Guillermina Gómora Ordóñez 

En pleno mes patrio y después de afirmar que no habría cambios en su equipo, al presidente Enrique Peña Nieto, no le quedó de otra más que aceptar la tercera renuncia que le presentó su hombre de confianza, su álter ego, Luis Videgaray, quien se desempeñaba como secretario de Hacienda.

Su exceso de confianza, soberbia, dirá más de uno, le costó la chamba y afirman los futuristas, lo dejó fuera de la sucesión presidencial. Su tragedia bien podría fondearse con el tema de Cuco Sánchez, “Fallaste corazón”… La vida es la ruleta / En que apostamos todos / Y a ti te había tocado / Nomas la de ganar/ Pero hoy tu buena suerte / La espalda te ha volteado/ Fallaste corazón

No vuelvas apostar.

Luis Videgaray, ignoró, nadie le recordó, las declaraciones de su amigo y jefe el pasado 7 de marzo a Pascal Beltrán, director de Excélsior, cuando le cuestionó sobre aquella vieja advertencia política: “¿Todavía opera esto de que quien se mueve no sale en la foto?”… a lo que respondió Peña:

“Creo que es el desempeño de cada quien en su responsabilidad lo que, a final de cuentas, da espacio de oportunidad o no de estar en la consideración de los partidos políticos para convertirse en sus abanderados… Y en la oportunidad que tenga la ciudadanía de poder elegir, de poder contrastar opiniones, trayectorias personales, profesionales, de historias personales, y perfil para, eventualmente, desempeñar distintas responsabilidades.”

La declaración fue interpretada como el banderazo de salida hacia el 2018… y de entonces a la fecha hemos visto casi todo, incluida la osadía de invitar a Donald Trump y recibirlo con honores de jefe de Estado, que su contrincante demócrata Hillary Clinton, calificó como “vergonzoso incidente”.

El ex secretario de Hacienda, buscaba ganar puntos como aspirante presidencial, pero, siempre hay un pero, se registró un error de cálculo diplomático-político-social y… ¡sopas! Le cayó la guillotina al otrora poderoso hombre que buscaba suceder en el cargo a su amigo.

Videgaray está fuera de la sucesión; la renuncia de su equipo más cercano en Hacienda: Aristóteles Núñez, al frente del SAT y de Fernando Aportela, en la subsecretaría, antes de que José Antonio Meade, rindiera protesta como responsable de las finanzas públicas del país, sólo confirmó que trabajaban para un proyecto político y no para el país. No les importó que faltaran 24 horas para entregar el paquete económico de 2017.

De ese tamaño fueron, son y serán las deslealtades entre los aspirantes y sus equipos que intentan llegar a Los Pinos. Olvidan lo sucedido en el año 2000 que provocó la alternancia y permitió llegar al PAN a la presidencia de la república. Bien harían los suspirantes, priistas o no, en escribir todos los días la definición de la palabra unidad.

Sobre todo ahora que deberán pasar la primera aduana hacia el 2018: las elecciones intermedias de 2017 donde se juegan el fiel de la balanza: El Estado de México y sus 11.5 millones de electores. Votos que inclinan cualquier elección presidencial. Entidad que el PRI nunca ha perdido y que ahora en alianza PAN-PRD desean arrebatarle, luego de los triunfos del pasado 5 de junio.

Videgaray se fue, pero no se va, quedan sus alfiles en la dirigencia nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, en Hacienda, José Antonio Meade y quizá en menor medida, por su cercanía y compadrazgo con el presidente Peña, Luis Miranda, el nuevo secretario de Desarrollo Social.

Carteras importantes y vitales, pues en el partido se asignan las candidaturas y en las otras se reparten los recursos para todos -el color de la franquicia o la cercanía con el grupo en el poder si importa- de ahí el resquemor de panistas y perredistas hacia Luis Miranda, a quien le han advertido estarán vigilando para que no compre votos durante las próximas elecciones.

Ya veremos cómo le va al puntero del PRI en las encuestas, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, luego de la sacudida al gabinete. Curándose en salud ha dicho: que él “servirá en el puesto al que se le mande”.

Por lo pronto de los dos alfiles más visibles de Enrique Peña, sólo queda uno. Radio pasillo insiste en no perder de vista a José Antonio Meade, que desde la Sedesol, con sus 158 giras por todos el país y sus tareas de salvamento en Oaxaca y Chiapas por los bloqueos de la CNTE, logró consolidar una imagen limpia de un funcionario eficiente sin militancia partidista.

¿Será que como advirtió Peña, en marzo pasado, la candidatura presidencial en el PRI se definirá por los resultados de la gestión de quienes aspiren? O ¿le ganarán los afectos y quizá los intereses del pequeño grupo que lo rodea, entre ellos Videgaray?

La elección de los candidatos a las tres gubernaturas en juego en 2017: Estado de México, Nayarit y Coahuila, marcarán sin duda la pauta a seguir hacia el 2018: ¿Emociones o razones?

Vericuentos

Arne, déficit de atención

El ex city manager de Miguel Hidalgo, Arne Aus Den Ruthen Hagg, busca llamar la atención a costa de lo que sea, primero atropelló a un joven cuando ‎intentaba huir de la colonia Iztapalapa, ante el enojo vecinal que provocó al quitar los botes que apartaban la calle; luego, con una demanda encima por estos hechos, acudió con su brigada “antigandalla” a querer quitar las cercas que rodean la embajada americana en Paseo de la Reforma, no se lo permitió la policía. ¿Habrá alguien en el PAN que tome cartas en el asunto?

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@guillegomora

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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