Hasta este momento se desconoce cuál será su nuevo destino; algunos lo ligan con la renovación del gobierno en el Banco de México y otros simplemente lo ubican dentro del mismo gabinete (en la Secretaría de Hacienda) desde el cual ha servido a su amigo Felipe Calderón con notoria lealtad y menor eficacia.
Será como el destino quiera, pero el hecho es muy simple: decenas de cajas de cartón se han visto entrar y salir de los automóviles en el estacionamiento del Paseo de la Reforma y Milán, tanto por el acceso principal como por la calle de Atenas, en el edificio de la Secretaría de Desarrollo Social.
“El secretario ya se va. En nuestra posada no carga los peregrinos”, es la voz corriente en la secretaría.
Algunos dicen: se trata de un movimiento necesario en el gabinete; otros lo vinculan con los enroques y desplazamientos propios de la actividad preparatoria a los hechos del 2011, y muchos más a un repentino bajón en los afectos presidenciales, especialmente por el poco impacto de la reunión sobre la pobreza nacional (pre-destape, le llamaron algunos ansiosos), efectuada hace días en el Centro Banamex de la ciudad de México.
En esa ocasión, en la cual el Ejecutivo permaneció más del doble del tiempo habitual en asuntos de este tipo, con los reflectores encendidos sobre Ernesto Cordero, las cosas no funcionaron como los promotores del secretario hubieran querido.
Los datos con los cuales el Presidente compartió el entusiasmo de su colaborador ––cuya mayor aportación fue confirmar el aumento de seis millones de pobres en los últimos años— no parecen haber sido producto de la reflexión, sino del arrojo emocionado.
“Al principio del año, la botella de aceite para cocinar todo aumentó hasta 30 pesos (costaba 14 o 15). En promedio registraba en los primeros seis meses, cuatro meses del año, un aumento del 70 por ciento en el precio del aceite de cocina. Hablamos con los productores, no fue posible generar una reducción de ello. Y, ¿qué hizo el gobierno? Quitó los aranceles a la importación de aceite de cocina. Y, ¿qué fue lo que pasó? El aceite de cocina bajó a 19 pesos.”
Pero eso no fue todo en cuanto a los optimismos excesivos:
“Hemos puesto en marcha otras iniciativas que demuestran que sí es posible vencer atrasos que parecían insuperables. Ya lo mencionó el secretario Cordero, uno medular para nosotros es el Piso Firme. Es evitar enfermedades gastrointestinales y respiratorias, es que los niños puedan jugar en su propia casa sin que tengan el drama, la verdad eso es de vivir en un piso de tierra.
“Y el objetivo que nos hemos propuesto es: no hay (que no haya) casa con piso de tierra en México para el final de esta administración. A lo mejor las puede haber por el crecimiento que haya de algunas poblaciones fuera de control, pero el hecho es que toda vivienda de mexicanos debe tener piso de cemento…”.
Esa progreso inmobiliario es, por decir lo menos, optimista.
Si en el año de 2004 el Programa Hábitat había detectado más de tres mil zonas de atención prioritaria, las cuales se mantenían más o menos en el mismo volumen para 2009, con personas en situación de pobreza, sin acceso al agua potable y la electricidad, en andurriales sin banquetas ni equipamiento urbano (obviamente con pisos de tierra), resulta difícil suponer la erradicación del terregal en tres años en todo el país, donde cincuenta millones de personas viven en la penuria.
“La verdad ––dijo FCH en la ya dicha ocasión–– es que aunque el secretario menciona un millón 350 mil pisos en los tres años… apenas arrancamos hace un año y medio en serio y vamos, a mi juicio, bastante bien”.
Pero como todo exceso, el entusiasmo no conoce límites. El Presidente nos habla de hechos cuya viabilidad futura es algo sobre lo cual nadie se puede comprometer, especialmente por tratarse de una política asistencialista cuya continuidad nada garantiza.
Dijo don Felipe en esa al parecer frustrada asunción de Cordero al trono del porvenir:
“La política social ha tenido logros muy importantes, pero sabemos que no son suficientes. Y aunque estamos lejos de cumplir las aspiraciones que los mexicanos plasmaron en el Proyecto México 2030, el Proyecto de Gran Visión, tenemos que seguir con ellas.
¿Qué fue lo que apareció?, ¿qué fue lo que dijeron los mexicanos y que aparece en nuestro Proyecto de México 2030?
“La visión es esta: Un México donde no haya un solo mexicano en condiciones de pobreza extrema. No queremos esos 18.2 millones, no queremos ninguno más… un México donde todos los hogares cuenten con agua potable. Estoy hablando de 2030… un México donde nuestros jóvenes tengan una escolaridad, por lo menos, de 15 años de estudio.”
Nada mal para una carta a Santa Claus.