El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, específicamente la oficina de la magistrada Mónica Soto, generó un cuello de botella a las quejas contra la actividad proselitista adelantada de los candidatos morenistas a la presidencia de la República.
Las quejas, particularmente las que implican medidas cautelares contra ese proselitismo morenista artero y contrario la legislación electoral, se atoraron en la oficina de Soto, quien lleva 15 días sin resolver si debe ordenarse o no la suspensión de las giras de Ebrard, Sheinbaum, Adán López y otros disfrazados de candidatos a “la coordinación del Movimiento de Regeneración Nacional”.
El atorón en el Tribunal electoral se agravó a partir de esta semana, luego de que el Instituto Nacional Electoral comenzó a emitir resoluciones que no afectan la libertad con la que se han movido hasta ahora los candidatos a suceder a AMLO desde el oficialismo se han saltado la ley. Es obvio que estas decisiones serán impugnadas, sobre todo ahora que la oposición imitó el camino morenista para lograr un candidato común, y esto terminará por ser revisado en el pleno del Tribunal Electoral para determinar su legalidad.
Soto recibió desde los primeros días de junio la queja del emecista Jorge Álvarez Maynez, misma que debe analizar y determinar la procedencia de medidas preventivas para que las corcholatas amlistas detengan su proselitismo malamente disfrazado.
Otras quejas similares no pueden avanzar hasta que este cuello de botella no se resuelva.