Uno puede buscar explicaciones para muchas cosas, entre ellas la esterilidad intelectual de los políticos, la vaciedad de sus ofertas y la irresponsabilidad de sus conductas, pero en el fondo de todo hay un dato revelador: estamos rodeados de seres primitivos, ajenos a la primera llave de la cultura y el entendimiento.
Analfabetos absolutos y en una abrumadora medida analfabetos funcionales. Y eso por no decir los desnutridos atávicos, generacionales, de los cuales comentaré en la próxima entrega con datos de la Fundación Gonzalo Río Arronte.
Por ahora vayamos no al alimento del cuerpo sino al de la mente: el alfabeto y sus consecuencias.
La semana anterior, mientras el Partido Acción Nacional hacía bailar al oso con su desastre electoral en el estado de México y sus fintas en torno de un cordero adelantado, la UNESCO –la oficina de las Naciones Unidas para la educación la ciencia y la cultura, de la cual México forma parte vergonzante, pues hasta un embajador “ad-hoc” hemos retirado (muestra de nuestro escaso interés público ante esas materias)– nos daba datos escalofriantes: casi el siete por ciento de los mexicanos no conoce ni la “o” por lo redondo.
Y eso nos habla de siete millones en la marginalidad absoluta.
Pero el dato, sumado a los millones más de “analfabetos funcionales” (podrían ser 20 millones) ; es decir aquellos que si bien pueden deletrear o medio redactar su nombre o hacer una mínima suma de dos más dos, no lo hacen con frecuencia, ni utilizan ese conocimiento para llegar a otro y así encadenadamente engancharse con eso llamado “La cultura”, revela muchos de los males del país, al menos en su origen.
No dice la investigación cuántos de estos analfabetos trabajan en el magisterio. Quizá todos sean integrantes de la APPPO o pertenezcan a los movimientos territoriales del PRI con Cuauhtémoc Gutiérrez a la cabeza o le presten servicios distinguidos al Partido de la Revolución Democrática. Tampoco dice cuántos trabajan en los medios de comunicación, especialmente en la radio y la TV.
–¿Ha tratado usted de sostener una conversación con un estudiante de bachillerato? “No manches, güey”.
Si no hay maíz en la boca ni letra en el ojo, las cosas no pueden ir bien. Generaciones y generaciones de imbéciles merodeando por las orillas de la supervivencia iletrada, hundidos en un pozo de abyecta ignorancia. Eso son millones de mexicanos.
Y después nos horrorizamos de la sevicia de los sicarios; de la proliferación de los “ninis”, de las intenciones de convertir las universidades en academia de policías o de suprimir las libertades democráticas mediante candidatos únicos.
Lo anterior se suma a otra información proporcionada por José Siqueiros, Director de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe en la cual nos explica las dimensiones colosales de este desastre: en América Latina 73 millones de personas (la población de México hace poco más de 25 años completa) están hundidas en la ignorancia. Son ciegos culturales. Punto.
¿Y así queremos ganar una guerra contra cualquier cosa? Así no se derrota ni al hambre ni a la injusticia, ni al crimen organizado; ni al imperialismo, ni a la demagogia, ni a la historia.
Estas personas sólo pueden hacer dos cosas, irla pasando a como se pueda y mientras tanto, mirar y escuchar la televisión, cuyo contenido atroz no habrá de sacarlas de donde están sino hundirlas en un estado de fantasiosa idiotez.
Por eso no se si la otra noticia del fin de semana nos debería llamar la atención: Telmex no podrá dar servicios de televisión. Al menos no en este sexenio.
PRÓSTATA
Hace algunos años un amigo mío; recién salido de la cama del hospital, me dijo:
— ¿Sabes para qué sirve la próstata?
Le di una respuesta más o menos apegada a las nociones de la endocrinología elemental y cuando estaba yo satisfecho de mi contestación, me dijo:
— No, sirve para que te de cáncer.
Quizás por eso por la evidencia de 8 mil 575 detecciones de cáncer en esa glándula masculina y las mil 489 detecciones positivas de Hiperplasia Prostática (sólo en los hospitales del GDF) , la secretaría de Salud ha catalogado este mal como la tercera causa de muerte de varones en el Distrito Federal.
Y es evitable.
“La estadística –dice la información enviada a esta columna por la Secretaría de Salud del DF–, coloca al cáncer de Próstata como la tercera causa de muerte en los hombres; en el Distrito Federal, y en los últimos 2 años se ha incrementado en al menos 30%.
“Tan sólo en 2008, un total de 507 personas murieron por esta causa”.
La secretaría ha iniciado una campaña de la cual forma parte un video recientemente puesto al aire, con fines de alerta oportuna y cuya fase clínica se iniciará hoy por la mañana en la explanada del Jardín Hidalgo de Coyoacán, con Unidades Médicas Móviles (Medibuses) y carpas de atención para “tamizaje” (aplicación de un cuestionario vinculado a la enfermedad) y pruebas rápidas de Antígeno Prostático (toma de sangre), como primer paso para la detección del cáncer de próstata. El diagnóstico completo y más confiable de este mal requiere otras pruebas, como el tacto rectal.
Y por favor, no haga chistes con lo del dedo. No revele su inseguridad.