Los teóricos de la comunicación hablan siempre de la retroalimentación. El emisor genera un mensaje; el receptor se hace de él, lo procesa, lo enriquece o complementa, y luego lo devuelve al entorno con lo cual se genera una nueva corriente.

Un ciclo, una nueva forma de alimentar el proceso.

Hoy las cosas cambian un poco. Yo ya no hablaría de retroalimentación nada más sino de retro invención.

Los medios tradicionales (los colectivos y los masivos; periódicos, revistas, radio y TV) hoy le dan permanencia y paradójicamente legitimidad a las enormes corrientes internacionales de mensajería electrónica ya se por medio de mensajes privados o mini blogs expresado en las redes sociales.

Cuando Julián Assange decide entregar el producto de sus intervenciones ilegales a los “sitios” del gobierno de Estados Unidos, logra muchos propósitos, el primero de los cuales es una “protección institucional” a través del prestigio de los seis diarios mundiales bajo cuyas páginas divulga y se cobija, al mismo tiempo.

Además Assange fija en las páginas los hallazgos, los convierte en materia hemerográfica y los convierte en “noticia”, lo cual los eterniza. El descubrimiento se ha transformado en una “invención”, como creación son también las noticias relacionadas los defensores de Assange, los “Anonimuos” quienes se constituyeron en un principio como enemigos de los enemigos de Julián.

Hoy los anónimos, cuya teatralizada presentación con la máscara de Guy Faekes, con chambergo, barbita de mosca, pómulos salientes y expresión burlesca, los haría dignos de una desconfianza inicial han hallado en el juego de sus algoritmos la fórmula para atascar los servidores de instituciones públicas mexicanas cuya seguridad resulta indispensable como la Secretaría de la Defensa Nacional.

Los ataques desde el ciberespacio no son solamente una humorada, como tampoco las cataratas de mensajes falsos a través de las redes sociales cuyo resultado (aun si no era esa su finalidad) es contribuir al clima de terror en el cual vivimos desde hace mucho tiempo.

Por lo pronto en Veracruz ya se prepara una nueva legislación para quien altere el orden. El caso ya célebre de los irresponsables “tuiteros” veracruzanos Gilberto Martínez Vera y María de Jesús Bravo Pagola, nos ha metido a todos en medio de una discusión bizantina pero paradójicamente necesaria: ¿es posible o no controlar los mensajes de las redes sociales?

Si eso se hiciera terminaríamos supervisando (como de hecho se hace, y si no pregúntele a Mario Marín) las conversaciones telefónicas o los mensajes de e-mail. El país se convertiría, si no ha comenzado ya a hacerlo, en el paraíso de los paparazzi, los chismes por encargo, el espionaje de la vida privada y la denigración masiva a través de las redes. No se debe controlar la emisión de los mensajes, pero sí la consecuencia de su divulgación.

Los casos hirientes contra personajes de la TV (y aquí viene otra vez la reinvención de la información; su reutilización, su doble y triple utilización), la sorna; el “juaiderito”; la estulticia de Ninel, los chismes de Kalimba y Loret y demás bocadillos en el morbo colectivo, son la punta del iceberg. Debajo del agua puede estar el escollo para hundir la frágil barca de la “democracia” nacional.

Pero el asunto de “Anonimous”, con todo y su invocación cinematográfica debería ser materia de cuidosa atención por parte del Centro de Información y Seguridad Nacional, el CISEN, cuya finalidad es precisamente esa: proteger las instituciones y adelantarse a los actos de sabotaje, bloqueo o atasco de redes y sitios de información valiosa y riesgosa.

Quien logra la parálisis de los servidores puede lograr también su ingreso a los datos ahí contenidos y aun a la modificación de su contenido. No hay imposibles en materia de tecnología. Y en un campo delicado en el cual se manejan todas las actividades de los ciudadanos, desde el Registro Civil hasta la condición fiscal, un sabotaje masivo tendría consecuencias impensables, especialmente en tiempos de inestabilidad política como prometen ser los del futuro cercano.

BELTRONES

Impecable razonamiento y mejor diagnóstico el de Manlio Fabio Beltrones en su empeño de transformar la política:

“La sociedad que confió en la alternancia y que empujó la transición democrática hoy toca la puerta de la política para encontrar soluciones. Mañana si esa puerta no se abre, la derribarán, derrotando no solo a congresistas y gobiernos, sino, sobre todo, derrotando el diálogo como dimensión insustituible para corregir un modelo demasiado injusto. Se quiere que haya más acuerdo político y menos confrontación.

“Tenemos una responsabilidad histórica que no tolera que las ambiciones políticas y electorales y el vacío programático se impongan. México está sobrediagnosticado y todos sabemos los cambios que debemos impulsar, pero la sociedad no encuentra el cómo se harán.

“El veto que la sociedad impone a los políticos no es consecuencia de la transición democrática. Es resultado de la incapacidad de proponer soluciones y alcanzar acuerdos…”

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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