Xóchitl Gálvez ya ganó, porque hizo lo más difícil, meterse de lleno en la carrera por la Presidencia de la República. Está en el imaginario popular y se le está evaluando. Sus posibilidades son creíbles y ella es producto de un relato de vida que tiene todos los elementos para sustentar una campaña. 

En los hechos, ya se perciben las ondas de un fenómeno que va en crecimiento y que no podemos saber, en este momento, hasta dónde topará. 

Y, además, no nos encontramos ante una estrategia planeada de antemano, con los diagnósticos de rigor y sus etapas estructuradas. No, lo de ella, por ahora, es espontáneo, orgánico si lo colocamos en el prisma digital.  

Quizá por ello el presidente López Obrador está empeñado en romper este relato, en señalar que se trata de una decisión tomada por la fantasmagórica “mafia del poder”. Él sabe que no es así y por eso el espanto en las oficinas de Palacio Nacional. 

Gálvez se está convirtiendo en una suerte de visita inesperada, en un factor que ya está moviendo el tablero y que desajusta el esquema que tenían planteado para el 2024. Por ejemplo, una contienda entre mujeres y en la que ya no aplique la descalificación por los supuestos privilegios y se tenga que ir al terreno de las capacidades y, más aún, del carisma. 

Lo que está ocurriendo pueda ilustrase con un Cisne Negro, ese episodio no previsto, ese capítulo que no estaba escrito pero que puede cambiarlo todo. 

En efecto, es por eso por lo que, Nassim Taleb, ha colocado ese tipo de fenómenos ante la impreparación para enfrentarlos e inclusive para comprenderlos. De ahí las poco afortunadas expresiones presidenciales y los denigrantes ataques de voceros de la 4T en contra la senadora, llegando al absurdo de tratar de desmentir su origen. Está mostrando una cara bastante ruin, llena de prejuicios e intolerancias.  

Este martes Gálvez se registró como aspirante del Frente Amplio por México –como también lo hizo Santiago Creel, uno de los aspirantes más serios y competitivos– y tendrá que obtener las 150 mil firmas, que nadie duda que logrará y sortear las discusiones con los otros aspirantes para ser bien calificada en las encuestas y así poder medirse, con los otros dos finalistas, en las urnas que se colocaran en los lugares estratégicos de los 300 distritos electorales.  

Gálvez no es, o no era, la favorita de los aparatos de los partidos políticos. Ella juega en la periferia, sin militancia, aunque apoyada por el PAN a lo largo del tiempo. De algún modo es una outsider.

La catapultó el error de no permitirle ejercer su derecho de réplica en la conferencia mañanera. López Obrador se resbaló con ella, le falló el instinto, o no supo leer que los ciudadanos, que no comulgan con la 4T, estaban esperando que ocurriera algo, que surgiera un personaje que pudiera sumar apoyos, y ocurrió. 

Lo que son las cosas. La mayoría de los adherentes y críticos de Gálvez, desconocen los términos del diferendo jurídico con Palacio Nacional y que en realidad se remite a una injuria, cuando se acusó a la senadora de querer terminar con los programas sociales de la 4T, cuando ella está empeñada en mejorarlos. 

Si le hubieran abierto las Puertas de Palacio Nacional, acaso la situación fuera otra, probablemente una anécdota sobre un intercambio de opiniones y una andanada de ataques, como les suele ocurrir a los que importunan en las mañaneras.

Pero esto ya es otra cosa, y el cumplimiento de desacato de una sentencia judicial se quedó envuelto en un contexto más amplio, que se quiera o no, le mete emoción a la designación del Frente Amplio por México y abre posibilidades que hasta hace algunos días parecían algo más que inciertas. 

Al mismo tiempo, sería absurdo creer que ya todo está resuelto, cuando en realidad se desarrollará un procedimiento de selección democrático. Gálvez se tendrá que enfrentar, y en serio, con personajes que cuentan con el apoyo de estructuras y liderazgos. Lo puede hacer, sin duda, pero no será un paseo.

Los ciudadanos tienen la decisión en sus manos. De ellos depende la fuerza de quieran dotar al Cisne Negro que irrumpió para beneficio de una oposición que parecía anquilosada y, peor aún, aburrida. 

@jandradej