La verdad yo jamás vi ese establecimiento. He preguntado entre mis amigos más viejos y ninguno me supo decir a ciencia cierta dónde estaba la famosa pulquería, “El día que los aztecas conquistaron Nueva York”. Supe de otras, como por ejemplo “El triunfo del capricho”, en Santa Anita.
Pero el nombre de aquella “pulcata” me vino a la cabeza por la extraña fusión de los activistas del #132 con los ejidatarios de San Salvador Atenco. Hasta hace meses ninguno (o muy pocos) de ellos conocía los salitrosos páramos de ese terreno heroico donde se han redefinido la noción de dignidad nacional y la defensa de la tierra.
Como todas las cosas cercanas a la izquierda por nombres rimbombantes no vamos a parar.
Por ejemplo: Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Si lo hubiera conocido H.G. Wells, de seguro sus marcianos jamás aparecen ni siquiera en las páginas de una novela de extraterrestres. Es como si una organización se llamara Movimiento Proletario Independiente o una revolución de papel e internet tuviera al frente un ejército (sin armas ni soldados, pero harto rollo) llamado Zapatista de Liberación Nacional.
Claro, todo eso suena buen, muy bien. Como decir, ¿usted de dónde viene?
–Soy delegado a la Convención Nacional Contra la Imposición.
–¡Ah!, bueno pásele por aquí.
Pero si ya hemos mencionado a la dicha convención (junto a ella la de Aguascalientes y sus revolucionarios del siglo pasado son una mera caricatura) vale la pena decir cómo hasta ahora solo han confirmado una idea: los caminos jurídicos no le van a dar la razón al promotor del descontento, la queja, la impugnación y la solicitud de anulación o invalidez electoral, pues si se habla de medidas urgentes, callejeras, tumultuarias y demás, para impedir la toma de posesión de Enrique Peña, es por una simple razón: Peña salvará los obstáculos en el Tribunal y este colegiado determinará la validez del proceso y hará presidente al “carnicero represor de los pueblos de la tierra”. Faltaba más.
Si no fuera así, si la impugnación estuviera tan bien sustentada ante el tribunal como lo está en el tuiteo nuestro de cada día y en los artículos y columnas de los políticamente correctos, no estaríamos (ni ellos estarían) hablando de toma ninguna de posesión alguna. Ni mucho menos de la movilización para impedirla. Si no impidieron la de Calderón, menos esta.
“Para el 22 de julio (Reforma), las organizaciones han convocado a marchas en todo el País, acción que realizarán también el 22 de octubre.
El 1 de septiembre, los activistas participarán en la Jornada de Lucha Nacional contra la Imposición, en la que destaca una movilización del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a la Cámara de Diputados para manifestarse contra el Sexto Informe de Gobierno del Presidente Felipe Calderón, así como contra la toma de posesión de senadores y diputados federales. Una semana después, el 6 de septiembre, fecha límite para que el TEPJF califique la elección, se llevará a cabo otra jornada de lucha que incluye tomas, bloqueos y liberación de plumas en casetas”.
Pero lo políticamente correcto no se limita en la distancia entre Santa Fe y Atenco. Va más allá. Hay un periodista cuyo domicilio se ubica allende el Bravo, como se dice para hablar los Estados Unidos (para quien el ciberespacio es puente para la comprensión (al menos virtual) de las cosas mexicanas. Es como se diría, “mexicano on-line”. Siempre es bueno hablar de la dignidad atenquense sin sacar los mocasines de South Beach.
Pues bien dice este defensor del pueblo mexicano (de cuyo nombre no quiero acordarme, como decía el Tío Miguel) a punto de sufrir los embates de la imposición electoral:
“Sé que suena a obsesión. Pero, sencillamente, no nos podemos quedar callados si Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI, llegó a la Presidencia de México comprando miles o millones de votos y usando el presupuesto del Estado de México para promover su candidatura por televisión”.
Pues no Don; la neta, no suena a obsesión, suena a cantaleta, ensalmo, mantra o cualquiera de esas cosas.
El transterrado dice de Preña, “llegó a la presidencia”. Y los ejidatarios y los del #132 dicen, no lo dejaremos tomar posesión; es decir, llegará hasta ese punto. Pero el Presidente Legítimo; líder del Movimiento de Regeneración Nacional y ahora de la Democracia y la Dignidad de México, el Movimiento Progresista y hace meses del Frente Amplio Progresista y luego (con Manuel Camacho) del DIA y todo cuanto se acumule de siglas y membretes, habla de un presidente interino.
–¿Pero Andrés, a quién ponemos? Tu no. Durarías el día y la víspera y no se trata de eso. Un interino, un desechable, pues, un Pedro Lascurain… algo así.
Tras mucho tiempo de cavilaciones, dicen quienes vieron esta escena, el líder respondió eufórico y a gritos:
–¡A Juanito, a Juanito!
Y todos, hasta América del Valle aplaudieron.