Más allá del éxito mediático generado por la captura de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, evadido con auxilio oficial del Penal de Puente Grande, Jalisco, al inicio del gobierno de Vicente Fox, la lucha contra el crimen organizado no sufrirá cambios en la estrategia general. La finalidad de este gobierno no es descabezar bandas como procedimiento de solución sino restaurar la fuerza institucional en todos los ámbitos.
Sin embargo, éste es un éxito pleno para las fuerzas federales (en este caso la Marina) y simbólicamente cierra uno de los capítulos mas vergonzosos en la historia de la complicidad entre autoridades y delincuentes.
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Ayer los vulcanólogos del Centro Nacional de Prevención de Desastres, esa otra institución simbólica cuya utilidad se puede untar en el Camembert, nos dijeron con la gravedad suficiente para justificar sus mediciones y registros inútiles, cómo se ha comportado el padre Popocatépetl, conocido también como Don Goyo.
“Alrededor de las 12:30 horas del viernes, el volcán Popocatépetl registró una explosión moderada que provocó la salida de material incandescente a 600 metros del borde del cráter, lo que generó una fumarola de 4 kilómetros de altura”.
Como se ve, mucho humo y pocas nueces. Algunos rugidos, algunos estornudos del viejo volcán y nada para escribir a casa, como decían en otros tiempos aficionados taurinos después de una corrida mala y aburrida.
Pero este asunto del volcán y sus escándalos tiene mucha relación con otras cosas de la vida nacional como por ejemplo los reportes anuales de la Auditoría Superior de la Federación, cuyas indagaciones, auditorías, pesquisas e inquisiciones tienen el mismo fin de los reportes volcánicos: se disipan en el cielo. Los humos y vapores del Popocatépetl, en el firmamento azul de sus alturas y sus largos penachos de varios kilómetros y las averiguaciones y condenas, recomendaciones y demás señalamientos de la ASF, en las grises páginas de los diarios de ayer.
Muchas veces hemos observado cómo proliferan los organismos de control.
Por ejemplo, el Instituto Federal de Acceso a la Información cuya utilidad real es de caricatura, pero cuya etiqueta de necesaria institución democrática es suficiente para el jalonea de estos días entre los consejeros cuya permanencia se desvanece y los nuevos cuyas plazas, como debe ocurrir con toda burocracia respetada por si misma, aumenta y aumenta en cada administración.
Otra muestra de esta preocupación jamás correspondida por las consecuencias burocráticas, ha sido a lo largo de varios sexenios la Contraloría o la secretaria de la Contraloría General de la Federación o su mutación en la inverosímil secretaría (panista) de la Función Pública, la cual –salvo prueba en contrario- no ha resuelto el grave problema nacional de la corrupción en el sector público, ni siquiera con la ejemplar captura de algún ballenato o de perdida pez robusto, como tantas y tantas veces se le prometió a la incauta población.
Ahora la nueva administración ha propuesto una apenas gestante Comisión Anticorrupción a como vaya a ser su nombre y apellidos, la cual en su nonata condición tampoco nos sirve para bendita cosa.
Pero lea usted esta joya:
“La Auditoría Superior de la Federación (ASF) entregó hace unos momentos a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados las observaciones de la Cuenta Pública 2012.
“Esta revisión fue practicada al último año de la administración del ex presidente Felipe Calderón, así como a los 32 gobiernos estatales, a los órganos descentralizados y a los poderes Legislativo y Judicial.
El titular de la ASF, Juan Manuel Portal, informó que en esta cuenta pública se realizaron mil 173 auditorías a 171 dependencias.
Del total de auditorías practicadas por la ASF, añadió Juan Manuel Portal, 11 fueron catalogadas como “forenses”, es decir, son fiscalizaciones donde se presume un manejo irregular de los recursos públicos ejercidos”.
Todo ese acucioso trabajo de miles y miles y millones de papeles, hojas y fojas, como dicen los leguleyos, se sintetiza en desvíos de fondos por más de 4 mil 300 millones de pesos y la presentación de 47 denuncias penales, cuyo resultados nos podemos ir imaginando: dos o tres empleados menores sancionados a la ligera y pare usted de contar.
No hay área fuera de la irregularidad y cabe decir, la palabra irregularidad no es sinónimo de robo o uso privado de fondos públicos; no es así. Puede ser una actividad fuera de norma, un sello mal puesto una firma faltante o un error de transcripción en un documento. La burocracia crea sus propias salvaguardas.
Lo notable es la vastedad del universo de la fallas, lo mismo en comisiones como la del Deporte (recibió un presupuesto de 5 mil 360 millones por recursos fiscales y reportó una erogación superior, con un sobre ejercicio de 226 mil 515 pesos) en los asuntos de la cultura donde la despachadora del gran cucharón le dejó a esta administración un boquete nada más de 500 millones de pesos pues se pusieron a gastar como para dar contento y hoy los presupuestos de la cultura están detenidos, suspendidos y sin posibilidades de reactivación inmediata. En fin, bastaría con leer los encabezados de la prensa (La Jornada) para tener una idea de lo amplio del desorden y lo escaso del remedio:
“Quebranto y desvío de fondos en último año de Calderón. La principal obra carretera de su administración tuvo un sobreprecio de 200%. Desaparecen 228 millones de pesos destinados a un programa del Conaculta. Opacidad en el manejo de los recursos del Seguro Popular en los estados”.
Pero a la larga la posibilidad de corrección y prevención de futuras “anomalías”, es nula o al menos muy escasa.
GUERRA.
Si alguien quiere hacer un recuento de las batallas entre los magnates cuyos imperios se disputan el futuro (y el mercado y las incalculables ganancias e influencia política y a fin de cuentas poder) de las telecomunicaciones en México, debería recordar un episodio ocurrido hace ya cosa de tres años cuando el Grupo Carso le retiró sus anuncios al duopolio televisivo.
Debería pasar por la fusión entre Televisa y Azteca en el negocio de Iusacell y también –entre otras cosas— por la asociación no definida claramente (como tampoco sus consecuencias legales) entre Carso y MVS para la operación de Dish, denunciada (el gato, la mano, el fuego y las castañas) por el diario El Financiero.
Supondría incluir también la controversia constitucional presentada por la Presidencia de la República (nada menos) para frenar los ímpetus judiciales por cuyos fallos la balanza se inclina en contra de la institucionalidad y también necesitaría recordar lo ocurrido el pasado viernes cuando el Instituto Federal de (las) Telecomunicaciones les ordenó a los concesionarios “mayores”, apegarse al must carry y el must offer y cesar su embestida contra Dish, quien de pleno derecho puede ofrecer los canales de la TV abierta a través de sus “antenitas rojas”.
Pero todo esto debe llegar a un buen fin si las rezagadas iniciativas para reglamentar la reforma de telecomunicaciones ya aprobada, ofrecen un paquete jurídico correcto, a favor de los ciudadanos; no de los concesionarios. Sólo así.
COOPERACIÓN. La destacada empresaria Angélica Fuentes Téllez hace una propuesta muy interesante en favor de las mujeres de Latinoamérica: para empezar, toma en cuenta a los hombres.
El eje central de su pensamiento es la “Conciencia
Cooperativa”: unir a las mujeres en torno de proyectos benéficos para ellas y sus comunidades. El mensaje resulta una bocanada de aire fresco ante la frecuente competencia entre géneros.
Angélica Fuentes, accionista y presidenta de “Omnilife-Angelíssima”, propone el trabajo en equipo como base del desarrollo, no sólo en el ámbito empresarial, sino también para cualquier actividad en la sociedad en general.
Y pone un ejemplo: trabaja con conciencia cooperativa por las adolescentes de “Girl Up”. Además de sus otras actividades AF Es “Defensora (femenina) Global”, nombramiento de las Naciones Unidas donde su trabajo es bien conocido y aceptado.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com