Mientras en el horroroso edificio de la Suprema Corte de Justicia se presentaba el más alto monumento al absurdo jurídico en México (el tribunal dice sí y ante la misma decisión años después se desdice y contradice bajo la sombrilla de inverecundos tecnicismos), en el Palacio Legislativo de San Lázaro se desmontaba la reforma reeleccionista de los legisladores y alcaldes, punta del hielo mayor cuya dimensión de iceberg apenas nos sugiere la permanencia voluntaria en cargos de mayor responsabilidad, como presidencias municipales, gobiernos estatales y al fin de todo la silla dorada.

Los diputados les dieron (apenitas) con la puerta en la nariz a quienes desde los grupúsculos “ciudadanos” (de alta capacidad mediática) querían la reelección de los diputados con el feble argumento de premiar o castigar a quienes merezcan una cosa o la otra. Con ese argumento lo demás llegaría en automático como nos ha mostrado Hugo Chávez sin leer el Plan de la Noria.

Reforma breve, apenas reformita, para colocarla en contaste con aquellos sueños abajeños del rijoso ranchero cuya presidencia algunos añoran por comparación, quien llamaba “reformones” a sus chisguetes de mínima capacidad transformadora nacional. De los superlativos de antaño pasamos a las tristes condiciones de hoy. Todo se queda a medias o de plano no se hace.

La mínima colección de cambiecitos aprobados hace un par de días se queda en un pleito de vecindario: ¿ganaron los files a Enrique Peña Nieto y perdieron los promotores de la transformación encabezados por el senador Manlio Fabio Beltrones?

Pues si la reforma devino en una mercancía por la cual disputaban las corrientes internas del PRI, entonces no ganó nadie, ni siquiera ellos y sus argucias para dirimir una elección interna en la cual no habrá debates entre aspirantes o pre candidatos en pos de la bandera, así se enchilen quienes ven limitada su capacidad de incidir políticamente con el abrir y cerrar de los micrófonos.

Injustamente (y ofrezco disculpas por la digresión) se ha culpado al Instituto Federal Electoral de la negativa de avalar cuadriláteros mediáticos y batallas campales, así sean de oratoria entre pre candidatos, lo cual no es responsabilidad del IFE sino del Tribunal Electoral del Poder Judicial. En todo caso la responsabilidad del instituto es aplicar la ley; no hacerla ni decidir sobre su contenido. Pero de este tema. Algo más extenso mañana.

De vuelta a la reforma abortada mientras los togados hablaban del aborto y se enredaban en asuntos bizantinos sobre los instantes de la concepción y la validez moral y jurídica de su interrupción, sólo queda decir algo: tan fantasioso ( y falaz) como los intentos reeleccionistas es el tema de las candidaturas ciudadanas independientes. Podrán ser mucho de lo primero, pero muy poco de lo segundo. Ya en el 2015 vendrá de nuevo el intento y se logrará.

La propaganda “civilista” (en contra del dominio partidista) nos ofrece en una dorada bandeja el platillo de lujo: elegir fuera de la partidocracia a ciudadanos libres y capaces, los cuales serían presentados por alguien o “álguienes” (si la palabra existiera), con lo cual las organizaciones no gubernamentales se convertirían en sucedáneos de los partidos y en “dueños” de las curules así logradas.

Ellas y sus patrocinadores, los cuales por lo general se hallan fuera del país, como es el caso de las clientelas del Woodrow Wilson o el Friederich Ebert y muchas otras organizaciones académicas cuyo prestigio es tan grande como enrome resulta la necesidad de usarlas como pantalla, disfraz y escudo de la injerencia política.

Demasiado se sabe cómo la cultura y la academia son los refugios para operar plataformas de espionaje e inteligencia en todo el mundo como para ahora comulgar con la rueda de molino de los “independientes” en muchas ocasiones agentes extranjeros y cipayos de ocasión.

CUMBRE

Sin considerar el real significado de las alturas orográficas, los concesionarios de la radio en el DF (bajo la presidencia del señor José Manuel Aguirre Gómez ), realizaron una “Cumbre de la Comunicación en México cuya finalidad fue propagar y oficializar los mensajes “positivos” propios de la abundante literatura de la autoayuda como recurso seguro contra el desánimo frente a una realidad adversa.

Ahí el presidente de la República Don Felipe Calderón, recurrió una vez más (como lo había hecho con otros profesionales del optimismo, los “Líderes mexicanos”) al “cocol” como definición del estado de las cosas, tal había dicho antes de la política y sus dificultades.

“Si todos en una sociedad se convencen de que no hay crecimiento, de que las cosas están del cocol, de que sólo hay fracaso, esa sociedad va a ir necesariamente al fracaso,” advirtió.

También tuvieron los concesionarios ahí reunidos otra ganancia: escucharon el mensaje de la señora Margarita Zavala quien les dijo: “se deben tener actitudes positivas, lo cual no significa estar peleado con la verdad, negarla o trivilializarla o ser indiferente. Es una actitud esperanzadora a partir de la realidad, para ver cómo el país compensa sus dificultades.”

COAHUILA

–¿Usted vio la enorme oleada de Indonesia? ¿Se enteró del tsunami contra las islas japonesas? Pues eso podría ser chico junto a la marejada de Coahuila.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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