Feliz como una niña con zapatitos nuevos, Claudia Sheinbaum, la “destapada” jefa de gobierno de la CDMX, luce su obra aérea: un funicular de nueve kilómetros de extensión sobre el hermoso norte de la capital, y de paso cubre otro flanco en su apresurada y abierta carrera a la candidatura presidencial de Morena.

¿Promesa o ambición autorizada?

Los dos restantes flancos son, ampliar los puestos de detección Covid, con  la atención de la pandemia incluida y el fortalecimiento doctrinario y programático de su fidelidad hacia el López Obrador,  para lo cual es absolutamente necesario impulsar la participación en la consulta de enjuiciamiento al pasado. Mucho acarreo, mucha movilización.

No me vayan a dejar a mi líder hablando sólo, ni me lo vayan a tirar de a loco con su teatral mojiganga consultiva.


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Por eso, cuando todavía no se habían apagado los gritos de “¡presidenta, presidenta!” (presidir no es cuestión de sexo, como anteceder tampoco; debe ser presidente, como antecedente, nunca como antecedenta), la regenta suelta un nuevo e importante nombramiento: tira al tacho a Suárez del Real, muy modosito, pero muy ineficientito, y se dispone a utilizar en la secretaría  de Gobierno, los servicios de Martí Batres, quien del CEU a esta parte de la vida, ha probado ser un fanático, un ultra del lopezobradorismo, tanto como para haber sido despedido por Marcelo Ebrard a quien criticó por su asistencia  –como presidente en turno de la Conago– a un informe de Felipe Calderón. 

¿Se acuerda? ¿No?, pues se lo recuerdo. 

Todo provino de la asistencia de Ebrard a un informe de Felipe Calderón en 2011. Batres criticó en público a  Marcelo y Ebrard lo corrió de la Secretaría de Desarrollo Social. 

“…lo digo con claridad —declaró en aquel tiempo Batres— Felipe Calderón usurpó la Presidencia de la República. Yo en lo personal no lo he reconocido nunca como presidente. Yo voy a defender el proyecto por el que he luchado toda mi vida. Yo soy un militante de izquierda desde siempre y creo que es muy importante la lealtad a la gente…”

Pero Marcelo pensaba distinto:

“…Todo tiene un límite, que es la congruencia; no se puede ser secretario de un gobierno y opinar en contra del gobierno, como hizo Martí Batres. Esperaba que él renunciara por sí; hoy fue removido…”

Pero mientras, a veinte metros del suelo, las góndolas,cabinas, cápsulas o canastillas se mecían con los aromas del estreno sobre las hermosas tierras septentrionales de la vieja Tenochtitlan (única forma de acercar el paisaje de Cuautepec con el de Cortina D’Ampezzo), Claudia sacaba una pieza importante: Martí guarda viejos rencores contra Marcelo y nuevos incordios contra Ricardo Monreal. Sus diferencias en el Senado son de todos conocidas, así como la forma aleve de Batres de manipular los mensajes tuiteros de la red oficial de la Cámara Alta, entre cosas de mayor importancia. 

Así, con ese alfil envenenado, Claudia tiene un aliado. Y como los amigos de mis amigos,etc; tal como los enemigos de mis enemigos, etc, y más etc., pues bienvenido Martí, especialmente ahora cuando la inconformidad general llena las calles cubanas de punta a punta de la isla y pone en alerta a los defensores de esa carcacha histórica llamada castrismo.

Con Batres, Claudia manifiesta su prisa. 

Total, como dice Magú: el Cablebus no fue obra de Marcelo, ni tiene pernos de Slim, ni lo maneja Florencia Serranía, aunque muchas cosas puedan pasar en dos años. 

Como esta ocurrida en 1998 en Italia:

“…Un avión militar estadunidense que realizaba prácticas de vuelo bajo causó ayer una tragedia en la región alpina italiana del Trentino. El aparato segó con el timón de cola los cables del funicular del monte Cermis provocando la caída de una de las dos cabinas, ocupada por 20 personas, desde una altura de 80 metros. No hubo supervivientes…”

A veces del plato a la boca…

Rafael Cardona | El Cristalazo

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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