El populista dijo que la obra se hizo en cinco años, pero omitió señalar las veces que inauguró esta planta sin estar concluida; la mandataria electa fue una porrista más del mandatario en el evento

El populista presidente Andrés Manuel López Obrador y la heredera de Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum, encabezaron con bombo y platillo el supuesto inicio de las operaciones de la Refinería de Dos Bocas en donde refrendaron la apuesta de la 4T por la «soberanía energética» basada en combustibles fósiles, aunque la mandataria electa dijo que buscarán apertura a las energías renovables.

«Es un día especial, histórico, porque se concluye esta obra y empieza a producir gasolinas, diésel, combustibles», destacó el populista.

El mandatario presumió como en todas las obras que ha inaugurado, que la refinería «se construyó en un tiempo récord» y afirmó que «en ningún país, no hay nada que se le parezca, en cuanto al tiempo de construcción (5 años) y tampoco en cuanto al costo unos 16,000 dólares».

El populista gobernante omitió señalar las veces que inauguró este complejo petrolero y que no había podido echar a andar, lo que por vergüenza no mencionó.

Por su parte, la heredera de AMLO y quien a partir de octubre tomará las riendas del país, hizo lo que a lo largo de la administración le ha caracterizado, cacarear y aplaudir todas las acciones e iniciativas de su patrón, y en una muestra de servilismo, refrendó el compromiso de su entrante gobierno de «continuar con el legado» de López Obrador y seguir «impulsando y defendiendo la soberanía energética de México».

La mandataria electa que acudió como porrista para aplaudir las acciones de AMLO, se desvivió en reconocer el legado del jefe a quien prometió que «vamos a continuar fortaleciendo a Petróleos Mexicanos (Pemex), ese orgullo nacional que nos heredó el general Lázaro Cárdenas y que nos devuelve el presidente Andrés Manuel López Obrador», apuntó.

En el mismo tenor, Sheinbaum señaló que ya prepara un «plan de largo aliento para aumentar la producción de energías renovables, siempre defendiendo la soberanía nacional», aunque no dio detalles todo apunta a que solo fue parte del discurso para no quedarse atrás en este evento significativo.

«Estudié el doctorado en ingeniería en energía, pero más allá de lo técnico, siempre defendí la soberanía energética, no solo por convicción, sino también porque en todos los textos, contrario a lo que se piensa, la soberanía energética es esencial para una política de desarrollo», señaló.

Asimismo, defendió y dijo que apoyará también a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), «por ello, es un error considerar que la generación eléctrica y la producción de petróleo y refinación de Pemex se cataloguen como monopolios. No es monopolio la producción soberana ni la de nuestras empresas», sostuvo.

Como ya es tradición en la 4T, no desaprovechó el momento para arremeter contra gobiernos pasados, como si el de la Cuarta Transformación haya sido la respuesta problemas del país, baste analizar la alta inseguridad y desplazados en Chiapas, Michoacán, Guerrero y Veracruz, la pobreza que no se ha erradicado y las destrucciones de selvas en el sureste del país con el Tren Maya.

Sheinbaum criticó a gobiernos anteriores a los que acusó de actuar «de manera irresponsable, sobreexplotaron el yacimiento de Cantarell, llegando a producir 3.4 millones de barriles diarios con el objetivo de venderlo al extranjero mientras abandonaban la refinación».

«En un verdadero acto de irresponsabilidad bautizada con la palabra eficiencia, comenzaron a importar gasolina, diésel, turbosina y gas LP. Eso sí, hablaban de evitar emisiones y hacer una política de transición energética, mientras producían más petróleo y recibían ingresos extraordinarios que nunca se vieron reflejados en obra pública importante», expuso.

En contraste, dijo que actualmente «se producen más de 1.8 millones de barriles diarios y se hace una política para procesarlo todo» en el país, cifras que no se apegan con la realidad, al grado de que Estados Unidos, su principal comprador, ya usca en otras naciones quien cubra su demanda, dado que en México no hay la capacidad para ofrecer el crudo que presume la mandataria electa.