“…Dantes se sintió lanzado al mismo tiempo a un inmenso vacío hendiendo los aires como un pájaro herido de muerte y bajando, bajando, a una velocidad que le helaba el corazón. Aunque le atraía hacia abajo una cosa pesadísima que precipitaba su rápido vuelo, parecióle como si aquella caída durase un  siglo hasta que por último con un  ruido espantable, se hundió en el agua helada que le hizo exhalar un grito ahogado en el mismo instante de sumergirse. Edmundo había sido arrojado al mar con una bala de treinta y seis atada a sus pies. El cementerio del castillo  If, era el mar…”

Durante años el escape de Edmundo Dantés del Castillo de If donde purgaba injusta y terrible condena, según nos narró para la eternidad el enorme Alejandro Dumas, me parecía ejemplo de astucia, suerte, aprovechamiento de la oportunidad y recompensa al talento aventurero. La fuga como una de las bellas artes. Otro arte mayor, según nos dijo De Quincey es el asesinato.

Pero entre Alejandro Dumas, el padre de toda una literatura y Alejandro Rubido (Comisionado de Seguridad) hay una distancia ocupada hoy nada más por el más grave ridículo del gobierno actual en materia de justicia. La cárcel es el último eslabón de un  sistema judicial y administrativo.  Nadie, ni siquiera en los terrenos de mayor compromiso, solidaridad política, militancia o afecto puede hoy apostar un centavo por el prestigio de este gobierno.

No son lo mismo Montecristo y “Montealejandro”.

“…Y a continuó nadando con el brío y la fuerza de la desesperación. De repente parecióle que el firmamento ya oscuro, se ennegrecía más y más, y que una nube espesa y compacta bajaba hasta él. Al mismo tiempo sintió en la rodilla un dolor vivísimo. Con  su rapidez incomparable hízole creer la imaginación que aquello era le herida de una bala y que en seguida oiría le detonación del tiro, pero la explosión no sonó.  Dantés alargó la mano y sintió un  cuerpo resistente, encogió la otra pierna y tocó el suelo y reconoció entonces lo que se había figurado era una  nube. A veinte pasos se elevaba una nube de peñascos…”

Pero eso es una novela, una de las mayores de la historia de las letras universales. Esto no es una novela, es una desgracia:

“Monte Alejandro Rubido, Comisionado Nacional de Seguridad, confirmó que Joaquín “El Chapo” Guzmán, se fugó ayer por medio de un túnel en el penal de máxima seguridad (¡ji,ji!) del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez, Estado de México.

“El túnel  por el que escapó  ‘El Chapo’ mide más de mil 500 metros, estaba alumbrado, había tanques de oxigeno, así como una motocicleta adaptada sobre rieles para la tracción en la que es posible que se hayan transportado las herramientas.

“El túnel desemboca en un inmueble en obra negra ubicado en la colonia Santa Juanita al sur de la prisión, en donde se encontró «mobiliario, enseres y otros objetos que indican que había presencia de trabajadores o veladores.»

“A las 20.52 del sábado el reo entró en la zona de las duchas dentro de la estancia 20, en el pasillo 2, donde habitualmente los presos se bañan.

“Al ver que «El Chapo» no salía, los guardias entraron y descubrieron el agujero por el que se fugó.

“Al notar la ausencia del narcotraficante se desplegó un operativo de localización en la zona y en las carreteras de los estados circunvecinos.

“Monte Alejandro Rubido informó que  18 personas de distintas áreas del penal que encontraban cuando se fugó el ‘Chapo’ Guzmán fueron trasladadas a las instalaciones de la SEIDO para ser interrogados.”

“Guzmán estaba en  el penal de máxima seguridad (¡joy, joy!) del Altiplano desde febrero de 2014. Esta es la segunda vez que se escapa después de fugarse de la de Puente Grande, en la ciudad de Guadalajara en enero de 2001”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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