Al parecer el capricho de imponer a la psicóloga Rosario Piedra en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos comienza a salir caro. Quizá muy caro, sobre todo para la institución: cada renuncia, como la de Jesús Orozco, hace poco, y quienes antes de él abandonaron el consejo consultivo, les abre la puerta a los incompetentes por venir.
Mal si los consejeros se quedan como figuras decorativas y peor si se van en una muestra de comprensible dignidad. La CNDH hace agua por todas partes.
Más allá de los evidentes desatinos propios de la ineptitud (superemos ya la ilegalidad de su designación), aparecen ahora signos preocupantes y evidentes de perversidad.
La carta de renuncia del maestro Jesús Orozco al Senado de la República, —no es primer caso—, en la cual describe un terrorífico panorama en la dicha comisión, supera en elocuencia y precisión cualquier análisis periodístico. Las voces cercanas superan el sentido y necesidad de la critica.
Dice Orozco en la carta enviada a la presidente del Senado, Mónica Fernández (cómplice del agravio institucional, por cierto):
“Me veo precisado a presentar ante esta H. Cámara de Senadores, mi renuncia al cargo honorífico como miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en virtud de que a más de cien días de haber tomado posesión y como se demuestra con la documentación anexa, la gestión de la Mtra. Maria del Rosario Piedra Ibarra, como titular de la propia CNDH se ha caracterizado por:
“1.-Obstricción a las atribuciones del Consejo Consultivo.
“2.- Desapego e inobservancia del maco legal aplicable.
“3.- Lo más grave, omisiones que se han traducido en que la CNDH ni cumpla cabalmente condal misión constitucional de protección de los Derechos Humanos de las víctimas en temas tan delicados como el rezago que enfrenta la institución, la prevención y erradicación de la tortura, la atención a migrantes, periodistas y personas defensoras de derechos humanos, así como el acceso a la salud, y abasto de medicinas, por citar algunos.
“Lo anterior impide que el Consejo Consultivo ejerza sus atribuciones constitucionales y legales, y que la CNDH funcione adecuadamente, lo cual me lleva a la convicción de que en este momento soy mas útil a la causa de los Derechos Humanos desde la academia y el activismo como defensor y parte de la sociedad civil.
“Aspiro a que esta difícil decisión sirva también como un llamado respetuoso, pero enérgico, para que haya una rectificación urgente por parte de la titular de la CNDH a fin de que permita el, debido funcionamiento del Consejo Consultivo; observe escrupulosamente el marco legal aplicable y cumpla diligentemente con la alta misión de protección asignada., Ante la severa crisis de Derechos Humanos que atraviesa nuestro pañis, una CNDH independiente y eficaz es hoy más necesaria que nunca.
“Agradeciendo el honor que esa H. Cámara de Senadores me confirió al designarme miembro del Consejo Consultivo y seguro de contar con su comprensión por mi decisión de renunciar por la ausencia de condiciones para desempeñar el citado cargo con la eficacia debida que legítimamente reclaman las víctimas, le reitero las seguridades de mi más distinguida consideración.
Pero esto es apenas un episodio más. Cuando la imposición estaba por consumarse, todos leímos esta noticia:
“(SE).- En protesta por la designación de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), cinco integrantes del Consejo Consultivo de ese organismo presentaron la renuncia a su cargo honorífico, con carácter de irrevocable.El primero en renunciar fue Alberto Manuel Athié Gallo, quien envió su dimisión a la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Mónica Fernández Balboa, este miércoles.
“Este jueves, en una carta dirigida también a la senadora, Mariclaire Acosta Urquidi, María Ampudia González, Angélica Cuellar y María Olga Noriega Sáenz criticaron el proceso de elección que -a su juicio- estuvo “plagado de irregularidades y falta de apego a la legalidad”.
“Es muy notoria la cuestionada elección de la nueva titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Mtra. Rosario Ibarra De Piedra (sic), le resta legitimidad a una institución”, expusieron en el texto.
“Agregaron que el nombramiento de Piedra Ibarra se llevó a cabo sin apego a los indicadores que fueron asumidos voluntariamente por las Comisiones Unidas responsables del proceso…
“…Una ombduspersoncarente de legitimidad, sostuvieron, será incapaz de establecer una interlocución válida con los distintos actores involucrados en la observación, protección y promoción de los derechos humanos…”
Ahora llegarán al CC los suyos. Otra institución sin contrapesos.
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