En días pasados ocurrió algo como para recordar los viejos chistes del pasado. Si no fuera tan revelador de la improvisación incurable y al parecer sin el consuelo del aprendizaje sería hasta jocoso, pero en las actuales condiciones del Partido Acción Nacional resulta trágico.

Cuando comenzaban las campañas de antaño, cuyo desenlace se conocía de antemano (el PAN derrotadísimo, el PPS y el PARM adheridos a la campaña victoriosa de un PRI arrollador e infalible y los comunistas murmurando en el café), un amigo se encontraba con otro quien bebía desconsolado en la barra de una cantina.

–¿Estás muy triste, qué te pasa?

–El candidato quiere que me vaya con él a la campaña…

–Pero eso te debería alegrar. En la campaña se reparten los puestos, la cercanía con el futuro presidente es garantía de ascenso, de riqueza. Vas a tener autos, choferes, secretarias de largas piernas y grandes ojos; vas a ser rico, vas a ser importante…

–Ni me digas, el que me invitó fue el candidato del PAN…

Eso les debe estar pasando a todos los asesores y empleados de la campaña de Josefina Vásquez. Hagan cuanto la imaginación les diga, la señora se encarga todos los días, sin faltar uno sólo, de echar el tepache al piso. No le falla una.

Y recordé el chiste por un amigo mío cuyo nombre apareció (en franca copia de los anuncios de Andrés Manuel) en una lista de posibles integrantes del gabinete de JV. Como todos sabemos en el debate del grupo 132, la señora soltó algunos nombres: Mario Molina, Premio Nobel de Química; Esther Orozco, Luis de la Calle, Cecilia Soto, Consuelo Saizar, Carlos Elizondo…

–Pues te tengo dos noticias una buena y una mala, le dije telefónicamente a mi amigo. La primera, te mencionaron en público para el gabinete. La mala, para el de Josefina.

Se rió de buena gana y colgó, el teléfono.

–“Ya ni me digas”, fueron sus palabras finales.

Además de mencionar personas comprometidas con otras corrientes políticas como Esther Orozco o Mario Molina, Vásquez cometió un error de los suyos. Típico: ni siquiera les había dicho nada a quienes presentaba como colaboradores suyos para darse empaque, lustre y prestigio a sus costillas y salir aparentemente airosa en un remedo de debate sin importancia ni trascendencia.

En ese sentido vale la pena reproducir el palmetazo de Esther Orozco: quien respondió en su Tuiter: “Mi compromiso es con el proyecto progresista del país y de la ciudad: educación pública de calidad, ciencia y tecnología en la UACM”. Como todos sabemos la Universidad de la Ciudad d de México fue creada por Andrés Manuel cuando fue jefe del gobierno del DF y EO es su rectora.

–Señora, ¿me haría usted favor de sacar su piececito del lodo? Gracias.

Unir este error a los anteriores (incluido el cuchi-cuchi) ya viene resultando innecesario a estas alturas. No hay nada por demostrar. JV no tiene talento ni estatura para tan altas aspiraciones.

Reproduzco el mensaje de una lectora de esta columna en relación con la majadería aquella del condicionamiento de relaciones conyugales.

“Por una malentendida solidaridad femenina cometí el mismo error que los candidatos: no había hablado de la candidata; pero basta.

“ (Vásquez) Ha insultado y agredido a las mujeres de hoy, nos insta a delinquir, a intercambiar favores sexuales por una visita a las urnas. NO, las mujeres aceptamos nuestros deseos, nuestra sexualidad: nos entregamos porque así lo decidimos libremente. Sí, discutimos de política; pero si somos inteligentes, no en la cama.

“Es derecho de nuestra pareja votar, anular o no votar; no tenemos el derecho LEGAL de coaccionar. Si un partido está de acuerdo con el intercambio de favores sexuales por favores de otro tipo, que apoye la prostitución y la convierta en una profesión digna.

“Al escuchar mi indignación algunas me pidieron que cuando expresara esto, firmara “Las mujeres”; no lo hago porque es evidente que Josefina representa a un sector de la sociedad en la que se casan para unir familias, que algunas no saben lo bonito que es hacer el amor, porque no tienen empacho en usar el sexo como arma de manipulación por lo que si no logran lo que quieren, descansan, no tienen que pagar genitalmente.

“Parece que ya aclaró la pobre Lisistrata que ignora que ese personaje buscaba que los hombres dejaran la guerra y estuvieran más en los tálamos; que lo que hay que usar es el apapacho, sinónimo de «cuchi-cuchi».

“ No le creo; pero si fuera el caso ¿Qué no ha vivido? ¿Que no sabe que aunque seamos iguales somos diferentes? A nosotras nos gustan los apapachos y que los hombres van a lo que van; si a alguna se le ocurre negar las caricias pre y post coitales; ya perdió: el macho pensará que los arrumacos son innecesarios y será difícil volverlos a tener”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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