Por: Guillermina Gómora
Por enésima ocasión, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano convoca al pueblo de México a movilizarse. La estructura mental del ingeniero se maneja en dos planos: uno ideológico y otro genealógico, y la genealogía no es un asunto de ascendencia, sino también de descendencia; el águila que cae es también el águila que se eleva y hoy se vuelve a colocar al frente del Partido de la Revolución Democrática que fundó.
Se niega a ser un referente moral y simbólico de la llamada izquierda nacional. Él quiere acción y quizá ––¿por qué no?–– una plataforma política con miras al 2018, no para él, probablemente para su hijo Lázaro Cárdenas Batel. El pretexto, la defensa de la industria petrolera.
Como en los viejos tiempos, pero con un quórum simbólico en un deslucido acto, Cárdenas anunció en la explanada del Monumento a la Revolución que encabezará una campaña para realizar una consulta nacional con carácter vinculatorio sobre la reforma energética, para echar abajo los cambios a los artículos 27 y 28 constitucionales que pretende el Ejecutivo federal.
El ingeniero lanzó el reto a los perredistas y el desafío al gobierno priista al afirmar: “Les digo, yo, desde ahora, dejaré otros asuntos y me lanzo de lleno a preparar esta campaña. Sé que muchos compañeros, por todo el país, acompañarán este esfuerzo. Recojamos firmas por toda la República”. ¿Acaso dejará de ser el canciller del gobierno capitalino? Su jefe, Miguel Ángel Mancera, por cierto ausente en el evento, dice que nada sabe de esta decisión.
Lo cierto es que el amago perredista fue lanzado por su líder moral bajo la figura del referéndum, contemplado en el artículo 35 constitucional, reformado el 9 de agosto del 2012, pero aún sin reglamentar. Todo parece indicar que el PRD busca una lucha de largo plazo. Es decir, si no ganan la batalla en el Congreso, la pelearán en la calle y la llevarán casualmente hasta las elecciones federales intermedias del 2015.
Para variar le apuestan al desorden, juegan en dos vías: por un lado siguen ligados a los deseos rijosos de Andrés Manuel López Obrador que amenaza con defender el petróleo mediante diversas protestas callejeras, incluida la planeada para el próximo 8 de septiembre en el Zócalo, y por otra parte utilizan la figura del cardenismo representado por su hijo para quitarse la etiqueta de violentos y dar una batalla mediática plagada de simbolismos y de referencias histórico-revolucionarias.
Sólo hay que revisar el discurso de Cuauhtémoc Cárdenas en el Monumento a la Revolución, donde se destacan algunas perlas: “Estamos reunidos hoy para reafirmar nuestra convicción patriótica, revolucionaria y progresista”; “La iniciativa del gobierno para reformar los artículos 27 y 28 de la Constitución es una iniciativa privatizadora, dígase lo que se diga. Es una iniciativa que va contra el interés general de los mexicanos. Es sin lugar a dudas, una iniciativa lesiva a los intereses de la nación, una iniciativa antipatriótica. ¿Dónde pues cabe pretender sustentar esta retrógrada reforma en la figura de Lázaro Cárdenas? Es falaz la utilización que se hace del nombre de quien encabezó la lucha por el rescate y pleno ejercicio de la soberanía de la nación en el siglo XX”.
Ya que hablamos de simbolismos y costumbres, el tres veces candidato a la Presidencia de la República recordó sus viejos tiempos de campaña y se lanzó caminando desde el Monumento a la Revolución a la sede del Senado ubicado en Reforma. El gesto adusto y sombrío que mostró durante el evento desapareció al tomar la calle, como en otras épocas codo a codo con Alejandro Encinas, Jesús Zambrano y otros perredistas que recorrieron las calles entre la gente que se arremolinaba. Cárdenas sonreía y agradecía con la cabeza las muestras de solidaridad y afecto que le manifestaba la gente.
La resurrección del hijo del General estuvo acompañada por el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien no subió al presídium, se quedó en la zona VIP, con Manuel Camacho, Jesús Ortega, Carlos Navarrete, actual secretario del Trabajo capitalino, que en horas de oficina se escapó para acudir al evento, y Pablo Gómez. En el templete principal escoltaron a Cuauhtémoc los líderes del PRD nacional y capitalino, Jesús Zambrano y Raúl Flores, respectivamente, así como los coordinadores en las cámaras de Senadores y Diputados, entre otros legisladores y perredistas.
A la presentación de la reforma energética perredista no acudió ningún gobernador del sol azteca. Graco Ramírez, de Morelos, fue anfitrión del presidente Enrique Peña, en el arranque del ciclo escolar 2013-2014; casualmente ha manifestado su apoyo a la propuesta de reforma energética del Ejecutivo federal. Ángel Aguirre, de Guerrero, ni sus luces, como está la situación en su estado prefirió quedarse, aunque también ya le hizo guiños al proyecto tricolor; y Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del DF, bendijo su suerte, pues ayer se realizó la reunión plenaria de los diputados perredistas, donde fue invitado, y de ahí voló a Sinaloa para una reunión de la Conago.
Aunque no se librarán de revisar el documento y de un jalón de orejas a decir de los dirigentes del perredismo, quienes confirmaron a este espacio que en los próximos días se reunirán con ellos y con los líderes en el Congreso, así como con otras figuras influyentes en los círculos políticos para afinar su estrategia de defensa y planteamiento de su proyecto que sugiere mantener intactos los artículos 27 y 28 constitucional, y sólo promueve 12 modificaciones a leyes secundarias; una nueva ley para Pemex, un nuevo régimen fiscal, autonomía de gestión y sugiere sacar al sindicato y a la Secretaría de Hacienda del Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos.
El juego está abierto, hay tres propuestas y un solo camino: la modernización de Pemex. Ojalá que las razones y los argumentos se impongan a las pasiones. La violencia sólo genera más violencia. El Pacto por México es de nuevo el escenario donde se podrían conciliar posiciones que parecen irreductibles.
Vericuentos
¿Legislación fast track?
Para nada, afirmó el coordinador de los senadores priistas, Emilio Gamboa Patrón, a los reporteros que lo cuestionaron sobre la propuesta perredista en materia energética. Viejo lobo de mar en el Congreso, sabe que el cabildeo y los acuerdos son imprescindibles para obtener luz verde en la propuesta tricolor. Respecto de las protestas anunciadas dijo: “lo único que pedimos en estas convocatorias a las marchas es que sean marchas que respeten a la ciudadanía, que sean en paz y en tranquilidad”. No se sube al ring.
¿Oportunismo?
Seguramente recapacitó el senador Mario Delgado sobre su ausencia en el evento del Monumento a la Revolución, donde estuvo su sensei, Marcelo Ebrard, y a unas dos calles de la sede del Senado llegó corriendo con el saco en la mano para incorporarse a la marcha que encabezaba, Cuauhtémoc Cárdenas. La foto es lo suyo. En las escalinatas de la puerta de Paseo de la Reforma se colocó en primera fila.