Ahora no cabe duda, para la política ambiental del Valle de México (si en verdad existe), abril será como dijo el poeta el mes más cruel en el cual se mezclarán la memoria con los olvidos, a la manera de Elliot, y muchos de los muertos hallarán sepultura. Morirán muchas carreras políticas en este mes, y todo por no haber hecho las cosas a tiempo, pues el programa “Hoy no circula” debió ser una luz preventiva y no el falso camino para resolver un problema cuyo origen no está únicamente en los automóviles sino en todos los vehículos con motores de combustión interna y en la industria y en todas las demás actividades para cuyo funcionamiento jamás ha habido restricciones reales.
Tiempo hubo – ¡oh memoria, oh mentira!—en el cual los baños públicos iban a verse obligados a cambiar sus calderas de combustóleo por fogones de gas. Hoy nadie (o muy pocos) va a los baños de barrio (es cosa de nacos y de esos a quienes en masa les gritan en los estadios) pero cualquiera con un mínimo de ambición pone un gimnasio con caldera o una cadena de clubes deportivos donde la gente corre cinco kilómetros de vapor cada mañana. El ejercicio no es tal: la genta va a bañarse y desperdiciar agua y contaminar de manera higiénica y alegre. Calentar albercas y regaderas colectivas, saunas y vapores es cosa de locos. Y nadie los toca.
Pero en fin, lo mismo sucede con las calderas de las panaderías y tantos y tantos otros negocios (incluidos los crematorios de las modernas funerarias) y hasta los expendios callejeros de pollos asados estilo Sinaloa o la humareda de carbones para hacer hamburguesas desconocidas en Hamburgo.
Hoy la Comisión Megalopolitana nos demuestra dos cosas, su escasa condición de potencia regional (Hidalgo y Puebla amagan con rajarse para siempre esta temporal medida) y cada uno de los gobernadores, en especial el bien peinado poblano Rafael Moreno Valle, no hallan como justificar sus ausencias como si en verdad no se dieran cuenta de la gravedad de las cosas. Este problema se ha acumulado mientras sus evasivas se han diluido.
No se compara, Don Rafael; subirse a una ridícula rueda de la fortuna a gobernar en serio con los costos inherentes a la política frontal.
La mayoría de los comentaristas, de una y otra especialidad, han coincidido en señalar los costos políticos, pero ninguno se ha puesto a pensar en el camino de los beneficios. Han reaccionado, ellos también, como aspirantes, no como observadores y han puesto en el centro del debate el 2018 en vez de la crítica situación ambiental de cuya gravedad ya hemos tenido muchas advertencias y ninguna solución de fondo, ni en lo local ni en lo federal.
Y eso a pesar de lo firmado en el decreto creador (1996) de la ya dicha Comisión. Como se ve puras buenas intenciones. Lea usted.
«LA COMISIÓN», para su operación y administración, tendrá las siguientes funciones, dentro del territorio definido en la Cláusula Segunda del presente Instrumento Jurídico, así como en su zona de influencia ecológica:
- a) Definir, coordinar y dar seguimiento, en forma concurrente, a las políticas, programas, proyectos y acciones que «LAS PARTES» deban observar y ejecutar en materia de protección y mejoramiento del ambiente y de preservación y restauración del equilibrio ecológico.
- b) Establecer los criterios y lineamientos para la integración de los programas, proyectos y acciones específicas para prevenir y controlar la contaminación ambiental y para proteger y restaurar los recursos naturales.
- c) Definir la participación que deban tener otras dependencias y entidades de la Administración Pública Federal y de los gobiernos de los Estados y del Distrito Federal, y establecer los correspondientes mecanismos de coordinación, así como de inducción y concertación con los sectores social y privado interesados.
- d) Implantar acciones y medidas para prevenir y controlar contingencias ambientales y emergencias ecológicas.
- e) Acordar la realización de programas de investigación y desarrollo tecnológico, así como de educación y capacitación en materia ambiental.
- f) Acordar la adecuación y homologación de la normatividad en materia de protección al ambiente, preservación y restauración del equilibrio ecológico.
- g) Definir los mecanismos para allegarse de los recursos y fondos necesarios para el financiamiento de las políticas, programas, proyectos, acciones y medidas cuya realización acuerde «LA COMISIÓN», así como para la operación de la Coordinación Ejecutiva.
- h) Proponer y fomentar los instrumentos de política ambiental que permitan la preservación y restauración del equilibrio ecológico.
- i) Evaluar periódicamente el cumplimiento de los acuerdos y determinaciones de «LA COMISIÓN».
- j) Expedir su Reglamento de Operación.
- k) Las demás que sean necesarias para la realización de sus atribuciones”.
Nomás falta preguntar: ¿Y su nieve, cómo la quiere?