La renuncia de la diputada local, Lía Limón, al Partido Acción Nacional como consecuencia del “cochinero” apenas denunciado en esos términos por la quejosa durante el proceso de selección de candidatos para puestos administrativos en el Distrito Federal no tiene ninguna importancia en sí misma. Es notable, sí, como parte de un conjunto de denuncias y también como una evidencia más de la forma como se procesan estos conflictos: siempre son evidencia de unidad.
Claro, la unidad de quienes se quedan. Unidad y solidez en torno de sus motivos, prebendas, premios y espacios.
Rueda de la fortuna es la política y lo acepta la misma señora Limón quien aplica para sí la vieja fórmula: quien no quiera ver fantasmas no salga en la noche y si le afecta “el calor” sálgase de la cocina.
Quizá no haya leído Gómez Morín, como le sucede a la mayoría de sus correligionarios. Dictaba el chihuahuense:
“…La jerarquía y la disciplina son las únicas fuentes capaces de proporcionar estructura, fisonomía, medios reales de acción a la actividad de grupo y son, además, expresión concreta y consecuencia inmediata de nuestra posición doctrinal misma.”
A lo mejor esa es la fuente real de la llamada democracia interna del Partido Acción Nacional. Ni Mao lo habría dicho mejor: “…No deben ser arrogantes ni siquiera quienes no hayan cometido errores graves”.
Hoy los ganadores en este proceso ya tienen un motivo más para el orgullo: defender la unidad por encima de las denuncias. Les han dado un motivo para actuar juntos. Como un partido, dirán ellos. Como una pandilla, dirá la señora Limón en su largo recuento de padrones alterados y procedimientos impuros.
Y en el fondo del corredor Demetrio Sodi jura y perjura, yo no fui, yo no fui.
CORTE
El problema de las profecías, dijo alguien en abierta paráfrasis de George W.Bush, consiste en la dificultad de hablar de cosas todavía no ocurridas. Cosas por pasar. O por no suceder nunca.
Por eso los periodistas nos debemos abstener, en lo posible de pronosticar. No son nuestras las potencias de Casandra. Sin embargo esta columna se atrevió a plantear –el día mismo de su publicación–, la muerte del proyecto del magistrado Arturo Zaldívar y hoy en la Corte sabremos si marré o di en el clavo.
En cualquiera de los casos será conveniente considerar como elemento notable en el caso, el enjundioso discurso del presidente Calderón en Veracruz a favor de las víctimas y la ponderación judicial. Al Poder Judicial se le tira línea; al Legislativo se le apresura. “A ver a qué horas”, dice.
Esto dije al comienzo del asunto:
“El proyecto de sentencia del ministro Arturo Zaldívar está destinado a la muerte prematura.
“Ha sido como un recién nacido: tras su alumbramiento llamó la atención al ver la luz (por la fuerza de su llanto), pero morirá sin aprender a caminar. El bebecito no será alimentado y el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, casi como sucedió con su hermanito, el otro hijo de Don Arturo cuya dureza en el diagnóstico jurídico sobre los hechos de la guardería ABC resultaba a la larga una condena política, lo dejará morir cuando llegue la primavera.
“Pero el primer paso ya es suficiente para dejar en evidencia las fallas sistémicas de la cadena de investigación y justicia y la tradición contra los derechos humanos de los detenidos, culpables o no. También prueba cómo el fracaso llega hasta el peor de los puntos: echarlo todo a perder y no ser capaces siquiera de condenar debidamente a los culpables. Ya no se diga a los inocentes”.
COLOQUIAL
No cesa el señor Presidente de hacernos más leve la vida con sus habilidades oratorias.
Si bien ya pocos se conmovieron con aquello de ordenarle a quien le quiere hablar, retirarse “detrás de la raya que estoy trabajando”, quedan algunos con memoria para el célebre, analítico, explicativo e histórico “haiga sido como haiga sido”.
También se recuerda lo de los “spring brakers” y los “shots” de tequila como evidencia de la seguridad nacional.
Pero la paráfrasis reciente de aquel viejo cuento de Charles Perrault, “La cenicienta”, (el cual como todos sabemos no es sino una versión de viejas leyendas europeas) resulta una refrescante novedad.
–“Se hizo otro ducto que lo voy a inaugurar la semana que entra, antes de que venga la veda y se me haga, como dicen, se me haga calabaza la carroza ¿no? “
Y en este sentido valga una digresión.
Quien estuvo en riesgo de perder la zapatilla, (como contaba Perrault de la pobre “Cendrillon” y su zapatilla de cristal) iba a ser Josefina en su aventura en la Kawasaki. Mal augurio extraviar el calzado cuando sus organizadores del estadio ya habían metido la pata.