Quizá no haya en ninguna actividad humana demostración mayor de irrespeto. En la política la gente dice cosas verdaderamente insensatas; es decir, sin sentido. Palabras hijas de la falsa creatividad, expresiones construidas para impactar, no para comunicar.

Un impacto es un golpe. Por eso se llama así los insistentes y machacones “mensajes” publicitarios.

Cuando la política se asume como actividad de necesaria presentación conceptual sin concepto verdadero, entonces se producen pavadas (diría un argentino) como esa frase ocurrente y ñoña de la señora Josefina Vásquez Mota de “Faldas sí, copetes no.”

Hace muchos años en uno de sus ´últimos libros sobre comunicación y publicidad Eulalio Ferrer nos regaló un libro original y lleno de humor involuntario cuyo contenido hoy nos hace falta siquiera para comparar las bobadas persuasivas con las cuales se quiere conmover al electorado.

Simplemente el santanderino mexicano recopiló todas las gansadas de políticos de muchas partes del mundo y las puso en orden. “De la lucha de clases a la lucha de frases”; nos dijo en un análisis de cómo la publicidad se confunde con la ´propaganda o al menos ésta se nutre de los mecanismos de aquella.

Dice:

“Parece evidente que en la propaganda se rinde culto a la personalidad del hombre y se manipula la conciencia del hombre, mientras que en la publicidad se rinde culto al consumo y se manipulan los deseos del hombre.

“En la propaganda derecha e izquierda son calificativos, y sustantivos en la publicidad, de la misma manera que a la segunda le resulta más fácil responder por los productos que anuncia, que a la propaganda por las ideas que maneja. Podría resumirse que la gran diferencia entre propaganda y publicidad, es que la primera se refiere a hombres y la segunda se refiere a cosas.

“Las cosas son desechables. Los hombres, no.

“¿Qué ha podido ocurrir para que estas diferencias fundamentales se estén borrando y prevalezcan las peculiaridades de la publicidad sobre la propaganda? En el aspecto técnico destaca una condicionalidad aplicable a la experiencia de todo oficio: desde mediados de siglo se practican muchas más operaciones o campañas de publicidad que de propaganda, a tal grado que la propaganda se ha ido convirtiendo en una profesión casi artesanal.

“En un orden más genérico, hay que valorar la influencia de la sociedad de consumo con todos sus atributos y compromisos, con todas sus ventajas y contradicciones. Esto es, la primacía del mercado. Inseparable unida a la hegemonía norteamericana y su modelo económico, tan determinante en el auge de la publicidad y sus condicionamientos imitativos y espectaculares sobre la propaganda”.

En ese sentido cada vez con mayor frecuencia nos vemos obligados a aceptar “slogans” (término de mercadotecnia o publicidad) en lugar de lemas o síntesis ideológicas de evidente proclama conminatoria.

La manipulación de los medios electrónicos ha hecho de los candidatos (y precandidatos) simples productos a los cuales se debe vender mediante las herramientas de la colocación de productos en el mercado. Especialmente en el mercado de los productos desechables.

Los mexicanos hemos sido testigos de la falsa creatividad de los políticos en su desaforado intento por persuadirnos de su calidad y valía.

Hemos escuchado desde una fracasada Marcha al mar; hasta la esterilidad del reparto agrario con aquello de la tierra y quien la trabaja. Escuchamos a Luis Echeverría desgañitase con su imprecisa ubicación del “Arriba y adelante” y nos quedamos pasmados en el incluyente y estéril recordatorio de la solución somos todos.

Miguel de la Madrid nos convocó a la “Renovación moral” y años más tarde, sin quererlo quizá, Vicente Fox hizo de la obnubilada terquedad un lema guerrero con el célebre “Hoy, hoy, hoy” en el cual se define parte del ser nacional. La urgencia para no hacer nada.

Felipe Calderón se presentó como un hombre manos limpias y pasión por México y tan fallido fue su Mensaje como para cambiarlo al poco tiempo y presentarse como el Presidente del empleo. Salió peor. Ni lo primero ni lo segundo.

Hoy los aspirantes ensayan. Y además ensayan frases. Marcelo Ebrard ha sido prolífico en lemas: Capital en movimiento, la ciudad donde las cosas buenas pasan; ciudad de vanguardia, ciudad de derechos.

López Obrador nos ofreció la ciudad de la esperanza donde primero son los pobres. Por desgracia no son los primeros, pero sí, los más abundantes.

Y así con ligerezas, vacuidades, sandeces; atropellos a la lógica y la gramática, van los políticos de la mano de sus publicistas tirando el dinero, haciendo lemas, slogans y repitiendo estribillos inanes y lerdos.

DESAFÍOS

Si alguien dudaba del componente retador de la crueldad de los asesinos, sólo basta con leer este encabezado: “Dos cabezas a la puerta del general Galván”. Ni más ni menos.

OCURRENCIA

No podía ser de otra manera, el Partido Verde Ecologista (promotor de la pena de muerte para los humanos) le hace al catalán y propone, con petición de respaldo al PRI, la prohibición de la fiesta de toros en México. No es la primera vez, pero ahora lo intentan con un argumento aparentemente fuerte: si hasta en España se logró…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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