Provinciano a más no poder el lema de los zacatecanos afines al senador rebelde con causa; «de aquí pa’l real todos con Monreal» o algo parecido, pero a tirones y jalones, como quien empuja para entrar al atestado vagón del Metro, así se sube Ricardo al templete, esa plataforma tan cercana al cielo de los elegidos desde la cual sólo es dable loar al creador, al oportuno señor de los tiempos perfectos y precisos; para entrar en el reino de las corcholatas, el talego de las oportunidades, la verdadera rifa del sexenio, porque si no fuera así, si no se le considerara en el selecto grupo del cual Mario Delgado, sin autonomía ni idea propia posible, lo había desplazado, no se entendería como rejegos y a medias los ortodoxos recularon, (reculantes o reculeros), en cuanto el desdeñoso desplazamiento al cual sometieron al hombre de Plateros, en aquella asamblea toluqueña cuando la otra perra brava mordía hasta a los de la casa, en el tiempo inaugural de este método de acarreo simultaneo en cuya ronda cada quien juega el suyo, como si todos fueran Juan Pirulero, pero ahora ya quedan dos bandos definitivamente claros: los anhelantes «pisoparejistas» (Marcelo y Ricardo), contra los sumisos y obedientes, como Claudia y Adán, quienes se desgañitan en proclamar su afinidad, dependencia, fidelidad y sumisión hacia el gran líder, porque como dijo el augusto Adán, en un insólito y arriesgado desplante de valentía crítica:»…Aquí no es un asunto de sumisión o de rebeldía, es un asunto de entender lo que significa la Cuarta Transformación de la patria y es de estar solidarios, acompañando a Andrés Manuel López Obrador..», lo cual lo define claramente en el viejo estilo de agradar para conquistar; decir con el reloj en mano, usted me dice la hora, señor presidente, porque lo mismo proclama doña Claudia Sheinbaum a quien sus seguidores le han colgado el dependiente logotipo de «Te AMLO, Claudia», pero la «O» no es una vocal, es un corazoncito rojo, como ese emblema de la ciudad de Nueva York, con el pronombre, el corazón y las siglas de la ciudad, debido a Milton Glasser, pero esa es cosa aparte, ahora los «Amlovers» ya tienen una derivación de supervivencia sexenal, según ellos, ya son «Claudivers» o quien sabe cómo se nombren, pero la jefa de gobierno, huérfana de personalidad en el templete (y fuera de él),elogia, lagotea, adula y lambisconea a su jefe, con frases tan ñoñas como estas: «…Nosotros tenemos una tarea, todos, todas: la unidad, y miren, la unidad se hace con base en la lealtad, en las ideas, en los ideales, en los anhelos del pueblo; y ahí está la unidad de Morena”, lo cual es tan insulso y neutro como un huevo sin sal o un beso de suegra, y contrasta con las frases de acusación velada del senador por Zacatecas, quien alza la voz a la mitad del foro y echa de su ronco pecho: «Es indispensable fijar reglas claras para designación de dirigentes políticos, se requieren reglas consensadas con la militancia para seleccionar dirigentes y gobernantes, mecanismo claros, reglas claras, piso parejo, reglas equitativas para que la gente decida, sólo la gente; no la imposición, no a la decisión de grupos de poder”, proclama del todo innecesaria, porque las reglas son reglas son claras cuando claro está quien manda en Morena, quien decide en Morena, quién es el dueño de Morena y quien es Morena, porque el misterio de la trinidad dejó de existir, aquí hay muchas personas en un sólo dios verdadero, frente al cual no valen interpretaciones heréticas: en Morena, ¿no se han dado cuenta?, manda el pueblo, ¿y quien ese ese señor ? …el grillo cantor, así pues, no se hagan bolas, el candidato, es Andrés.

Jesuitas

Típico de Jesuitas… «hemos roto el diálogo con el gobierno… del Estado». ¿Y el río de sangre en el país era puro cuento?


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Author: Rafael Cardona

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