El gobierno de López Obrador está poniendo más atención en la zona de playa para tener mejor imagen y porque es donde hay más dinero, a los vecinos de zonas marginadas nos ha dado la espalda, denuncia Dolores, una damnificada
Miles de damnificados por el impacto del huracán Otis en Acapulco y municipios vecinos siguen tratando de seguir adelante con sus vidas a cinco semanas de la tragedia, sin que hasta el momento los gobiernos federal, estatal y municipal pongan mano a la obra para llevar la ayuda que demanda la población más afectada que vive con un hogar devastado, entre lodo y montañas de basura y con el latente peligro de contraer alguna enfermedad por la insalubridad de la zona, mientras que al populista presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien no se ha acercado a los afectados por miedo a los reclamos, tiene solo su interés en arreglar la zona turística de la costera Miguel Alemán.
Desde el pasado 25 de octubre, cuando azotó el huracán el puerto de Acapulco y varias zonas de Guerrero, han surgido miles de historias de damnificados que por sus propios medios buscan salir adelante al no tener ayuda de ningún tipo por parte del gobierno.
RAMÓN
Uno de estos testimonios es el de Ramón, quien estuvo los dos días posteriores al paso del huracán Otis encerrado en un casillero bajo los escombros de su propia casa en Acapulco y bebiendo agua a través de una manta encharcada hasta que su hija lo encontró.
Ahora, cinco semanas después tras el azote del ciclón, él como muchos de sus paisanos, exige al Gobierno Federal ayuda y que nos defraude más de lo que ya los ha engañado.
“Yo perdí mi casa. (Se cayó) El techo, las paredes de mi cocina, y yo, al ver que todo estaba volando, me refugié en unos bloques que tengo ahí de concreto. Gracias a Dios, ahorita estoy contando esta historia”, dijo a EFE Ramón Magaña, vecino de la colonia Francisco Villa, en la zona alta de Acapulco.
Ramón estaba solo en su casa la madrugada del 25 de octubre y al notar que su vivienda no iba a resistir se metió dentro de un casillero justo a tiempo, pero después no pudo salir del lugar debido a la presión que los escombros ejercían sobre el mueble.
Después de dos días, su hija logró llegar a su casa para buscarlo.
Fue entonces cuando él fue consciente no solo de que su casa había quedado inhabitable, sino también de que había perdido a seis miembros de su familia. Su cuñada, dos de sus sobrinas y tres hijos de sus sobrinas, de 7, 13 y 16 años de edad.
“Todos murieron abrazados. La verdad fue algo trágico y doloroso, la familia no lo supera porque es un dolor muy fuerte perder a seis familiares”, relata.
Sin embargo, Ramón regresó apenas unos días después a su puesto de trabajo en un restaurante de primera línea de playa y se considera afortunado de ello, ya que muchos otros restaurantes todavía no regresan a la actividad dados los destrozos.
“Yo me incorporé al restaurante y, claro, dice el dicho: la vida tiene que continuar. Y el trabajo es algo que te ayuda a poderte olvidar un poco de los problemas”, dijo, al añadir que está «agradecido con Dios” por haberle dado vida.
CUERPOS Y MONTAÑAS DE LODO
Además, la búsqueda de personas en la zona fue lenta por lo impredecible de la fuerza del huracán y la maquinaria no es suficiente. Al día de hoy, a más de un mes del impacto de meteoro, permanecen cuerpos bajo los escombros, lo que el gobierno populista de López Obrador no acepta y que quiere minimizar.
En la colonia de Ramón y en las aledañas, además de los destrozos por las fuertes rachas de viento, el huracán, considerado el más potente de la historia de México por aumentar de categoría 1 a categoría 5 en menos de 12 horas, causó deslaves que provocaron el colapso de numerosas viviendas.
DOLORES
Muchos perdieron sus casas y a parte de su familia. Quienes quedaron, tratan de recuperar lo que pueden, como es el caso de Dolores Arias, vecina de la colonia Colosio, que aquella noche vio como el viento tumbó el portón de su casa, el agua empezó a entrar, se alzaron los carros y se llenó toda la primera planta de lodo. A su casa llegó maquinaria en varios momentos, pero no fue suficiente y ya se han ido.
Su calle sigue llena de lodo y basura al igual que su vivienda. “Estamos en una situación muy difícil porque el agua se nos metió en la sala, en la cocina, con lodo. Nos está costando que nos saquen el lodo y no se puede vivir aquí”, relata.
Ella, como muchos otros acapulqueños, están buscando recursos económicos propios ante la incapacidad de las autoridades por ayudar a los acapulqueños frente a esta tragedia que rebasó el actuar del gobierno.
“Hago un llamado a las autoridades para que nos vengan a ayudar y que vean lo que necesitamos”, subrayó Dolores, quien denunció que el gobierno populista de López Obrador está poniendo más atención en la zona de primera línea de playa para tener mejor imagen y porque es donde hay más dinero, mientras que los vecinos de las zonas más marginadas, los que no logran aún ni empezar a recuperarse cuando ya han pasado cinco semanas, la ayuda no ha llegado y nos han dado la espalda.