El pasado siete de octubre, en la fecha marcada por el Instituto Federal Electoral para iniciar el proceso federal de 2012, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto se abrazaron durante una sesión del Consejo Político del Partido Revolucionario Institucional y generaron un lema de batalla para los priístas: ¡unidad, unidad!, gritaban en el Auditorio Plutarco Elías Calles.
Obviamente esa actitud obedeció a mutuas estrategias de posicionamiento pero no serían ni Manlio ni Enroque quienes lograran (por el tiempo posible) la ansiada unidad de los priístas. Quien los ha unido se llama Felipe Calderón.
Y lo ha hecho por alguna de estas razones: imprudencia u obsesión: fanatismo o tropiezo, como se quiera ver.
Como todos sabemos durante una entrevista con corresponsales del New York Times en México, el presidente Calderón aprovechó la tribuna para insistir en la complicidad futura del PRI con la delincuencia si llegara al poder.
Eso fue suficiente para unir a los herederos del tío Plutarco quienes aprovecharon para exhumar las violaciones constitucionales (sancionadas por el TEPJF) en cuya comisión ha incurrido el presidente Calderón.
Y de paso probaron el uso de las políticas públicas como arma electoral y la militancia partidaria del presidente a quien la universalidad del cargo le compele a diferente conducta. O lo debería hacer al menos.
Tan imprudente fue la actitud y tan encendido el enojo de los priístas como para generar una respuesta inmediata en la cual todo se atribuye a una respuesta ante una pregunta específica.Eso es verdad pero no es toda la verdad. Una pregunta se puede responder de una forma o de otra. Por ejemplo, ¿cómo respondió el Presidente cuando en esa misma entrevista le dijeron si estaba consciente del recuerdo de su gestión (On whether he will be remembered for the surging violence in Mexico), y él se zafó de toda condena futura con esta respuesta cuya traducción propongo al final:
“ (NYT) It’s possible some will remember me for that or will want me to be remembered for that. But if Mexico triumphs as I am sure it will, if Mexico has new institutions in the future, if Mexico subdues the criminals, if Mexico reconstructs its social fabric there will also be those that remember me as the president who dared to take on the criminals and indicate the long path of institutional reconstruction of the country”
“Es posible que me recuerden por esto o por aquello, pero si México, como estoy seguro, triunfa y logra nuevas instituciones en el futuro; si somete a los criminales y reconstruye su tejido social, entonces habrá también quienes me evoquen como el presidente que osó enfrentar a los criminales y señalar el largo sendero de la reconstrucción institucional del país”.
Y en cuanto al priismo cómplice, la pregunta y la respuesta contenidas en el sitio del NYT difieren de la ofrecida por la vocera presidencial, Alejandra
Sota. Dice el diario:
“On the prospect that the Institutional Revolutionary Party, or PRI, which dominated Mexico for decades, might return to power and fall into a corrupt relationship with organized crime”. (Sobre la posibilidad de que el PRI, que domino México por años pueda regresar y caer en una relación corrompida con el crimen organizado)
–“It depends on who it is. There are many in the PRI who agree with the policy I have, at least they say so in secret, while publicly they may say something else. There are many in the PRI who think the deals of the past would work now. I don’t see what deal could be done, but that is the mentality many of them have. If that opinion prevails it would worry me”. (Depende quien. En el PRI hay muchos que coinciden con mi política y lo admiten en secreto aunque en público digan otras cosas. Y hay muchos en el PRI quienes piensan que negociar con el pasado, podría dar resultados ahora. “Yo no sé cómo se podrían hacer tratos, pero es la mentalidad de muchos de ellos. Si esa opinión prevaleciera sí me preocuparía.”
Pero la presidencia ofrece una explicación distinta así sea esencialmente igual.
“Pues depende de quienes, ¿no? Pero pues ahora sí que, pues es cosa de examinar las prácticas de cada partido político. Hay mucha gente en el PRI que coincide con la política que yo tengo, por lo menos lo dicen en corto, como decimos, aunque públicamente digan otra cosa. Y hay mucha gente en el PRI que piensa que los arreglos de antes funcionarían ahora, pues es el caso del ex Gobernador de Nuevo León, ¿no? De Sócrates Rizzo, que tiene unas declaraciones maravillosas. Dice: nosotros nos arreglábamos con los criminales y no pasaba nada. Si eso lo pensaran aplicar hoy, el único arreglo posible es dejarles esta casa, y la única discusión es si se la dejan al “Chapo” o a Los Zetas. Yo no veo qué arreglo puedan tener, pero esa es la mentalidad que campea en muchos de ellos, no digo que en todos. Si prevaleciera esa corriente de opinión, ahí sí me preocuparía. Si en cambio prevalece la corriente que piensa que la ley tiene que cumplirse, que el Estado no puede transigir ni claudicar ante criminales, y que, vaya, yo creo que si a un ciudadano americano le digo que aquí en México todavía discutimos si el Gobierno tiene que combatir a los criminales, se sorprendería de qué está pasando. Pero sí, en México hay que sostener todavía la tesis de que el Gobierno tiene que combatir a los criminales.”