Inolvidable aquel gracejo de Agustín Barrios Gómez cuya pronunciación en nuestro tiempo sería políticamente incorrecta (pero no por ello menos exacta).
“Afriquita”, le decía a este país del cual –no obstante– fue embajador (y buen embajador) en Suiza y Canadá.
Cuando uno se entera de los secuestros masivos en México (la tragedia de los 43 de Iguala así comenzó; con un secuestro) se da cuenta de cómo nos aproximamos a la unicación aquella de Don Agustín.
Y también comprendemos cómo la Cuarta Transformación cumple de otra manera sus grandes proyectos en un incomprensible juego dialéctico. Se nos ofreció un sistema de salud como el de Dinamarca y nos dieron a cambio un sistema de inseguridad y secuestros como el de Nigeria.
Si bien en Sinaloa los “levantones” nada más son “cosas que pasan”, en un estado donde según el rudimentario gobernador Rubén Rocha Moya (cuyo triunfo electoral se dio gracias al secuestro fugaz de algunos opositores el día de los comicios) nada grave sucede, esta noticia nos lleva directamente a Lagos:
“ (Forbes).- El presidente Andrés Manuel López Obrador, informó este lunes que al menos mil 800 soldados mantienen un operativo en Sinaloa, para buscar a las ocho víctimas restante de un secuestro masivo de 66 personas, aunque reconoció que solo hay 3 detenidos por el caso…”
Sesenta y seis personas capturadas por la delincuencia en un santiamén. Toda una “nigeriada”.
–¿Por qué?
Pues por cosas como estas:
(Human Rights Watch).- Las bandas de delincuentes y la insurgencia asolan el norte de Nigeria de este a oeste, y una nueva oleada de secuestros masivos parece demostrar que las autoridades son incapaces de proteger a la población.
“Ayer mismo se denunció el secuestro de más de 87 personas en la comunidad de Kajuru, en el estado de Kaduna.
“El 9 de marzo, grupos de delincuentes conocidos como «bandidos» atacaron un internado de la aldea de Gidan Bakuso, en el estado de Sokoto, y secuestraron a 15 niños mientras dormían.
“Dos días antes, unos bandidos secuestraron a 287 estudiantes, entre ellos muchas niñas, en la escuela secundaria pública de la localidad de Kuriga, en el estado de Kaduna (…)
“…No es exactamente nuevo, por supuesto, estos secuestros masivos han sido un problema en todo el norte de Nigeria desde que Boko Haram secuestró a 276 colegialas de Chibok en 2014. Aquella atrocidad desencadenó el movimiento #BringBackOurGirls, que recibió una enorme atención internacional.
“Aun así, la reciente oleada de secuestros masivos es estremecedora, y la pregunta clave sigue siendo: ¿dónde están las autoridades?”
“¿Por qué no pueden proteger a la gente de los delincuentes y los insurgentes?
“Las fuerzas de seguridad del gobierno afirman que están trabajando para conseguir la liberación segura de los secuestrados.
“Los delincuentes exigen a veces el pago de rescates, pero las autoridades son reacias a hacerlo, pues no quieren recompensar el bandidaje y fomentarlo aún más. Las fuerzas de seguridad también destacan las dificultades para llegar a las remotas zonas boscosas donde están retenidas las víctimas.
“Garantizar su liberación segura es esencial, por supuesto, pero las autoridades nigerianas también se enfrentan a lo que quizá sea un reto aún mayor: evitar más secuestros, sobre todo de estudiantes vulnerables, sin que las frustradas fuerzas de seguridad cometan abusos contra aquellos a los que están rescatando, como han hecho en el pasado.
“En última instancia, lo más decisivo para poner fin a estos horribles secuestros masivos en el norte de Nigeria -y a los abusos que se observan en las respuestas de las fuerzas de seguridad- es, como dice la experta Anietie Ewang, exigir responsabilidades a los autores.
“Si la gente sigue saliendo impune de crímenes tan horribles, estos crímenes horribles seguirán ocurriendo”.
Tanto allá como acá, la impunidad es el motor y la garantía de estos crímenes…
“Bawo ni o ṣe lẹwa ni Sinaloa” quiere decir, en Yoruba, que bonito es Sinaloa .