En la política –nos lo enseñaron desde hace muchos años–, nada es casual. No pueden ser vistas como hechos aislados las advertencias militares sobre la relación emponzoñada con países vecinos (a los cuales jamás se mencionó por su nombre) y la junta del presidente Calderón con el director de la CIA, dos días después.

La comunicación oficial de la presidencia no podía haber sido más cautelosa: un boletín de 122 palabras vacías.

“El Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa, se reunió hoy en la Residencia Oficial de Los Pinos con el Director de la Agencia Central de Investigación de los Estados Unidos de América, David H. Petraeus.

“Durante el encuentro, el Presidente Calderón y el Director Petraeus intercambiaron puntos de vista sobre la agenda de seguridad entre México y Estados Unidos, y acordaron seguir estrechando los lazos en esta materia, impulsados por ambos Gobiernos.

“El Director Petraeus estuvo acompañado por el Embajador de los Estados Unidos de América en México, Anthony Wayne.

“El Presidente Calderón estuvo acompañado por el Secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, y por el Director General del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Jaime Domingo López Buitrón”.

En el elusivo texto se dedica más espacio a los acompañantes y sus cargos y menos a los pormenores de una reunión de cuyo contenido nadie sabrá.

Pero de otras cosas sí sabemos. Por ejemplo, las palabras de elogio de la señora Janet Napolitano, para el “heroico esfuerzo” del presidente mexicano en la ya prolongada labor en contra del crimen organizado cuyo término seguramente no verá esta generación. Sobre el porvenir mexicano Napolitano simplemente anunció:

“Creo que trabajaremos con cualquiera que esté en el poder en México. Tenemos buenas relaciones con ese país, a niveles muy diferentes, y mientras vigilamos de cerca a Oriente Medio, esto es algo que trabajaremos muy de cerca… es una lucha muy violenta la que está teniendo lugar (en México), y nuestro plan es continuar trabajando con los mexicanos”.

TABASCO

El cuchillo de la luz entre los dientes, decía Carlos Pellicer.

La selección de candidato en la contienda electoral tabasqueña, cuya solución debió darse desde hace una semana y cuyo desenlace fue la nominación de Jesús Alí de la Torre, ya produjo los primeros brotes de inconformidad, pero no tan graves como para poner en riesgo la estabilidad del proceso ni tampoco la viabilidad del candidato así Luis Cárdenas Arroniz diga lo contrario.

Un tardío boletín del PR, casi como estreno del nuevo grupo en el poder anunciaba la victoria del ex alcalde de Centro (Villahermosa) y la posibilidad de nombrar a Luis Felipe Graham como su sucesor.

Alí de la Torre contenderá contra su ex mentir y protector, Arturo Núñez bajo cuyas órdenes trabajó en, en el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), la Cámara de Diputados y la Subsecretaría de Gobernación.

DF

Por cierto en la ciudad de México podría haber también un amago de corto circuito, casi como el del PRD.

Beatriz Paredes se arrancó por la libre como si ya fuera la candidata y si bien ha recibido muchas muestras de adhesión, las cosas desde anteayer internamente no son todas tan favorables para ella.

La llegada de José Murat a la secretaría de vinculación del PRI es un golpe para Beatriz quien fue si no la promotora directa de la fracasada expulsión del oaxaqueño, sí fue alguien cuyos ojos se cerraron mientras los caníbales afilaban los colmillos.

La cercanía de Murat con Peña Nieto no es cosa de hace unas horas. Viene de mucho tiempo y se ha expresado en casos tan profundos como la incorporación de Alejandro Murat en el equipo de comunicación del entonces gobernador, como director del Sistema Mexiquense de Radio y TV.

JUSTICIA

Desde ayer Alejandra Barrales tendrá mucho camino por delante para analizar las diferencias entre la justicia y la política.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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