Dados los antecedentes académicos (científicos, dicen sus amigos) de la señora Regenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, su proyecto político (y de propaganda), mezcla dos componentes: lo social y lo técnico. Por eso le ha llamado una capital de Derechos e Innovación.
Lo del Derecho es cosa sabida, se sostiene en una constitución elaborada durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera, por constituyentes variopintos y elegidos por cuotas extravagantes y representatividades dudosas, cuya elaboración resultó insuperable: no podía salir peor.
Y en cuanto a la proliferación de programas (incluidos los PILATES, las becas y los festivales “culturales”), son simples disfraces de asistencialismo electorero.
La palabra innovación, por otra parte, nos dirige de inmediato al progreso tecnológico, a la base científica, a la aplicación correcta de aparatos y tecnología de punta para lograr avances de todo tipo; administrativos y logísticos. Pero todo se ha quedado en el anuncio. La gestión administrativa no ha logrado transformar la ineficiente mentalidad burocrática.
Sin embargo hay muchos problemas técnicos en la ciudad. Uno de ellos, la gestión vehicular es un verdadero caos y no ahora, cuando por fin se han decidido a reconocer –al menos en el Registro Público Vehicular–, el desbarauste, sino desde el cambio de gobierno.
Hoy reponer una tarjeta de circulación extraviada es labor de romanos. Se debe, dicen a la incompatibilidad en los registros entre la SEMOVI y la secretaría de Finanzas. Vaya usted a saber. La explicación es tan confusa como la falta de tarjetas.
Y sin ese documento es imposible verificar y sin el cumplimiento de ese requisito (aunque tenga las placas correspondientes y la posibilidad de confirmarlo en el banco de datos oficial), el ciudadano automovilista sufre a cada paso y paga a cada retraso así no sea él directamente responsable del atasco burocrático.
Si en muchas áreas la burocracia no ha logrado ser abatida, en los asuntos relacionados con la movilidad es donde más gravemente se advierte la peligrosa –e ineficaz– mezcla entre demagogia y burocracia. Lo más absurdo de todo este coctel ha sido la aplicación de las multas cívicas, por las cuales quien no comete una infracción –tan fútil como circular a 54 kilómetros por hora en una zona de 50–, resulta responsable por la conducta de un tercero. Nadie puede probar quién conducía un auto cuyas placas se usan para culpar al propietario y no al infractor o para probar la segunda calidad del primero.
Es un absurdo jurídico. Un abuso, una costosa ocurrencia.
Y de la circulación “habanera” de carcachas verdes llanadas microbuses, pues mejor ni hablar. No ha logrado la izquierda desde el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, darle a esta ciudad un sistema público de autobuses siquiera a la altura de Bogotá. De los taxis, ¡lagarto!, ni meterse. Todos se les va en lucubraciones ciclistas con monopatines y escúter de supermercado.
Pero la nueva calidad de la vida urbana nos regala a cada paso las disculpas de la autoridad. No resuelven, pero ofrecen disculpas. Lo mismo por el REPUVE o de la alerta contra sismos, la cual –dicho sea de paso– ha servido de toda la vida para untársela al queso.
“La Secretaría de Movilidad ofrece una disculpa a las y los habitantes de la capital y esperará las próximas actualizaciones que ofrezca REPUVE”, dice la información, la cual precisa (con base oficial):
“La caída del sistema del REPUVE no afecta otras áreas de la dependencia capitalina, como revisión de foto-multas, foto-cívicas o para tramitar licencias de conducir, permisos o sacar cita para verificar un vehículo…” Esas áreas –faltó decir —son independientemente ineficientes por sí mismas.
Este pleito contra la técnica, tan distante de la presuntuosa condición académico-científica de la autoridad, también tuvo su componente sísmico en los primeros días del año:
La alerta sísmica fue activada por error durante una serie de pruebas que el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5) realizó la noche de ayer, confirmó Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno.
“La alerta sísmica fue activada por error durante una serie de pruebas que el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5) realizó la noche de ayer, confirmó Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno.
“A través de sus redes sociales la mandataria capitalina informó a la población que ‘derivado de pruebas que se están realizando para asegurar el funcionamiento de la alerta sísmica, por un error atribuible al C5 se envió la alerta a 900 postes”.
Ni eso pueden hacer bien…