«El Ratón», como se le conoce, ya se encuentra en el Campo Militar número 1 de la ciudad de México Veintisiete meses después de haber sido capturado momentáneamente por elementos …
El líder de Los Mexicles, Ernesto Alberto Piñón de La Cruz, alias “El Neto”, quien se había fugado del Cereso No. 3 en Ciudad Juárez el pasado domingo 1 de enero, fue abatido …
En una operación exprés, luego de su recaptura en Culiacán durante la madrugada de este jueves y su traslado a la Ciudad de México, el hijo de Joaquín “El Chapo” …
Me han criticado por la columna de ayer en cuanto a las órdenes de aprehensión emitidas en contra de quienes ya están aprehendidos. Es el cumplimiento de la ley por “Rápido y Furioso”, se trata de otros procesos, me han dicho.
Seguramente tardaremos mucho tiempo en saber o quizá no lo sepamos nunca, quienes son los responsables del tiradero de cadáveres en Zacatecas y Veracruz, con cuyo reparto sangriento, la delincuencia organizada ha comenzado a delinear el rostro de este año, cuya violencia se antoja superior a la registrada en cualquiera de los periodos anteriores.
Hace un par de noches, ese símbolo, el último de un Acapulco posible, alegre, disipado, festivo, dionisiaco y febril, fuera de las manos de la mafia político criminal de Guerrero, se disipó en el humo de un incendio criminal.
Parece mentira el silencio oficial en torno a este fenómeno, presente en cada vez más territorios del país. La ausencia de las autoridades legítimas y la falta de cumplimiento de sus deberes protectores; la ridiculez de garantizar el paso carretero por sólo unas cuantas horas porque el resto del tiempo es peligroso, coloca a las fuerzas de seguridad en el campo de lo ridículo.