la Presidencia del país.
“La reunión con Biden duró 40 minutos y, según Josefina Vázquez Mota, fue un diálogo respetuoso y cálido…”
ESCRITORES
Allá detrás del patio ajardinado en el Museo Coronel, hay un banquete real.
Preside Don Juan Carlos de Borbón. Por el sendero rumbo a una pequeña casa donde se alojan los servicios, camina con paso majestuoso una de las estrellas del idioma: Gabriel García Márquez. Carga –como Octavio Paz, ausente del festejo y Camilo José Cela–, con la fama y con el Nobel.
Lo persiguen mariposas amarillas y un alacrán escapado de Aracataca o Macondo, no se sabe. Viaja sin pasaporte.
Entra el escritor al baño de caballeros y se dirige a una de esas piezas de porcelana con una de las cuales Marcel Duchamp hizo “La fuente”.
En el urinario de junto, ejerce idéntico acto de fisiología Roberto Gómez Bolaños, también invitado al X Congreso de la Lengua. Se miran sin envidia de ninguna especie. Ambos miran la pared. Alguno silba. Terminan en medio de la discreción y como Poncio Pilatos, se lavan las manos.
“El Chavo” y el Nobel. Los veo caminar por el jardín, cada uno con su paso, cada uno con su gloria. Hoy, por distintas razones a los dos se les miran con admiración y cariño.