Cuando uno escucha la vehemencia como los opositores al gobierno censuran el ucase presidencial para llevarse la Guardia Nacional, a los dominios absolutos del ejército nacional, no queda sino mover la cabeza de un lado para el otro y decirles, pero si ustedes tienen la responsabilidad, ¿ahora por qué se quejan?


Expliquemos un poco este aparente sin sentido.

La Guardia Nacional nunca fue una necesidad. Se trataba de una corporación prevista en la constitución, como otras muchas cosas (por ejemplo, la plena de muerte suprimida apenas hace cosa de veinte años), cuya existencia estaba únicamente en el papel. Otras corporaciones la habían hecho innecesaria.

Ni siquiera a Felipe Calderón se le había ocurrido resucitarla. Fue una más de las exhumaciones del presidente Andrés Manuel, como llevar la presidencia presidencial al Palacio Nacional o convertir Los pinos en una casa de cultura donde conviven el cine y las tlayudas o cambiarle de nombre al Estado Mayor Presidencial, sin suprimir el batallón de Guardias Presidenciales.

La Guardia Nacional fue en esencia un maquillaje aplicado con el presto de la corrupción de la Policía Federal. Como si los militares por naturaleza sobrehumana fueran inmunes a la corruptela, pero era necesario respaldar el discurso anticorrupción con las n nuevas instituciones, las cuales además de innecesarias, resultaron sumamente onerosas.

México Evalúa ofrece los siguientes datos:

“…El presupuesto para la Guardia Nacional es de 62.8 mil millones de pesos (mmdp), un incremento de 70% (26 mmdp) frente a lo aprobado para 2021.

“Al mismo tiempo, las transferencias federales destinadas a la seguridad pública local se quedarán sin apenas cambio con respecto a 2021: 8 mmdp, monto 63% inferior (13.6 mmdp) frente al máximo de la última década, alcanzado en 2016.

“En retrospectiva, los recursos manejados por el Ejército (Sedena, Semar) han pasado de ser sólo 18% superiores (20 mmdp) a los de los entes civiles (PGR/FGR, SSPC y Segob) en 2018, a serlo en 271% (149 mmp) para 2022, si se considera a la Guardia Nacional como una rama del Ejército. La diferencia entre ambos gastos se amplió 7.5 veces.


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“La asignación del gasto del Gobierno para 2022 busca seguir fortaleciendo con recursos a las políticas para la militarización de la seguridad pública; sin embargo, al mismo tiempo se abandonan a los policías civiles y municipales”.

Pero más allá de los caprichos presidenciales y el reforzamiento de su retórica, ¿por qué existe la Guardia Nacional?

Pues porque los opositores no se opusieron. Los chillones de hoy, son quienes alzaron el dedo, dizque confiados en la “civilidad” futura de un cuerpo cuyo sólo nombre invoca la condición castrense. Y se hicieron, los ingenuos y votaron como si no supieran con quien trataban.

En febrero del 19 se publicó esto:

“…En el Senado de la República, por unanimidad, se alcanzó un acuerdo para aprobar un dictamen modificado que da paso a la creación de la Guardia Nacional, responsable de las tareas de seguridad pública para prevenir y atacar el delito en el territorio nacional”.

Después, en cascada vinieron las adhesiones legislativas de los estados para modificar la Constitución.

El presidente, con su idea e iniciativa, comió flanecito. Y todos –propios y extraños– le aplaudieron como focas.

Si bien es cierta la reserva (incumplida de origen) de cinco años para la plena “civilidad” de la Guardia, conformada casi de manera completa por soldados y comandada por un general, también es cierta la notoria (interesada) ingenuidad de quienes no quisieron ver la trampa puesta apenas hace unos meses: la modificación constitucional propuesta para llevar las cosas al verde olivo o, en su defecto, mandar un súper decretazo anticonstitucional para lograrlo, en los hechos, mediante un claro fraude a la constitución.

Pero parte de la responsabilidad de todo esto la tienen los legisladores de oposición cuya postura fue colaboracionista; no opositora, ni siquiera cuando se entregó el mando civil a un militar.

Como rifar un avión…sin avión. Votaron como momias (calladitos).


Rafael Cardona | El Cristalazo

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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