Comienza con rapidez de vértigo la actividad política del año electoral y no le alcanzan los días a enero para las sorpresas y los desgajamientos. En otros lugares hay candidaturas de unidad bajo la conducción de un partido (el PRI) cuyas lecciones de perniciosa división han sido al parecer bien aprendidas.
Pero por lo pronto hagamos un somero repaso de algunas cosas. Comencemos por el ruinoso PRD.
Independientemente de si Alejandro Encinas es un cuadro de alta importancia en el Partido de la Revolución Democrática, este desmembramiento y esta, pudiéramos llamarla, hemorragia interna de verdadera sangría en el PRD, no es augurio de éxito para sus próximas intenciones electorales, ni siquiera en la Ciudad de México.
No podemos olvidarlo: las personas con los cargos más importantes en el PRD en la historia de este partido han sido jefes de Gobierno en el Distrito Federal y ya no están más ahí.
Ni Cuauhtémoc Cárdenas, ni Rosario Robles, ni Alejandro Encinas, ni Marcelo Ebrard, que está y no está ni, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador. El partido construyó una plataforma para encumbrar figuras políticas para aplicar el programa del PRD a la ciudad más importante de la República Mexicana; implantaron la noción de los programas sociales de gran beneficio para grupos marginados, y hoy todas estas personas se van del partido. Todos alejados de la simulación, todos divorciados.
¿Qué le queda hoy al PRD? Algunos han dicho: «le queda el cascarón».
¿Ese cascarón podrá conservar la fuerza de cuando no tenía competencia real en la izquierda, sino puros satélites por todas partes? Yo lo veo muy difícil. Yo veo que el crecimiento de Morena es absolutamente vertiginoso, rapidísimo, es de una velocidad increíble. Ya tiene su fracción en la Cámara de Diputados, ya tiene sus prerrogativas, ya tiene su registro y, sobre todo, ya tiene algo muy importante, algo para decirle a los electores. Ya tiene una oferta política probada.
Y junto a eso están los otros partidos metidos en problemas. Hoy el PRI define su candidato de unidad para un gobierno hoy de alta importancia derivada de la Reforma Energética.
Campeche va a ser el estado más importante del sureste mexicano, absolutamente por encima de Tabasco y por encima de cualquier otra región petrolera. Ahí se va a producir el estallido energético mexicano en las nuevas condiciones.
Hay varios posibles, pero uno casi seguro. Está Raúl Pozos, está Renato Sales, (inaudible) y está Alejandro Moreno, quien fue senador y la peleó contra el actual gobernador y la perdió, y ahora en las encuestas está hasta arriba.
Y el domingo vamos a ver si se registra. Será fácil, dicen algunos, por su cercanía con el grupo del presidente Peña, quien sanciona las decisiones finales, muchas veces con auxilio de las encuestas. Y eso le beneficia a Moreno por ambos lados.
Pero mientras en un partido estamos viendo el desgajamiento, en otro lado estamos viendo (en el Partido Acción Nacional) , la instauración del caciquismo maderista.
Lo de Gustavo Madero con el PAN es verdaderamente sorprendente, ya se quedó con todo. Como dicen en los pueblos, ya se llevó el santo y la limosna.
–¿Por qué?
–Porque está haciendo su santa voluntad. Ya va a poner a un nuevo coordinador en la Cámara de Diputados, ya va a quitar a Isabel Trejo y va a poner a Ricardo Anaya quien le cuidó la silla de presidente del CEN durante todos estos pocos meses recientes.
Como dijo el cartonista Calderón: “El partido soy yo”; ha dicho Gustavo Madero.