Si la noche del viernes cayó sobre el mundo político el bombazo de la separación electoral del Partido Revolucionario Institucional y la Nueva Alianza, cuyas causas, razones y hasta sinrazones (la unión misma) han sido explicadas como suele suceder, con medias verdades y verdades a medias, hoy sólo les queda a los protagonistas de tan sonado divorcio, a quienes sólo les faltó el consabido y comedido, no eres tu; soy yo, especialmente al PRI, controlar las consecuencias directas e indirectas de sus actos.
Dicho de otro modo, pensar en los efectos secundarios.
Como todo se originó por distribución injusta de posiciones legislativas y cuotas de poder y dominio, sería lógico (aun cuando en la política haya otra lógica) suponer resuelto el asunto en definitiva. Y no es así.
Los cargos en disputa –senadurías, diputaciones, orden en las listas plurinominales y demás—no encajan todos en la concesión o reparto derivas de la alianza. Quienes se sentían injustamente desplazados por la concesión de lugares en el Senado o la Cámara de los Diputados, ahora querrán luchar ya no por el dominio del partido sino por el suyo.
–Esta es la mía, dirán algunos exaltados e infatuados por la ausencia de aliados estorbosos.
La cancelación de la alianza, como un ejemplo, en Tabasco, no resuelve el pleito por el cual hasta los militantes han salido en caravana a protestar y quemar credenciales por la designación de Jesús Alí de la Torre en lugar de Luis Felipe Graham.
En Morelos la pregonada unidad en torno de José Amado Orihuela parece un lema de campaña pero no una realidad vigente, pues la pequeña mafia formada en torno de Manuel Martínez Garrigós amaga con actos de rebeldía.
Hoy el PRI debe recurrir a todos sus mecanismos de control para restablecer la armonía en sus filas. El Comité Ejecutivo se ha desprendido de los compromisos externos, pero no para caer en las confrontaciones. Quizá el Panal no era la alianza ideal, pero si se podría convertir en la enemistad innecesaria. Mejor resulta no buscarle por ese camino.
Si rompieron con Elba Esther Gordillo y le dieron espacio al cuidado de las formas y hasta la cortesía de insistir en la tersura de la separación sin violencia, no fue para irse de bruces al terreno de las luchas intestinas.
Si la ausencia de un tercero le hace escuchar al insaciable “Niño Verde” el tronido monocorde de sus chicharrones y se cree legítimo beneficiario en el reparto, las cosas se pondrían realmente complicadas. Los “verdes” solos no valen nada y si lo hacen sería apenas para salvar su registro, en el mejor de los casos.
TARAHUMARAS
Mientras muchas personas se preguntan dónde está el comisionado panista para los pueblo indígenas, el chihuahuense Luis H. Álvarez en medio de esta crisis de sequía cuyas dimensiones han agravado las condiciones de los tarahumaras, entre otros, hasta llevarlos al límite de la hambruna, el Gobernador César Duarte, hace malabares con la ayuda proveniente de todo el país para asegurarse de llevarla con oportunidad (si aún la hubiera) a las zonas más alejadas e inhóspitas de la sierra.
Mientras todos ayudan, el gobierno federal –dice—niega hasta la gravedad de la sequía. Y todo con tintes electoreros.
SENADO
No quiere esto decir, ya la hicieron, pero estos son algunos de los anotados en las listas del PRI para el senado. Destaca el caso de Sinaloa donde se incorpora a un maestro (Daniel Amador, ex dirigente del magisterio en el estado) para dejar en claro con quien se ha roto en la Alianza. No con los profesores. También es notable el caso de Chihuahua donde queda anotada Lilia Merodio, ex diputada y ex representante de Duarte en el DF. Regresan a la escena en Aguascalientes, Miguel Romo y Enrique Burgos en Querétaro, se nomina a 18 mujeres en un inusitado esquema de equilibrio de género.
Estos son algunos nombres por cada estado de la República.
Baja California Sur, Ricardo Barroso, ex candidato al Gobierno del estado; Campeche, Raúl Pozos, ex Secretario de Desarrollo Social del estado; Chiapas, Roberto Albores, ex dirigente del PRI en Chiapas; Chihuahua, Lidia Merodio, ex diputada federal; Coahuila, Hilda Estela Flores, ex dirigente de Mujeres en el estado; Colima, José Ignacio Peralta, ex alcalde de la capital del estado; D.F.,
Araceli García Rico, dirigente de Mujeres de CNOP; Durango, Leticia Herrera, ex diputada local; Guanajuato, Bárbara Botello, ex dirigente del PRI en el estado; Guerrero, Claudia Ruiz Massieu, ex diputada federal; Hidalgo, David Penchyna; Jalisco, Arturo Zamora, ex diputado federal; Estado de México,
Ana Lilia Herrera, ex alcalde de Metepec; Michoacán, José Ascención Orihuela, Secretario Ejecutivo de la CNOP; Morelos, Francisco Moreno, ex diputado federal; Nayarit, Margarita Flores; Nuevo León, Marcela Guerra, ex diputada federal; Oaxaca, Sofía Castro, diputada federal; Puebla, Blanca Alcalá, ex alcalde de la capital; Querétaro, Enrique Burgos, ex gobernador del estado; San Luis Potosí, Victoria Labastida, ex alcalde de la capital; Sinaloa, Prof. Daniel Amador, ex dirigente del magisterio en el estado; Sonora, Claudia Pavlovich, ex dirigente del PRI en el estado; Tabasco, Candita Victoria Gil, ex rectora de la Universidad del estado; Tlaxcala, Anabel Avalos, ex dirigente del PRI en el estado; Veracruz, Héctor Yunes, ex dirigente del PRI; Yucatán, Angélica Araujo, ex alcalde de Mérida y Zacatecas, Alejandro Tello, ex Secretario de Finanzas del estado.