130110-1c

El gobierno federal ha sido incapaz siquiera por cubrir las apariencias de reconvenir al arzobispo Rivera y a su vocero, el siempre diligente Hugo Valdemar, quienes sin ambages de ninguna especie han violado abierta y gozosamente la Constitución

De ninguna manera diré cómo se hacía el famosísimo tío Lolo, cuya genealogía se pierde en los rumbos de Los Altos de Jalisco. Otros lo ubican en Michoacán, pero la verdad nadie sabe siquiera si este caballero existió o nomás se debe a la fecunda imaginación de alguien.

Pero todos sabemos cómo se comportaba el famoso don Dolores, a quien por ese bonito nombre llamaban Lolo.

—¿Cómo?

—Como César Nava, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional panista, quien de la manera más torpe posible le ha querido sacar las castañas del fuego al señor cardenal Norberto Rivera, quien ha llamado a las leyes del Distrito Federal perversas, amorales, inmorales y todo cuanto se quiera para llevar a su grey a los amplios caminos de la desobediencia.

En los últimos días, el gobierno federal también se ha hecho como el Tío Lolo. Ha sido incapaz siquiera por cubrir las apariencias de reconvenir al arzobispo Rivera y a su vocero, el siempre diligente Hugo Valdemar, quienes sin ambages de ninguna especie han violado abierta y gozosamente la Constitución de este país bajo la amplia justificación de cumplir primero las leyes divinas.

César Nava, quien hubiera podido defender de otra manera a los jerarcas de la Iglesia, quienes dicho sea de paso, no hacen sino cumplir con las órdenes del Vaticano, ha salido con una batea digna de su antecesor e indigna de la reputación jurídica de su partido. Ha confesado o fingido –lo mismo da– su simulación en materia constitucional.

Nava ha dicho (como si quisiera sorprender a alguien):

“La libre expresión de los ministros de culto (Reforma), que estaba reservada al púlpito, es cosa del pasado”.

En el marco de los reclamos de legisladores y dirigentes partidistas al cardenal Norberto Rivera Carrera, quien el domingo dijo que los “pastores del pueblo de Dios” no pueden obedecer las leyes de los hombres antes que a las de Dios, el también diputado sólo señaló que el prelado está en su derecho.

“Las iglesias están amparadas en su derecho de expresión, en la libertad de credo y en la libertad de culto para expresar los argumentos que mejor les convengan y que mejor expresen su convicción”, dijo en conferencia de prensa.

Nava reiteró que “el PAN desaprueba la reforma aprobada por la Asamblea Legislativa del DF, que permite los matrimonios de parejas homosexuales y la adopción de niños”.

Y en eso Nava miente por desconocimiento legal (cosa muy de dudarse; aunque haya estudiando en la Libre de Derecho alguna vez debe ha ver leído la Constitución vigente) o por apostar a la ignorancia ajenas.

Si quiere convencer a alguien con sus declaraciones políticas y para hacerlo se apoya en falsas e innecesarias interpretaciones de la Constitución, es además de todo ingenuo. ¿De tan pedante manera cree en la ignorancia colectiva?

La Constitución vigente en este país –por si no la ha leído– dice (artículo 130) clara y literalmente, sin posibilidades de interpretación o falsas salidas:

“e).- Los ministros (de cualquier culto) no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos de culto (como la misa en la Catedral) o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carecer religioso (como Desde la fe) oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar de cualquier forma los símbolos patrios”.

—¿Acaso no es clara esta prohibición? ¿Hay duda de cómo al incumplirla se ha violado la ley mayor?

Las modificaciones relatadas de manera torcida por Nava no le dieron a las iglesias mexicanas –asociaciones religiosas regidas por una ley expresa– sino reconocimiento jurídico; no le concedieron impunidad, en todo caso la dotaron de un marco de certeza en el cual desarrollar sus actividades propias, pero le delimitaron los campos de manera.

Se ha violado la ley tanto por parte de la Iglesia como de quienes por obligación jurídica y política deberían impedirlo. La razón es muy sencilla; me la dio desde hace más de 40 años un maestro de Derecho en la Universidad La Salle: “el gobierno le permite a la Iglesia incumplir el 130 a cambio de su silencio cuando él viola el resto de la Constitución”.

Ahora, si la Constitución no dice como yo digo, pues me manda una carta y me la como en público, o algo peor. Pero si no…

GREG, CAMINO LLANO

Convergencia distribuyó anoche un jubiloso mensaje: la Suprema Corte de Justicia le ha allanado el camino a su candidato en Quintana Roo, el famoso Greg Sánchez Martín. Este cuate, dicho sea de paso, no se llama Greg; ese es su nombre familiar, pues Gregorio no le suena bien. No le gusta, pues. Suena más naco.

“Convergencia expresa su beneplácito por la resolución tomada hoy por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), al declarar inconstitucional la reforma hecha por legisladores del PRI a la Constitución local del estado de Quintana Roo, la cual exigía un mínimo de 20 años de residencia a todo aspirante al cargo de gobernador. La Corte confirmó así una declaratoria en el mismo sentido y sobre el mismo caso, emitida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación”.

Pero con todo y eso y los constructores de la cárcel de Cancún, Greg va a perder. Lo veremos.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta