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La pobre Amalia García, (bueno eso de pobre es apenas un decir) se atragantaba el consomé de batracio. Arte mayor de la política comer sapos o tragar mierda, dicen otros, pero sin hacer gestos. Y Amalia no hacía gestos; nomás pucheros. Y como si nada se estrujaba las manos sudorosas sobre la mesa de la sala del Congreso de Zacatecas donde Miguel Alonso Reyes leía un mensaje de inicio de gobierno al fin del cual nada más hallan treinta o cuarenta auditorias “en cada una de las dependencias y entidades.”

“Todo nuevo mandatario ==decía Reyes== tiene como obligación propia e irrenunciable la revisión de la administración pública que concluye, en cada una de sus dependencias y entidades. Por eso he instruido al nuevo gabinete (que) Verifique las cuentas y los destinos de los recursos.”

Pero antes el gobernador había expresado su opinión y su compromiso ante el agónico gobierno de Amalia García cuya voracidad política y crematística no supo límites en los años recientes.

“Zacatecas (el Zacatecas de Amalia) ocupa el lugar 26 nacional en el índice de Desarrollo Humano, según la Organización de las Naciones Unidas; tenemos el sitio 28 en nuestro país en generación de riqueza. El Producto Interno Bruto es menos al 1 por ciento.

“En materia de competitividad, nos encontramos en el sitio 23 nacional. La capital del Estado ha descendido 11 lugares y de 60 urbes, ocupa la posición 53.

“Vamos a asumir el gobierno estatal con una enorme deuda y con las finanzas municipales severamente dañadas. El reto financiero inmediato y la deuda acumulada que recibimos son alarmantes a pesar de habérsele asignado al estado presupuestos históricos en su momento.”

Para entonces la ex gobernadora, mustia y aparentemente imperturbable, inmersa en una coraza en cuyos brillos no se distinguía el estoicismo del cinismo, se mascaba los renacuajos.

“Tenemos el reto de reconstruir la confianza y la tranquilidad ciudadanas y de reorientar la economía zacatecana y las elaciones de los actores de nuestra sociedad… la sociedad esta agraviada por la insensibilidad, el abuso de poder, la indolencia, el nepotismo y la corrupción.

“Nuestra gente reprueba el lucro y el beneficio personal y familiar de sus gobernantes… rechazamos la práctica irresponsable de quienes consideran que los bienes públicos y el gobierno son de su propiedad. El ejercicio del poder público siempre es para servir. Reprobamos a los gobiernos patrimonialistas.”

==Y a los rateros, dijo en la calle uno vigilante de estacionamiento a quien el discurso le llegaba a través de un sonido esplendoroso ubicado fuera del edificio legislativo.

Pero esas palabras no significan nada más una ruptura estatal con el pasado perredista sino la oferta de salirse del ojo por ojo. Si la coalición de Oaxaca insiste a través del PRD en ajustar las cuentas contra Ulises Ruiz para lucimiento de Gabino Cué, entonces las investigaciones contra Amalia podrían llegar hasta las últimas consecuencias.

Ningún bien le haría al turbio PRD una ex presidenta inmersa en un proceso por corrupción y enriquecimiento indebido.

Y eso lo sabe Amalia y eso sirve para todos los casos donde ha habido alternancia. En la política, como en ninguna otra actividad debe privar el espíritu de cuerpo.

El PRI ha dejado las cosas muy en claro. No se regresa para fracasar.

Por eso cuando Reyes condena el nepotismo y los escándalos patrimonialistas de García, los aplausos son enormes, tanto como piedras caídas del cielo.

Por eso la ex gobernadora se escabulle a la salida para recibir el aplauso de los suyos: sus parientes y sus guardaespaldas quienes en la calle Villalpando la despiden con abrazos y alguna furtiva lagrimita.

Sin disimular su mohín Amalia se sube al asiento delantero de su automóvil, un Bora negro placas ZGB.92.71.

Y se aleja.

PEÑA

Varios gobernadores llegaron tarde, cuando la lectura del mensaje ya iba avanzada. Pero por ninguno de ellos, excepto por Enrique Peña Nieto, hizo el gobernador Miguel Reyes un cambio en su texto ni interrumpió el discurso.

Sólo por él quien sigue dividiendo las ceremonias públicas en dos categorías; cuando acude y cuando no va.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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