Trabajos a contrarreloj y con antecedentes de maltrato a trabajadores del tramo 7 de la obra por personal de la Sedena, despidos injustificados y reducción de salarios enmarcan el pobre avance en este proyecto que debe quedar terminado en diciembre
A marchas forzadas, a contrarreloj y a cuatro meses para la ansiada inauguración, el Tren Maya, una de las obras insignia del populista presidente Andrés Manuel López Obrador, presenta atrasos del 70 por ciento en su construcción en los tramos 5, 6 y 7, por lo que trabajadores que se encuentran en esas zonas de la obra son presionados para acelerar los trabajos, ya que está el compromiso de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) de entregar íntegra toda la obra en diciembre próximo, para cumplir el capricho del mandatario, que quiere estar puesto para la foto y dar el banderazo a este proyecto que ha desatado polémica al no tener un proyecto bien definido desde su inicio.
Los motivos en los atrasos en estos tres tramos de la obra no fueron especificados por la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque existen testimonios de trabajadores de la región que contrataron su mano para sacar adelante la obra, y que realizaron paros de labores al denunciar maltratos por parte de personal de la Sedena, por despidos sin justificación y pago menor en los salarios comprometidos.
Uno de estos casos denunciado en abril pasado afectó a 120 trabajadores de la Estación Centenario del Tramo 7 del Tren Maya que decidieron no trabajar y parar labores, además de bloquear la carretera Escárcega-Chetumal, en protesta por el despido de que fueron objeto, así como por incumplimiento en sus contratos y malos tratos por parte de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional que tienen bajo su responsabilidad el tramo Centenario.
A esta situación se han sumado protestas por parte de habitantes de varias zonas de estos tres tramos del Tren Maya que no han cesado en reclamar que esta obra se realiza por capricho del presidente López Obrador, quien en ningún momento les consultó y destruyó partes de la selva, sacrificó animales y ha cometido ecocidio, disfrazando la construcción del Tren como obra que traerá beneficio a los pueblos de la región, cuando en realidad engordará el bolsillo del Ejército, que será el que administrará este proyecto.
Habitantes de los estados por donde pasará el Tren Maya han denunciado en innumerables ocasiones que el gobierno de la 4T ha actuado de manera arbitraria y violando la ley, ya que no ha presentado en su totalidad los estudios de impacto ambiental que requiere obra de esta magnitud y se escudan con pretextos de que ya están en proceso de entrega, cuando hay muchos pendientes, como el no haber consultado a comunidades indígenas, así como las apuradas expropiaciones que siguen ocurriendo para tratar de seguir con los trabajos de un proyecto que se está haciendo de manera improvisada y sin que haya existido una planeación previa y cien definida.
CONTRADICCIÓN
Lo que es una contradicción por parte del populista mandatario es que este 9 de agosto, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, adelantó la firma de un decreto por el que se reconocen, protegen, preservan y salvaguardan los lugares y sitios sagrados de estas comunidades, así como sus rutas de peregrinación, cuando él las ha violentado sin tomarlos en cuenta, como ocurre con el Tren Maya, que actuó por decisión propia sin tomar en consideración los sitios sagrados de estos pueblos.