Casi todos conocemos el viejo chiste sobre los economistas y los otros profesionales. Para quien lo haya olvidado va este refresco memorioso.
Víctimas de un naufragio un economista, un médico, un ingeniero y un economista se hallaron de pronto frente al problema de su alimentación Como todo recurso había una lata de atún inexplicablemente llegada a sus manos después de la tormenta. Pero no tenían como abrirla.
El ingeniero propuso usar la fuerza de la gravedad: subir a una peña cercana y arrojar la lata al vacío. La fuerza gravitacional de 9.11 metros por segundo, la rompería y podrían comer. El médico previno de los riesgos de contaminación por ese rotundo procedimiento y también la posibilidad de contaminar las porciones derramadas tras el impacto. Pidió además buscar la fecha de caducidad para prevenir una intoxicación por botulismo o algo parecido. Nadie le entendió claramente.
Pero el economista, satisfecho de su audacia abordó el problema de manera impecable. Supongamos, para comenzar, tenemos un abrelatas. Lo demás será asunto del reparto de la riqueza…
Ese cuento se parece a las opiniones vertidas a este diario por tres analistas financieros entrevistados por “Crónica” en torno del precio del petróleo y su vinculación con la economía mexicana.
Dicen los sabios economistas:
“El promedio del barril de petróleo que permitiría cubrir el presupuesto para el 2016 e impulsar el desarrollo económico debería ubicarse en 60 dólares en promedio durante el 2015; aunque en un clima de volatilidad es muy difícil hacer predicciones en el corto plazo. Por lo pronto, el principal beneficiado —en la caída de los “petroprecios”— es Estados Unidos y con este los exportadores mexicanos, coincidieron tres analistas entrevistados en exclusiva por “Crónica” en torno a las expectativas del mercado petrolero”.
Rodolfo Campuzano, director estratégico de portafolio del Grupo Financiero Invex; Carlos Serrano Herrera, economista en Jefe de BBVA Bancomer y María Fonseca Paredes, directora del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, son los especialistas cuya sabiduría nos dice con toda claridad: resultaría ideal tener un abrelatas cuando no se sabe cómo abrir el atún.
Pues sí, un precio de 60 dólares es mejor. Y mucho más si llega a 90.
Y también nos dice:
«Los fenómenos de volatilidad no terminarán en un mes, sino que lo veremos durante todo el trimestre o incluso en un periodo más prolongado, pues no detectamos que un factor pueda detener la caída e impulsar los precios. Por el contrario, seguirá declinando porque los productores no harán nada para aumentarlos…»
En esas condiciones debemos recordar la especulación sobre la cual se hizo el presupuesto de este país: 79 dólares. ¡Ay!, tan lejos, tan lejos.
Pero esas consideraciones econométricas, especulativas, de alta capacidad prospectiva y de tan difícil cumplimiento en las duras horas de la realidad, mueven una vez más a las frases de antaño.
–¿Cuál fue la mejor enseñanza de su padre?, le dijeron a un hombre en el sepelio de su genitor.
–Me dijo, acuérdate hijo, vale más ser rico que pobre.
–¿Algo supera a la riqueza, padre?
–Sí; la mucha riqueza, hijo.
CINISMO
Tras las palabras de Armando Ríos Piter sobre la vigencia política de Ángel Aguirre Rivero, ahora viene la candidatura de su hijo, una especie de Tony Soprano en Caleta, Caletilla. Como la estupidez humana y el, universo, el cinismo no conoce límites. El PRD tampoco.