LIMA, Perú., 13 de abril.- Por la noche, cuando la, luz se ha escondido y solo quedan los miles de “leds” y las tristes lámparas públicas, la neblina sale del mar hacia la ciudad con la silenciosa agilidad de un gato gris.

El lomo se eriza en las azoteas de los nuevos edificios y cuando llega, ya disminuida hasta el Teatro Nacional donde una treintena de jefes de gobierno y algunos estadistas importantes para la historia discuten sobre gobernabilidad y transparencia, se detiene al chocar contra un pensamiento común, tan callado como sus pasos suaves sobre el destino y el desatino, tan gris como sus opacas intenciones, tan permanente como la fina garúa de las tardes limeñas.

La cumbre de las Américas, despojada desde el principio de la única presencia indispensable para desequilibrar al continente; Donald Tump, “America First”, (heredero directo de John Quincy Adams y James Monroe quienes en 1823 cincelaron en las nubes su tesis indeclinable por la cual América es para los americanos porque los americanos son ellos, y nadie más), estaba amenazada por la rutina de una infatigable oratoria latinoamericana, despojada a su vez de la otra presencia atractiva, morbosamente atractiva; el gran papagayo del sur,

Nicolás Maduro, quien después de amagos y amenazas se queda en su Miraflores para no recorrer el limeño Miraflores donde se escuchan las botas de los cadetes del Colegio Leoncio Prado de regreso a casa.

Esta no es ya la ciudad con los perros de Vargas Llosa, hoy es más una capital híbrida con esquinas sin paraíso como Houston, Santa Fe o la zona de plata de Pachuca; con edificios idénticos a los de Querétaro o Puebla, con centros comerciales cuya raquítica imaginación y reiterativa geometría de lo obvio, nos confirma sin remedio aquellos viejos temores de Chabuca Granda quien le advertía al seño Manué, como se estaban quedando (y se quedaron), sin esa Lima de otrora tan gentil y tan señora.

Hoy las señoras no quieren ser tan señoras, ni siquiera tan señoritas, ni tan damas nada más, quieren ser jefas de empresa, capitanas de industria, fuerza laboral y perno constitutivo de la seguridad nacional, al menos de los Estados Unidos, pues tal dice la señora Ivanka Trump quien al título de hijas de Tump, lo cual, puede sonar como un insulto según quien lo diga y cómo lo diga, añade el de Asesora Especial de su muy especial padre y se roba las cámaras y las miradas cuando pasa como un arrobado viento de seda antes de sentarse en el enorme escenario de la II Cumbre Empresarial de la otra Cumbre, la de las Américas, pues de cima en cima, se podría hablar de borrascas y letras de mujer, como le consta a Emily Bronte, quien nos contó:

“…ya se me figura que ese solitario vecino va a inquietarme por más de una causa…”

Pero Donald Trump, ni tan solitario, ni tan vecino, se hace presente por su hija; por su vicepresidente, el Señor Pence, quien le dice al Presidente de México, Enrique Peña, si quisiera hablar con él, en vista de no haber con quien más sentarse a hablar asuntos sin compromiso ni representatividad, pues ya sabemos, un vicepresidente en los Estados Unidos, a veces no sirve ni para mensajero.

No es el caso de otro vicepresidente, el señor Martín Vizcarra quien de pronto se halla con las riendas del Perú en sus manos y tras dejar la embajada en Canadá, se sienta a gobernar mientras el mismo día de la cumbre la televisión chilena difunde una entrevista con su antecesor, el repudiado y declinante Pedro Pablo Kuczynski, quien –como todos los pillos–, le dedica horas y horas a gritarle al mundo las inmensas dimensiones de su inocencia, en especial cuando se dedica una cumbre sin cumbre en la misma Lima para hablar de corrupción y gobernabilidad.

Pero ese no es el caso. No se trata, dicen algunos de corrupción, sino de la desgracia venezolana, como dice el ex canciller, Luis González Posada. Y por eso no ha venido el gran papagayo.

–El tema de la cumbre es la gobernabilidad frente a la corrupción. ¿Cree que habrá consenso para la firma de una declaración?

–Ojalá que exista. Pero hay un tema paralelo que es el más importante en la región: el éxodo [de Venezuela] que cada día es mayor. Creo que se debe convocar de urgencia al Consejo Permanente de la OEA para que analice esta migración, incluso superior a la cubana. En segundo lugar, pienso que ha llegado el momento de constituir un fondo humanitario para apoyarlos, con recursos del BID, del Banco Mundial, de la Corporación Andina de Fomento.

— ¿Es necesario un pronunciamiento puntual sobre Venezuela?

–Es el tema más grave de toda la región y opaca a todos los demás porque allí hay dictadura, corrupción, narcotráfico, genocidio social”.

Pero el grave tema de la migración forzada de Venezuela palidece frente a los misiles contra Siria, los cuales comenzaron anoche a cruzar los cielos levantinos y a poner al mundo en uno de los más graves riesgos recientes.

Pero Siria está lejos y estas palabras del presidente peruano, Martín Vizcarra, en la inauguración de la cumbre, están cerca:

“Deseo convocarlos hoy, señores jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, a adoptar compromisos concretos contra la corrupción. Hago un llamado también a ustedes representantes de organismos internacionales, empresarios, sociedad civil organizada, ciudadanos y jóvenes de esta gran patria que se rige desde Alaska hasta Tierra de Fuego…

“…Hace exactamente tres semanas que asumí la presidencia de la República en un contexto complejo que no es independiente de la temática que aquí trataremos. En esta crisis ha quedado claramente establecido que en el Perú, como en toda la región, la corrupción tiene enormes consecuencias sobre la gobernabilidad, el crecimiento económico y la calidad de vida de los ciudadanos”.

¡Ah!, la corrupción, tan censurada, criticada y sin embargo presente, como suele estar el vicio en nuestras vidas, como los demonios de la conducta, como las tentaciones de la maldad, de la malignidad, del pecado y el delito, como los amagos de hacerlo todo al revés, de no entender la vida como debe ser.

Por eso dice el Presidente de la República Mexicana, construir es tardado, lento, laborioso, difícil, pero destruir, revertir lo alcanzado, no lo es tanto. Y por eso conmina –en una reunión con el presidente Santos de Colombia—a no marchar hacia atrás, ni siquiera como, los cangrejos los cuales caminan de lado; no, se trata de seguir una ruta segura, productiva, en la cual se ha sostenido el desarrollo, el crecimiento, el equilibro, se ha combatido la pobreza, se ha vivido con libertad.

Hoy sigue la cumbre…la cumbre.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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