¿Cómo se ve analiza desde dentro de la ex PJ, la asimilación de la Guardia Nacional por el Ejército regular?
Me lo cuenta Luis “N”. Y me manda estas líneas.
“A diferencia de la ocasión en que casi por decreto presidencial se transfería la Guardia Nacional a la tutela de la Secretaría de la Defensa Nacional y que fue frenada por una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en esta ocasión la aprobación en el legislativo de su incorporación al instituto armado ya no provocó olas de esperanza entre los ex policías federales.
“¿Cómo que por qué?
“Sencillo, ante el pasado amago de su transferencia a la Sedena, para lo cual incluso se elaboraron oficios de cambios de adscripción con el membrete de esa secretaría y la aplicación de Programas de Separación Voluntaria que orillaron a miles de ex policías a dejar la corporación o quedarse sentados en las gradas que luego fueron la sala de espera mientras se les asignaban servicios.
“Parece que el tiempo nos dio la razón a quienes peleamos desde que se creó la Guardia Nacional y que interpusimos amparos para evitar la militarización que decían que no existía.
“Se lamenta del tiempo perdido.
“Le partieron su madre a toda la estructura de seguridad con su famosa guardia nacional. No les importó la población, la seguridad, los resultados, los miles de accidentes”, narra.
“No es gratuita la muerte de cientos de compañeros.
“Los pocos policías federales que aún sobreviven en la institución en diversas divisiones (Investigación, Servicios Especiales, Carreteras y Conase), confían en estar a punto de dejar atrás años de agravios coordinados desde el púlpito presidencial.
“La memoria guarda el recuerdo del momento en que los obligaron a dejar armas, patrullas, entregar bienes materiales y humanos en manos de inexpertos militares de escala básica quienes durante los siguientes cinco años fueron los responsables de “salvaguardar el patrimonio de miles de ciudadanos del país”.
“Eso era lo deseable, sin embargo, a la vuelta de cinco años se tiene un daño a miles de patrullas, sanciones por disparar sin motivo a la población indefensa con varios muertos y demostraciones de falta de ética para el ejercicio público con quejas por acoso sexual y abuso de los recursos asignados, así como colusión con grupos de la delincuencia organizada.
“No hubo una vigilancia eficaz en las carreteras, el robo al autotransporte, así como el índice de accidentes se elevó con fatales consecuencias.
“Se lamenta de que en su afán de desaparecer todo vestigio que recuerde a la Policía Federal, en el antiguo edificio de Seguridad Regional, durante años fue tapado con bolsas negras y cinta canela.
El personal que aún permanece en la Guardia Nacional y que es de extracción de la Policía Federal lamenta la falta de empatía que destruyó todo aquello que les daba sentido de pertenencia hasta el extremo de querer quitar el muro de los caídos. Los militares hicieron el suyo donde despacha el comandante de la Guardia Nacional. No inscribieron el nombre de sus muertos en el que se resguarda en la Base Contel.
«Somos el eco de los que se fueron con el sueño de lograr un México en paz. Queda el dolor de una o varias familias que perdieron a uno de sus integrantes en el cumplimiento del deber. A ellos recuerda ese monumento a los Policías Federales Caídos en el Centro de Mando de la CDMX.
Y aunque fueron retiradas la estrella y la placa de la cápsula del tiempo -cerrada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto-, en la cual se resguardaban uniformes, medallas, herrajes, reconocimientos, trofeos, equipo táctico y un acervo hemerográfico y digital sobre la corporación, para los policías el hecho de saber que ahí hubo una estrella cuyo destello iluminará sus días para siempre.