Hoy festeja el presidente Enrique Peña Nieto, con platillos y tambores los primeros cien días de su gobierno en los cuales ha logrado, avances impensables si se les compara con la incurable torpeza de sus antecesores; cambios en el estilo de hacer las cosas y también rotundos momentos de eficacia casi espectacular, como fue el terremoto con el cual se operó la detención e inicio del proceso de la profesora Elba Esther Gordillo.

Reformas, leyes, modos, actitudes. Todo eso ha permitido presentar un rostro renovado. No hay un nuevo país; no, pero hay un nuevo gobierno y una nueva presencia política.

Los avances de conciliación y compromiso común incluidos en el “Pacto por México”, la sistematización de sus acciones, la lista atendida de asuntos por cumplir anunciados desde la toma de posesión y en general otra actitud hacia y desde el gobierno, han logrado, hasta para sus críticos –muchos y muy agudos–, modificar la percepción nacional en diversos asuntos, incluso el aun no resuelto de la inseguridad pública.

Pero en medio de todo esto hay otras áreas de la vida pública donde el engrudo se hace bolas, se enreda la pita y se enseñorea la filosofía de la “Chimoltrufia”; oscilaciones, discursos pendulares; avances y retrocesos.

Uno de esos ámbitos es la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cuya ambigüedad entre la defensa y la condena en el grave asunto de las guardias comunitarias, las policías “ciudadanas”; las defensas sociales o como se les quiera llamar a los encapuchados y disfrazados (en algunas ocasiones infiltrados o preparados por el narco como ahora se conoce), han sido notables y mucho influirán (dentro de poco tiempo) en el reforzamiento de una idea persistente y quizá ya imborrable, en demérito de las acciones de la CNDH: nada más defiende delincuentes.

Cuando los “guardias comunitarios” aparecieron principalmente en Michoacán (Cherán y demás sitios en 2012) y Guerrero (Ayutla de los Libres en 2013) y se mostraron abiertamente como fuerzas políticas –-“parapolicíacas”, al borde del paramilitarismo–, organizadas y armadas con “fierros” de potencia extrema, la comisión tardó varios meses en presentar una posición:

Así dijo el 1º de marzo:

“El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Doctor Raúl Plascencia Villanueva, reiteró su oposición a la conformación de grupos de autodefensa, debido a que los ciudadanos por desesperación asumen la función de garantizar el derecho a la seguridad pública, obligación que, por disposición constitucional, corresponde a las instituciones del Estado”.

Pero mientras reiteraba su oposición” a los grupos de autodefensa, los justificaba por la “desesperación” social. Como digo una cosa, digo la otra. Pero esa “canción desesperada” habría dicho Neruda, fue rápidamente borrada de la realidad, una semana más tarde:

“(Apro) Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) capturaron a 30 presuntos integrantes del “Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG)” que se habían infiltrado en los grupos de autodefensa de Buenavista, Michoacán.

“De acuerdo con fuentes gubernamentales, el arresto de dichas personas se realizó en el poblado La Ruana, el pasado 24 de febrero, luego de que integrantes de la “policía comunitaria” anunciaron que someterían a “juicio público” al director de Seguridad Pública, Otoniel Montes Herrera, y otros cuatro uniformados que tenían en su poder.

“Bajo un fuerte operativo de seguridad, los 30 detenidos fueron trasladados a las oficinas centrales de la Procuraduría General de la República (PGR) de Morelia, donde rendirán su declaración. Posteriormente serán trasladados a esta capital.

“Según las fuentes policiales, los presuntos delincuentes aprovecharon la revuelta popular para apoderarse del movimiento surgido contra los llamados Caballeros Templarios, sus enemigos naturales.

“La presencia militar se incrementó los últimos días en Buenavista y Tepalcatepec, ante las versiones confirmadas de que las “policías comunitarias” fueron infiltradas por la organización criminal liderada por Nemesio Oseguera Cervantes, Mencho”.

Obviamente la tendencia informativa habla de “infiltración” cuando bien podría hablar (quizá se pruebe más tarde) de plena paternidad; pero las cosas están ahora en ese plano. Pero aun en esas condiciones (delincuentes tras la fachada de movimientos sociales) las palabras del comisionado suenan huecas:

“…el Ombudsman nacional hizo un llamado a las autoridades para que cumplan con su obligación de brindar seguridad a la sociedad. Dijo que las autoridades municipales y estatales de Guerrero debieran (deberían, se escribe en español) reforzar la aplicación de (las) medidas cautelares, solicitadas en su momento por la CNDH, a fin de garantizar la vida y preservar los derechos de los miembros de la denominada policía comunitaria de esa entidad”.

Por imprudencia o por superficialidad, pero sólo falta ver si en el caso de Guerrero se llegan a conformar las mismas circunstancias de infiltración (por decir lo menos), con lo cual la CNDH habría estado defendiendo delincuentes por adelantado.

Pero ¿de dónde saca esta irresponsable columna el asunto ese de la defensa de los delincuentes?

Pues de la lectura completa de los comunicados de la propia Comisión, la cual advierte sus pasos en el terreno resbaladizo y dice con firmeza (CGCP/67/13):

“…. Hace 12 años (cuando todavía no se presentaban los defensores comunitarios armados hasta la dentadura) se hizo una investigación del abandono y la pobreza del lugar (Guerrero) y hoy se ve con sorpresa que las condiciones siguen siendo similares o peores. Ante los habitantes de varios municipios, reunidos en Aguacachahue, indicó que la CNDH no defiende delincuentes sino a las víctimas (¿alguien se lo había preguntado? ).”

Y uno podría preguntarse entonces a cuales víctimas pues esos mismos “defensores comunitarios” secuestraron y retuvieron, en enero –sin derecho alguno, excepto las armas y la fuerza ilegal– a 50 personas en el municipio de Ayutla de los Libres.

En ese tiempo la PGJE, Martha Elba Garzón dijo que los familiares de las víctimas (los secuestrados por “desesperación e inactividad oficial”) presentaron denuncias penales para el procesamiento de quienes cometieron esos delitos; o sea, “los encapuchados de la desesperación”. Nada ocurrió.

Obviamente no son iguales los hechos de Michoacán y los de Guerrero, pero el planteamiento es el mismo y funciona en ambos casos. Desesperados o no, con la antijurídica justificación de la pobreza y el abandono, las guardias comunitarios no tiene sustento legal y tras las recientes capturas del Ejército muestran su escaso respaldo ético social.

Pero mientras, ¡Viva la Chimoltrufia!

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Cuando tuvo tiempo, Marcelo Ebrard pudo reservarse (con todo derecho) un escaño en la Cámara de Senadores para desde ahí proseguir su carrera política en aquellos momentos bien calificada, con buenos logros y una muy aceptable imagen general.

Hubiera sido el mejor campo de acción hasta para buscar desde ahí su actual ambición, presidir en Partido de la Revolución Democrática.

Por razones inexplicables se rehusó. Por eso ahora quizá fatigado de tanto cargas maletas por medio mundo y andar del tingo al tango sin cosecha interna, busca foros “académicos” (pronto se le vera como articulista) desde los cuales embiste contra quien menos debería: el actual jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

“El ex jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, se dijo listo para contender por la dirigencia nacional del PRD en 2014 y asumir los riesgos necesarios para darle a ese partido un perfil crítico y de verdadera oposición. Ebrard censuró que el PRD haya firmado el “Pacto por México”, un acuerdo genérico, y en cambio en los casi 100 días de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no haya marcado una sola posición distinta.

“Por eso urgió a realizar un cambio en el PRD. Las izquierdas deben ser “un contrapeso, la voz crítica, informada, responsable, frente al gobierno en turno, eso es lo que tenemos que hacer y ponernos de acuerdo, sí, y apoyar ideas, sí, siempre y cuando pensemos que va a ser un avance para el país pero necesitamos una voz crítica” que no hay, expuso (El universal)”.

Y para no dejar duda del blanco de sus críticas, arremetió contra MAM:

— “Me decía alguien (el viejo truco del primo de un amigo): ¿Y qué tal si la hace muy bien (Mancera) y luego quiere ser él?’

“Ya sabes, el mal pensado típico.

“Entonces –digo (como el bien pensado típico)–, pues si le va muy bien a este cuate y tiene 10 de calificación, 8, 8.5 y puede ser nuestro candidato ¡Pues le apoyamos!, ¿Cuál es el problema?, no hay una necedad de que nos pensemos ser los salvadores” del país (¡Uf!, menos mal).

“Aquí el problema es la obcecación, es ese día de que te despiertas, vas al espejo y en vez de decir ‘¡híjole, cómo envejezco!’, dices: ‘sólo yo voy a salvar a México’ (¡Ora!, dijo AMLO, ¿y yo por qué?).

“¡Por favor! vamos a ver, si (Mancera) lo hace muy bien por qué no?”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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