Ya no tiene ahora mucho caso saber cómo fue posible sonorizar una reunión supuestamente privada ni cómo llega un hombre de tanta sagacidad como Andrés Manuel a perder la cautela ante un auditorio lejano a la incondicionalidad partidaria o el amoroso republicanismo, pero el caso ya ocurrió y la lengua no conoce reversa ni tampoco utilidad en el arrepentimiento.
Por eso los chistes pululan en el bisbiseo incómodo de las redes sociales.
–¿Si pierde “El Peje” se va a la chingada?
–Pues sí, pero si gana los demás mexicanos allá nos iríamos, dicen los autores de tan fáciles gracejos.
Pero sobre todo serían necesarios dos análisis así sea a vuela pluma. La declaración del candidato de las izquierdas lo coloca fuera de la línea tradicional de otros persistentes hombres de esa misma tendencia ideológica.
Más allá del sonoro y remoto domicilio (una finca solariega heredada, dicen, de sus padres en el municipio de Palenque, Chiapas) en cuya jocosa denominación se advierten reminiscencias callistas, pues así llamaba Plutarco a su casa de Cuernavaca, la frase implica la cancelación de un tercer intento, lo cual desde ahora le abre la puerta al siempre oportuno Marcelo Ebrard quien ya se siente en la pista de entrenamiento para el 2018 y de eso presume con la exhibición pública de su vigor juvenil.
Vale la pena ver la reacción marceliana:
–Señor –le preguntaron–, el día de ayer Andrés Manuel López Obrador se reúne con desarrolladores inmobiliarios, reconoce que en esta carrera hacia la Presidencia en algún momento se sintió cansado o con falta de vigor y literal dijo: ‘si en esta pierdo me voy a la chingada’, ¿qué opinión le merece esta reacción o este comentario de Andrés Manuel López Obrador?
–Bueno, no hay que irse tan lejos, se puede ir uno a su casa o lo que sea.
“Lo que diría es, bueno, yo sé que él lleva una campaña muy intensa pues probablemente con tantos eventos que tiene… pues es muy pesado. Pero lo que está diciendo es que no está obsesionado, sino que él va a luchar por eso, pero que no es una obsesión. Me imagino que ese es el mensaje.
–Son seis años de campaña, son seis años.
–Son seis años.
–¿Y el vigor y la fuerza a usted si le alcanzan para el 2018?
–Soy joven, estoy joven”.
Así pues nuestro joven y rejuvenecido jefe de Gobierno, como quien dice ejerce su derecho de apartado y le dice de manera indirecta a quien lo ha construido políticamente (al menos hasta llegar a esta etapa), no te olvides de los turnos, dos intentos ya son muchos y ahora voy derecho y no me quito.
La frase de Andrés Manuel, se inserta sin mayor intención, como la primera gran aportación al catálogo de lo inolvidable en este accidentado periodo de nuestra historia. Al menos de nuestra historia electoral.
País devoto de las frases y los lemas; los apotegmas y las ocurrencias verbales, México tiene suficiente si logra una oración memorable. Del “haiga sido como haiga sido” al “si pierdo ésta me voy a la chingada”, los jocundos espectadores del circo electoral ya tienen huesito para roer en tuitazos y mensajes de telefonía:
–¿Ya viste lo del Peje?
Si la fraseología contemporánea no alcanza la dureza del mármol perdurable, sí logra al menos su inscripción en el “trending topics” de las redes sociales por cuya equívoca naturaleza Porfirio Muñoz Ledo está infartado y Miguel de la Madrid está muerto, para no ir más lejos.
INTERCAMPAÑA
La frase ya citada y comentada fue la última enorme aportación a la grillería antes del viscoso periodo “inter-campañas”, el cual ni existe ni nada significa excepto la oportunidad de consolidar las muchas oposiciones la reforma electoral del 2007 cuya compleja factura parece ser descubrimiento reciente, pues no hubo nadie en todos estos años empeñado en cambiarla, modificarla, enderezarla o todo cuanto hiciera falta para ordenar el proceso.
Sin embargo hoy la ley electoral parece ser el único y verdadero peligro para México. Al menos así la presentan quienes se sienten lesionados por ella en sus intereses comerciales. ¿Quiénes? Los concesionarios de la radio y la TV.
No es novedosa su oposición ni esencialmente injusta. La prohibición de comprar tiempo para promoción electoral afectó no sólo las finanzas de los concesionarios agrupados en la beligerante y intocable Cámara de la Industria de la Radio y la TV, sino también su capacidad de incidencia electoral.
Hasta hace poco tiempo los debates, cuya organización ahora recaen en el IFE, estaba completamente en manos de los barones del aire. Ellos convocaban a los candidatos y designaban a los moderadores y rentaban el WTC para convertirse, así fuera por un día, en autoridades electorales.
Y estaba bien pues no había previsiones jurídicas para los encuentros de análisis y discusión entre candidatos.
Pero una cosa es, y esta columna lo ha dicho, TRANSMITIR debates por televisión y otra hacer debates DE televisión. No es materia de la CIRT la educación cívica, política, democrática de los ciudadanos ni tampoco la tutela de los procesos electorales. Y si esa fuera su misión malamente la cumple la industria con la programación habitual el resto del tiempo.
Hoy las cosas son distintas. Así dice la ley:
“Artículo 70
“1. Con motivo de las campañas para Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, el Instituto coordinará la realización de dos debates entre los candidatos registrados a dicho cargo, conforme a lo que determine el Consejo General.
“2. Los debates serán realizados en el día y hora que determine el Consejo General, escuchando previamente la opinión de los partidos políticos. En todo caso, el primer debate tendrá lugar en la primera semana de mayo, y el segundo a más tardar en la segunda semana de junio del año de la elección; cada debate tendrá la duración que acuerde el Consejo General.
“3. Los debates serán transmitidos, en vivo por las estaciones de radio y canales de televisión de permisionarios públicos, incluyendo las de señal restringida. El Instituto dispondrá lo necesario para la producción técnica y difusión de los debates. Las señales de radio y televisión que el Instituto genere para este fin podrán ser utilizadas, en vivo, en forma gratuita, por los demás concesionarios y permisionarios de radio y televisión. El Instituto realizará las gestiones necesarias a fin de propiciar la transmisión de los debates en el mayor número posible de estaciones y canales.
“4. Las estaciones y canales que decidan transmitir, en vivo, los debates a que se refiere el presente artículo, quedan autorizadas a suspender, durante el tiempo correspondiente, la transmisión de los mensajes que correspondan a los partidos políticos y a las autoridades electorales.
“5. Las reglas para los debates serán determinados por el Consejo General, escuchando previamente las propuestas de los partidos políticos.
6. El Instituto informará, en el tiempo de radio y televisión que para sus fines tiene asignado, la realización de los debates a que se refiere el presente artículo”.
Cómo se ve Lutero no ha metido las manos en esta iglesia. Y eso ha dejado furiosos a quienes se beneficiaban del anterior estado de las cosas, por eso han ejercido todo tipo de presiones para hacer otros debates y han “cucado” (diría AMLO) al público por el ataque a la libertad expresión, como si se tratara del gobierno de Ecuador frente a los editores de “El universo”.
Y el IFE ha cedido en todo esto mediante el burocrático procedimiento de crear una comisión para ver si se hacen o no debates al margen del artículo 70 del Cofipe, como lo ha explicado (a medias) el señor consejero, Sergio García Ramírez.