Ya estaban formados los ejércitos para la batalla más intensa de los últimos meses cuando de pronto los motivos de la guerra se desvanecieron como un puño cuando se abre la mano*.
Los partidos políticos en el campo del Senado de la República se preparaban en la víspera de los muertos para dar un combate definitivo, cuando de pronto se enteraron todos del desvanecimiento de la causa: el ex fiscal electoral, Santiago Nieto, pretexto para la guerra de octubre, se había “rajado” como los jarritos de barro, del mero asiento, quizá con motivo de las investigaciones en su contra o por el repentino hallazgo de un macabro esqueleto en su armario.
En una carta meditada y bien escrita, con toda la formalidad de quien se convierte en el héroe de la rajadura, transido, sin embargo, contrito y sombrío, Nieto retiró la inconformidad ante su destitución, recurso por el cual el Senado se convirtió en una especie de Verdun en el Paseo de la Reforma. Una encarnizada batalla de trincheras.
Y perdieron quienes estaban solidarios con el depuesto nunca repuesto. Por supuesto.
Cubrió de elogios a las instituciones, declaró su confianza en el proceso electoral y se auto diagnosticó inviable para el cargo e impedido para su ejercicio, así hubiera logrado los votos necesarios en el Senado para volver, volver, volver, como dice una vieja canción de Fernando Z. Maldonado. Mal donado.
Pero no volverá.
Pero este santo de la democracia, como nos lo quisieron presentar y vender los “bien portados” y los políticamente correctos, las organizaciones de la Sociedad Civil y la legión de los “opinócratas” incapaces de un criterio propio; sumados al coro fácil del elogio y la condena al gobierno, se han quedado sin su nuevo Gandhi. Eso es un hecho.
Su mártir los ha dejado en ridículo. Todos querían reinstalar a Santiago Nieto, menos Santiago Nieto.
Y por esa causa armaron los andamios de una escandalera demagógica y trabaron las labores del Senado y ahora buscarán cualquier ganancia cuando mañana se emita la convocatoria para conseguir un nuevo fiscal electoral para cuyo nombramiento repetirán la política de bloque usada para reponer al evadido, lo cual –como todos sabemos–, es un simple pretexto.
París bien vale una misa, nos ha enseñado la historia. Hoy “#todos somosenriqueIV”, dicen los partidos en infames maridajes denominados frentes, frentecitos o frentotes.
Pero mañana muy temprano, cuando se vaya llenando el laberíntico edificio de París y Madrid donde se aloja el Senado de la República, los ejércitos colmarán los salones y la sala plenaria y entonces veremos, como decía Jorge “Sonny” Alarcón, de cual cuero salen más correas.
Si el frente se va de lado o si el PRI se alza con una mínima diferencia para decidir sobre el nuevo fiscal de una fiscalía cuya utilidad real (justo es decirlo), siempre se le ha untado al queso.
Estas son algunas líneas básicas de la retirada del ex fiscal; envuelto en los velos de su dignidad y su sacrificio institucional:
“…Considero que México y el proceso electoral 2018 requieren de las mejores condiciones políticas y soy consciente de las dudas que tienen dos partidos políticos nacional en torno a mi persona…
“…no existen condiciones para que aún obteniendo la votación de la mayoría de los senadores presentes, desarrolle las funciones para las que fui designado, en razón de la polarización política que ha rodeado este procedimiento de corte constitucional y la imposibilidad de regresar con la libertad de actuación anterior, dados los posicionamientos de las fuerzas políticas…”
Por la mañana del viernes, se conocieron casi premonitorias declaraciones de dos personajes de la Cámara de Diputados:
“El presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, y el coordinador del PRI en San Lázaro, César Camacho Quiroz, insistieron en que Santiago Nieto Castillo es probable responsable de delitos contra la administración pública, al revelar información protegida de investigaciones en curso por parte de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade).
“Ramírez Marín consideró inviable el retorno de Santiago Nieto a la Fepade, pues ‘‘yo creo que la ha perdido definitivamente”.
Y comentó:
“En estos momentos la conclusión más sensata es que Santiago Nieto no puede seguir siendo el fiscal. Bastaría que una sola de las fuerzas políticas tuviera razones fundadas y comprobadas para desconfiar de él, como para que ya no siguiera siendo el fiscal; una sola de las fuerzas políticas que pudiera comprobarlo…”
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Cataluña y Madrid están igualmente en la vela de otras armas.
Mariano Rajoy y el gobierno español, afilan el sable, y los catalanes, no todos, pero suficientes para darle al asunto una dimensión terrible, se aprestan a defender su bandera y la declaración autonómica emitida por su Congreso.
La espada de este gobierno constitucional (tanto como el gobierno autonómico), está guardada en la funda del artículo 155 de la Constitución.
Pero ¿Cuál es el texto del dicho artículo?, ¿cuáles sus alcances? Este y estos:
“1.Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
“2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas”.
Aquí las cosas se pueden leer de esta manera.
La frase “…obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones…” nos obliga a pensar cómo se da el cumplimiento forzoso de algo.
–Pues por la fuerza, maestra.
–¿Y cuál es la fuerza de un gobierno?
–Pues la fuerza pública (la policía, la Guardia Civil, los Mossos de Escuadra, etc), los mismos quienes apalearon a los votantes del referéndum, ganándose el repudio de Europa entera.
Y en instancias más allá, las Fuerzas Armadas; es decir, el Ejército.
La pregunta es si Mariano Rajoy, tras consultar a través de la “ouija” a don Pacorro Franco, se atreverá a echar los tanques por las Ramblas, como hace meses aquel loco arrollaba personas con una furgoneta.
¿Será esta la muestra mayor de la España Democrática?, ¿aplaudirá Don Felipe VI la intervención militar de los españoles contra los catalanes como su fuera una secuela tardía de la Guerra Civil; cuando su abuelo era Conde de Barcelona?
Muchas preguntas, pocas respuestas hasta ahora.
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El presidente del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya me envía una carta en la cual analiza su conflicto jurídico con el periódico “El Universal” y la información relativa a su patrimonio y los haberes de su familia política y todo aquello de lo cual ya hemos sabido con abundancia en los días recientes, y obviamente me pide comentar su triunfo legal, lo cual hago de esta sencilla manera.
Ya sabemos cuál ha sido el laudo del Juez Federal XIV, quien multa al periódico de Bucareli y conocemos casi de sobra los detalles del asunto y la respuesta de dicho rotativo a la sentencia, cuya apelación es cosa inminente. Bien.
Por cuanto hace a esta columna, en su carta Anaya la agrupa en las mil 200 notas periodísticas “que replicaron la información”.
Yo le digo, “El cristalazo” no replicó la información, simplemente la comentó con relativa profundidad e hizo comentarios en torno de su contenido. Como de hecho lo hace ahora mismo.
Su derecho de réplica ya ha sido dirigido a “El Universal” con las consecuencias ya sabidas pero por cuanto a hace a este espacio, pues le entrego estas líneas si le sirven para su causa, a sabiendas de la sabiduría de las ideas de Yogi Berra (estamos en plena serie mundial): esto no se acaba hasta que se acaba.