En dos ocasiones desde el 22 de septiembre pasado el presidente Felipe Calderón ha recordado la fogosidad de sus tiempos de orador estelar en el PAN. En ambas ha tenido como centro de su elocuencia a la Universidad Nacional Autónoma de México.
En el primero de sus discursos evocó la figura tutelar (para los panistas) de Manuel Gómez Morín y dijo de él elogios difícilmente superables. Recordemos:
“…Y entre aquellos jóvenes valientes que lucharon al lado del Rector Vasconcelos por la autonomía universitaria, por la lucha democratizadora para el país y autonomista para la Universidad en 1929, ahí estaba su Secretario, su Tesorero de campaña, su redactor de la metafísica de Vasconcelos, Manuel Gómez Morín.
“Y en aquellos momentos aciagos, en que desde el poder se pretendía establecer, imponer el dogma en la Universidad y consecuentemente negar la libertad de cátedra, en tanto que la libertad era contraria a la verdad científica, entre comillas, pregonada en aquel tiempo desde el poder, ahí en la lucha por la libertad de cátedra, ahí estuvo nuestro fundador.
“Y cuando los universitarios arrancaron la autonomía en el 34, y nunca más el Presidente decidiría quién sería el Rector de la UNAM, ahí era Rector Gómez Morín. Y la autonomía la conquistaron aunque se le hubiera quitado el presupuesto a la Universidad.
“Y en la lucha por obtener fondos del pueblo y renunciar al salario propio por sostener la Universidad, ahí estuvo el fundador del PAN. Y tiempo después, completada su obra universitaria, con un puñado de universitarios también, maestros y alumnos… ahí estaba Gómez Morín”.
Pero Gómez Morín ya no está. Y los elogios al rector magnífico (como se dice en España) le corresponden a otro. Hoy le tocan a Juan Ramón de la Fuente. De él ha dicho Calderón durante un homenaje políticamente inusitado con pretexto del día del médico.
“…Creo que todos recordamos el momento en que el doctor De la Fuente tomó Rectoría, una Universidad que estaba paralizada, que estaba prácticamente condenada a esa parálisis; una Universidad que estuvo en paro durante casi un año y su Rector, codo con codo con la comunidad universitaria, logró recuperar el orgullo de la UNAM, centrando, nuevamente, su labor en la investigación, la docencia y la difusión.
“De cómo estaba la Universidad cuando entró el doctor de la Fuente, a cómo estaba la Universidad cuando dejó el Rector Juan Ramón de la Fuente a la misma, hay una enorme diferencia que está marcada y para bien, precisamente, en el orgullo de los universitarios y de México.
“La Universidad recobró en sus manos el prestigio y la excelencia que le corresponden y que nunca debe de perder”.
En las actuales condiciones de penuria en el Partido Acción Nacional; de entre cuyas filas no se escuchan ahora sino los huesos quebrados, las zancadillas y la riña interminable ya no por una candidatura sino por la presidencia nacional; dirigida o no desde Los Pinos, tan señalado elogio a las capacidades del doctor De la Fuente (las cuales no se discuten), no puede ser interpretado sino como una oferta en la bandeja de plata.
El Presidente Calderón le ha metido el termómetro a la caldera interna. ¿Admitirían los panistas como candidato “externo”, asimilado o como sea la formula por descubrir a López Obrador propuso como su secretario de Gobernación?
Pero no se quedan ahí las ofertas. Si eso fue anteayer, ayer en el Club de industriales una nutrida selección de empresarios, académicos y personajes del mundo político se reunieron por la tarde para escuchar las tesis del ex rector en una conferencia llamada “Misión de Estado” en la cual De la Fuente describió la oportunidad política actual como “la hora del ciudadano”, lo cual fue interpretado por algunos como el anticipo de su “destape”.
Pero como un ciudadano no puede ser candidato así nomás, cabe entonces la segunda explicación del homenaje de Felipe Calderón. En dado caso De la Fuente necesitará un partido, una plataforma, una organización.
O al menos una charola. Si es de plata, mejor…
NINI
Por los pasillos de Donceles ya se comenta como Pancho Liguori decía del maestro Azuela, en son de chunga y relajo: la diputada Mariana Gómez del Campo forma parte de la ociosa legión nacional de los “ninis”:
Ni propone, ni dialoga, ni cacha, ni picha, ni deja batear. Nada de nada, nomás no deja hacer a los demás.
Por, lo pronto la primera prima legislativa ya se engolosinó con la reventazón de sesiones o el levantamiento del quórum. Ya anda como Edith Ruiz Mendicuti quien amenazó con salirse de la bancada amarilla y nada. Ni se sale ni trabaja.
Todo sea en el nombre de la ingobernabilidad.