La historia de las obras públicas es también la crónica de sus accidentes. Su perdurabilidad, muestra la eficacia de un país. En las repúblicas bananeras todo se pudre con la velocidad de un plátano tabasqueño ennegrecido en menos de tres días.
El insuficiente peritaje de la firma noruega cuya sabiduría concluye con el mismo dictamen de cualquier “máistro” de obras, nos dice todo -o casi todo-, menos quienes son, con nombres y apellidos, los responsables de la mala calidad de la construcción en sus distintos tramos.
No hace falta una esfera de cristal en cuyos contornos se atisbe el futuro. Tampoco es necesaria una inteligencia superior para conocer la reacción, desde ahora, del presidente de la República ante la publicación del New York Times sobre el desastre del Metro el día de la Cruz de mayo.
El análisis en torno del asalto opositor al inexpugnable castillo de la ineficiente izquierda capitalina, cuyo gobierno padece esta ciudad –entre derrumbes, hoyancos e inundaciones–, desde 1997, fue explicado por el presidente de la república en términos altamente dudosos, secundados, en actitud absolutamente mimetizados por la jefa de Gobierno, cuya mayor habilidad consiste en ser el eco de su patrón, sin asumir su responsabilidad política en el mayúsculo descalabro.
No importa cuál sea el resultado final de estas elecciones, su periodo de organización, promoción; propaganda partidaria, oferta pública de promesas de campaña y todo lo relacionado, viene contaminado de origen.
Cuando una obra pública, se desploma o destruye la vialidad, no se requiere peritaje alguno. Ya hemos dicho que tal cosa -el peritaje- se da en automático: ESTA MAL HECHA.
Comprensión y presunción de inocencia para todos. A pesar de sus antecedentes de ineptitud. Plena con fianza para Marcelo Ebrard, Claudia Sheinmbaum y la incompetente Florencia Serranía.
El innecesario y grosero exabrupto del presidente de la República para intentar una fracasada justificación de su desinterés por las víctimas de una tragedia enorme ocurrida en una ciudad…
La tragedia del Metro ha servido para confirmar, no para descubrir.
Para nada es necesario esperar el peritaje de la empresa noruega DNV cuya contratación súbita e instantánea se debe al oportunismo y el recurso a la mano y no a la especialización de dicha firma en asuntos de transporte metropolitano.
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