Quizás algunos hallen en el deceso del maestro Juventino Castro y Castro el cumplimiento de la conseja sobre la triple contabilidad en la muerte de los ilustres o los famosos, pero en un lapso de pocos días han fallecido Jorge Carpizo, Miguel de la Madrid y el ex ministro Juventino Castro y Castro, presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados.
En todos esos fallecimientos se observa, más allá de los motivos políticos para la notoriedad de cualquiera de ellos, un elemento común: su condición de estudiosos del derecho como ciencia suprema de la convivencia social. El estudio jurídico halla las fórmulas para la aplicación de la política, forma final de la conducción humana.
Pero en este caso se deben resaltar, además, muchos valores. Don Juventino ofreció lecciones en la jurídica materia, pero una maravillosa en la vida personal: luchar y defender los valores propios, el credo personal y la congruencia por encima de todo hasta el final de la vida.
Hace apenas unas semanas, cuando el presidente de la República arrinconó con un discurso a los ministros de la Corte con motivo de la revisión del proyecto de sentencia del ministro Arturo Zaldívar en el caso de Florence Cassez, el maestro irrumpió con casi centenaria firmeza y rechazó la validez de poderes aconsejados o “aconsejadores”.
“Luego de que el presidente Calderón (Vanguardia, 20 de marzo) planteara el lunes, en Veracruz, que se debe hacer justicia las víctimas del crimen y no dejar «rendijas» a la impunidad, Castro y Castro expuso que no se vale «dar consejos a otro poder» e intentar influir en decisiones que competen a los jueces.
«Se deben respetar los poderes y no se vale que uno diga cómo debe hacerse la labor del otro. Se pueden hacer objeciones, pero concretas, con bases legales, pero no dar consejos a otro poder para actuar en un caso tan llamativo como en el que está involucrada la ciudadana francesa».
Obviamente no todos rechazaron esas recomendaciones. Pero en fin.
Hace algunos años, cuando la crisis de justicia y de inseguridad pública no había estallado de la dramática forma de estos días, Castro y Castro nos legó un texto imprescindible (1994) cuya validez es mayor semana a semana: “La procuración de justicia. Un imperativo constitucional.”
De él, a manera de homenaje y como si me fuera permitido leer un testamento, reproduzco estas valiosas ideas; valientes y vigentes:
“La sociedad mexicana contemporánea pasa por una grave crisis: no tiene con fianza en la procuración e impartición de justicia que se le ofrece. Ello se traduce en una falta de con fiabilidad y de entrega que amenaza convertirse en una cultura permanente de confusión, temor y rechazo. Es imprescindible rescatar para México la satisfacción y el ajuste de los mexicanos a su justicia. Nos es indispensable esa ubicación, esa mística y , esa esencia.
“Pero construir bases de actuación que prontamente se abandonan, se ignoran o se cambian, condicionada a una contingencia administrativa, ciertamente no se traduce en obsequio de la confiabilidad que perseguimos… La queja nacional –entre otras–, es la ausencia de limpieza en la justicia, en todas sus ramas, en todos sus grados.»
Muchas fueron las lecciones de este hombre cuya plena vida terminó ayer. Fortaleza, vigor, amor por la vida y una indispensable y abundante dosis de humor. Descanse en paz.
HERRERA
He comentado en esta columna la actual exposición sobre propaganda electoral y objetos de campaña en la galería Modo de la Colonia Roma. Lo hice igualmente en la radio y en ella hablé del espacial lema de la campaña de Luis Echeverría; ¡ARRIBA Y ADELANTE!
Con ese motivo recibí una carta del ex presidente (enero 1992) a Enrique Herrera, quien fue entre otras cosas fundador de Notimex.
“…A mis amigos –dice en una parte del texto cuya naturaleza completa me reservo–, yo les he ratificado que usted redactó un lema: ¡Arriba y adelante! Se lo recuerdo en estos momentos para suplicarle reciba un abrazo muy afectuoso de quien conoce a fondo las cualidades que a usted caracterizan…”
El destinatario de esa misiva me comenta: “…De la lucha de clases a la lucha de frases y la remembranza astronáutica que le da usted a mi frase que por supuesto no solamente funcionó sino que inauguró el uso del “slogan” en la política mexicana”.
Como corolario a esa historia les cuento a usted y a EH:
Un joven economista de entonces (JPL) le preguntó a Echeverría en plena campaña en tono de jilguero engallado:
“… yo le demando señor candidato que de acuerdo con la exigencia del momento histórico que vivimos, nos aclarare usted, nos exponga, nos oriente y nos precise, qué tan alto es arriba y qué tan lejos es adelante…”
Obviamente lo incluyeron en el gobierno. Se la puso en la puerta y Echeverría metió gol:
“Llegaremos tan lejos como el pueblo quiera…” Esa respuesta es en sí otro lema de campaña.