Si, esta bien. Son pueblerinos, pero recursos al fin.

Los “rodillazos”, los “arrimones” a toro pasado, el tremendismo son correctos y hasta necesarios en las capeas o las corridas de toros pueblerinas.

Pero si ya se alterna, de menos en la Santa María de Querétaro, es inconveniente lucirse a costa del juez o fingir un pleito en el callejón. Ricardo Anaya, el presidente del Partido Acción Nacional, debería estar por encima de eso, pero ha eso ha recurrido en sus opiniones iracundas sobre la política exterior de Enrique Peña. Y mal.

Cualquiera puede ver este documento en la página del PAN. Tiene fecha de ayer y dice:

“…Se ha observado un desempeño lento e incluso indolente para abordar los temas de política exterior. Destaca la falta de firmeza ante lo ocurrido en Egipto y el silencio frente a las declaraciones de Trump y la detención de Leopoldo López (en Venezuela).

“…Ante las acciones tardías del Gobierno federal sobre el ataque a un grupo de mexicanos en Egipto, el Presidente Nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, demandó implementar una verdadera estrategia de política exterior, que hasta el momento ha estado ausente en la actual administración”.

La capacidad de la crítica debe resistir, primero, la certeza de la crítica. Se podrán hallar muchas deficiencias en algunos asuntos de política exterior, pero en este caso el desplazamiento casi inmediato de la secretaría de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, para presentar la postura y la queja mexicanas directamente al presidente egipcio y abogar por los derechos de las víctimas y exigir indemnizaciones conforme al Derecho Internacional, se puede calificar o clasificar de muchas formas, pero no son la lenidad, ni la indolencia sus exactas definiciones. El papel de la oposición no se puede oponer también a la lógica ni a la evidencia.

Bueno, hasta Gabriela Cuevas, senadora del Partido Acción Nacional y presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores en el Senado (quien sí tiene vela en ese entierro) reconoció las medidas del gobierno. Quizá en contra de la línea de su partido y su presidente. Veamos:

“…(18 de septiembre. RF) A casi una semana del ataque en el que perdieron la vida ocho mexicanos y seis más resultaron heridos, la senadora por el PAN Gabriela Cuevas reconoció la respuesta que tuvo el gobierno mexicano, especialmente de Claudia Ruiz Massieu, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

“Cuevas, quien preside la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado calificó la respuesta de Ruiz Massieu como positiva, por haber sido «rápida y proactiva», sobre todo ante la falta de información proporcionada por el gobierno de Egipto en torno al número de víctimas y de heridos”.

Anaya exige atención a las víctimas. ¿Es poca cosa transportarlos casi 15 mil kilómetros del Cairo a México, llevarlos al hospital, exigir indemnizaciones, presentar quejas y acompañar a sus familias?

Pues si fuera poca cosa sería al menos cosa conveniente.

Por cuanto hace a la exigencia de responderle a Trump, no le vendría mal al señor Anaya una suscripción a cualquier periódico de esta ciudad. Ahí podría haber leído esta declaración del embajador Basáñez, el 29 de agosto:

–“(Trump) sabe muy bien que se va a disculpar con los mexicanos y que lo que está haciendo ahorita es simplemente una parte de las precampañas. Y sabe muy bien que es muy inconstante. Él ha cambiado cinco veces de partido y cambia las veces que sean necesarias de opinión…”

El gobierno mexicano no puede protestar ante la Casa Blanca o el Departamento de Estado por las opiniones de un ciudadano estadunidense, pues Trump no es ni siquiera un candidato formal. Le podemos mentar la madre (voy mano) pero la diplomacia tiene canales y formas. Anaya lo sabe, aun cuando juegue como si no lo supiera.

Y por cuando hace al señor López, el mártir de la democracia venezolana, pues no es un asunto del gobierno mexicano. Si para el PAN (con Felipe Calderón quien ya fue a pelearse personalmente con Maduroa ), se trata de una injusta detención y quizá lo sea, pero no es función del Ejecutivo mexicano calificar o criticar a la justicia de Venezuela. El gobierno no es Yoanni “La bloguera”.

Son asuntos internos, no cuestiones bilaterales.

La exactitud es un valor político. Los recursos para impresionar a la “porra” o a los “villamelones”, terminan fastidiando al “respetable”, como decía uno de los mejores cronistas taurinos del siglo pasado (cercano al PAN, por cierto), Carlos Septién García, “El tío Carlos”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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