Con una carrera de más de cinco décadas, se distinguió por representar a expresidentes, ministros y personajes de alto perfil, y por no haber perdido un solo juicio que implicara el encarcelamiento

El destacado abogado penalista Juan Velásquez, famoso por su defensa de personalidades controvertidas de la política mexicana, falleció este domingo a los 77 años. La noticia fue confirmada por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde Velásquez había sido profesor durante décadas. En un mensaje compartido en redes sociales, la institución lamentó su fallecimiento y expresó sus condolencias a familiares y amigos.

Conocido popularmente como «El Abogado del Diablo» debido a la naturaleza de sus defendidos, Velásquez representó a figuras de gran peso en la historia reciente de México. Entre sus clientes más famosos figuran los expresidentes Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari, así como personajes como Arturo «El Negro» Durazo, quien dirigió la policía durante el gobierno de López Portillo. Además, el abogado defendió al cardenal Norberto Rivera y a varios ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Juan Velásquez construyó su carrera en la defensa de figuras públicas, muchas veces involucradas en casos judiciales de gran repercusión mediática. Graduado de la Facultad de Derecho de la UNAM en 1969, Velásquez no solo ejerció el derecho sino que también se mantuvo activo como catedrático en dicha institución y en otras universidades de prestigio en el país. Su trayectoria, marcada por su invicto en casos de prisión de sus defendidos, fue reconocida con múltiples doctorados honoris causa y condecoraciones militares, algo inusual para un civil en México.

A lo largo de más de cinco décadas de carrera, Velásquez mantuvo su convicción de que el sistema judicial mexicano, aunque con fallas, le permitía ejercer su labor sin enfrentar actos de corrupción. En una entrevista con la revista Abogacía en 2022, afirmó que, pese a que algunos de sus defendidos llegaron a estar temporalmente presos, logró que todos recuperaran su libertad al final de los juicios. «Nunca en mis 52 años de ejercicio he perdido un juicio que implique el aprisionamiento de alguno de mis defendidos», declaró con orgullo en esa ocasión.

Este éxito en los tribunales y la elección de defender casos polémicos le generaron tanto admiración como críticas. Su estilo particular y su decisión de representar a figuras controvertidas como Durazo y Echeverría contribuyeron a forjar su apodo, aunque Velásquez admitió que el mote de «Abogado del Diablo» nunca fue de su agrado.

La comunidad académica y jurídica en México lamenta su pérdida, y su legado permanece como uno de los más distintivos en la historia del derecho penal en el país. Además de su actividad como litigante, Velásquez impulsó programas académicos en la UNAM y colaboró en la creación de la maestría en Seguridad Nacional. Su trabajo le valió la Presea Conmemorativa de los 450 Años del Derecho en América y la Medalla del 50 Aniversario del Doctorado en Derecho, entre otros reconocimientos.