Leí durante las vacaciones esta pequeña nota:

“…La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo para poner de relieve la necesidad de ayudar a mejorar las condiciones de vida de los niños y adultos que sufren este trastorno.

“El autismo es una discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros años de edad. Afecta a la socialización, la comunicación, imaginación, planificación, reciprocidad emocional y conductas repetitivas o inusuales.

¡Los síntomas, en general, son la incapacidad de interacción social, aislamiento y los movimientos incontrolados de alguna extremidad, generalmente las manos”.

De ninguna manera podríamos pasar por alto la importancia atañer a las personas con este síndrome o esta perturbación fisiológica cuyas consecuencias no requieren ser analizadas y menos en un espacio tan poco profesional como este en esas materias (y algunas más); pero de un tiempo a esta parte al menos a mi, no se a los lectores, me comienzan a chocar tanta conmemoración, recordatorio, toma de conciencia o fecha específica dedicada a tal o cual afán pío, como antes solía la iglesia festejar apariciones, santos o fechas en el calendario; fiestas patronales o jolgorios múltiples en medio de rezaderas y de fervorines.

Últimamente hay días específicos para todo. A este paso algún día festejaremos “El día del día”.

Dedicarle un día a alguna cosa importante, de inmediato nos obliga a considerar la única existencia de 365 cosas importantes. No hay más días, luego, no habría oportunidad de más recordatorios.

Por ejemplo, el 27 de enero es el día internacional del recuerdo al Holocausto, pero también hay días para la bandera, el natalicio de Juárez, los fieles difuntos, las Madre (¡Oh!, la madre tan omnipresente ella), el padre, el abuelo, el adulto mayor; el compadre, la mujer (madre o no) el bombero y el policía.

Días para los carteros y hasta para los periodistas quienes tenemos de a dos, pues algunos lo festejan el tres de mayo como dice la ONU y otros el 7 de junio como dice la tradición. Día de la Paz, del amor y la amistad y como debe ser de la trabajadora sexual, antiguamente conocida simple e indebidamente como puta (2 de junio).

Hay un día para diversidad sexual (28 de junio) y en él desfilan alegres los “gays” a quienes la Suprema Corte les ha otorgado la defensa jurídica de no ser más discriminados por medio del lenguaje ofensivo mediante el uso de las palabras puñal y maricón. Y como es obvio hay también un día para recordarnos la mala costumbre de discriminar a alguien por su condición étnica, económica o física.

Hay un día para pensar en el combate al cáncer de mama, como debería haber otro para el cáncer prostático o testicular, pues tal dijo bien el poeta Efraín Huerta nadie tiene derecho a su neurosis mientras alguien carezca de su cáncer.

Pero hay un día también para recordarnos la neurosis, como si eso fuera necesario. El 10 de octubre el es Día Internacional de la Salud Mental y ya ni le digo cuando se conmemora el día contra la lepra, la homofobia y la transfobia.

¡Ah! Pero si le recuerdo, la fecha conmemorativa del Día contra la Corrupción (9 de diciembre). Si, esa otra forma leprosa de degradar la vida social.

Hay fecha específica para el Día del Agua, de la ecología, de la sustentabilidad del desarrollo, del perro y de los animales domésticos (24 de abril) cuando se recuerda la ocasión para evitar la crueldad hacia los irracionales.

En fin, hay de todo y para todos.

Si uno fuera un ciudadano plenamente responsable de su paso por el planeta y dado lo útil y hermoso de todos este acontecimientos (todos ellos políticamente correctos) debería vivir con el ojo alerta cada uno de los días de la hermosa vida, pues si bien hay cosas muy importantes y otra de monta menor, todo cuanto sea útil para recordarnos lo necesario de nuestro buen comportamiento nos debería mover a acciones solidarias y cuidadosas.

Como algunas de estas conmemoraciones incluyen juegos con la luz, el mundo pronto se convertirá en un hermoso catálogo de luminosidades festivas. El día del cáncer de mama, por ejemplo, pintan de luz rosada los edificios públicos; cuando es el día de la tierra, la negrura avanza hasta la cima de los rascacielos y le cierra los ojos a la Esfinge pues hay un admonitorio apagón simbólico a la misma hora en toda las grandes ciudades.

El día este de los niños autistas, quieren iluminar con azul índigo fachadas y azoteas. En fin una cosa bonita esa.

Quizá algún día se conmemore oficialmente el Día Internacional de la Cannabis (algunos ya lo hacen el 20 de abril) y se enciendan luces verdes, verdes por todo el redondo planeta. En ese mismo sentido podría haber un día para la anfetamina, el éxtasis, el chocho, la tacha, la coca y hasta “la mona”.

Total. Se trata de abatir la ociosidad, ¿no?

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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