Cuando alguien se tome la molestia de escribir la historia de las inversiones mexicanas en el extranjero y llegue al capítulo de la refinería de petróleo de Deer Park, operada durante décadas por holandeses y mexicanos, en una sociedad de riesgos compartidos (joint venture), recurrirá al ideólogo del negocio, Carlos Salinas de Gortari, un neoliberal profundo cuyo afán fue culminado por un populista furibundo llamado Andrés Manuel López Obrador.

Si como dijo Winston Churchill, la política permite extrañas compañías en la cama, los negocios crean más raros compañeros de viaje en la historia.

Hoy Salinas, quien justificó la inversión  de Deer Park, porque “le aportaría valor a la producción del crudo Maya de Pemex, en lugar de enfrentar el costo de la modernización de las refinerías locales”, debe esbozar una sardónica sonrisa frente a la declaración del presidente López Obrador (quién lo diría), y sus afanes de soberanía energética, gracias a la compra de una refinería en óptimas concidiones tecnológicas, mientras el resto de las usinas ya  existente se caen a pedazos y la proyectada de Tabasco tiene muchas bocas pero ninguna cabeza.


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Muchas cosas quedan en la oscuridad en esta compra y casi todas ellas nos llevan a la ignorancia o la suspicacia. La primera la deberìan contestar los holandeses de la Shell: si esta refinería (uno de los más grandes contribuyentes en Estados Unidos) es tan buen. negocio, ¿por qué venden en lugar de comprar?

Y la otra, la más sensata a primera vista: ¿si los mexicanos podemos comprar una refinería, cuya capacidad actual ya supera al proyecto de Dos Bocas, por qué tirar dinero bueno al pozo sin fondo de Tabasco? ¿Nomás porque es Tabasco?

Por lo pronto todo es algarabía y gozo. Estamos llenos de contento. 

“Hoy cerramos la operación para comprar la refinería Deer Park, de Houston, Texas, propiedad de Shell. Ahora Pemex tendrá el 100% de las acciones. Lo más importante es que en 2023 seremos autosuficientes en gasolinas y diésel; no habrá aumentos en los precios de los combustibles.”

Si el general Lázaro Cárdenas pasó a la historia por la nacionalización de las compañías petroleras, Don Andrés pasará al dorado libro por las adquisiciones.


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La compra del 50por ciento faltante de Deer Park le costó a México 600 millones de pesos. Dos Bocas le va a costar 12 mil millones de pesos, según dicen los datos más recientes.  

La refinería recientemente adquirida, puede procesar 275 mil barriles de petróleo cada día: Es la décimo octava en dimensiones en Estados Unidos.

En ese complejo —la planta química Shell Deer Park y la sociedad limitada Deer Park Refining– hay mil 500 trabajadores de Shell y mil 200 contratados por otras compañías y el gobierno mexicano no ha ofrecido ningún detalle sobre la administración ni la operación del conjunto petroquímico. Mucho menos sobre relaciones laborales y contractuales. 

ORDEN

Pocas veces se ha visto un manoseo tan ignorante como en estos días en trno de la orden de aprehensión en contra del gobernador de Tamaulipas, Cabeza de Vaca. 

Los analistas sin capacidad –loros con micrófono– han dicho sobre la orden: no se le ha notificado al gobernador. Ni se le debe notificar porque a él no se le está ordenando nada, es para la policía. 

El juez le dice a las fuerzas del orden: aprehendan a ese individuo y tráiganlo a mí para iniciarle un proceso.  Esa es la orden. El juez no le ordena al indiciado, la ordena a la policía.

Si bien la invisible orden fue usada como recurso por el Congreso de Tamaulipas, también ha sido usada por los ignaros para mal informar. 

Tampoco verían la ficha roja de Interpol, si se diera el caso. Y mientras, Alonso Aguilar Zinser les mete gol con un amparo. 

¡Hay nocturnas!, jóvenes.

Autor: Rafael Cardona

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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