El populista mandatario espera un milagro y en el mes y medio que le quedan a su polémica administración espera resolver lo que no hizo en casi seis años

A casi una década de las desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, las respuestas para conocer la verdad sobre lo ocurrido siguen en punto muerto, con más preguntas que respuestas y sin que existan avances tras las promesas del populista presidente Andrés Manuel López Obrador, quien el 1 de diciembre de 2018 prometió resolver el caso y hasta la fecha no hay verdades sobre la mesa, solo especulaciones y su férrea defensa a elementos del Ejército, pese a que hay señalamientos y denuncias de su implicación en el caso.

El populista mandatario reconoció la responsabilidad del Estado sobre la desaparición de los normalistas, de quienes desde el 26 de septiembre de 2014 cuando ocurrieron los hechos se desconoce su paradero, e incluso existe confusión sobre la llamada “verdad histórica”, ya que el reporte presentado por la ex Procuraduría General de la República (PGR), no dista mucho de lo presentado por las autoridades de la secretaría de Gobernación del actual Gobierno Federal, donde incluso se hace mención y se responsabiliza a elementos del Ejército Mexicano, a los que el presidente López Obrador ha defendido, pese un informe entregado por el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas.

López Obrador argumenta que los señalamientos que apuntan al Ejército Mexicano buscan debilitar a esa institución, sobre la que hay denuncias de haber participado en la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, algo que el populista gobernante trata de minimizar o intenta hacerse de la vista gorda.

A casi el final de sus seis años de gobierno, con más estancamiento en las investigaciones que avances, el mandatario entregó una carta a los padres y madres de los normalistas desaparecidos con fecha del 8 de julio pasado, donde defiende la participación del Ejército en este lamentable caso y les señala que que no se ha encontrado “absolutamente nada” sobre la participación directa de los militares en esta desaparición masiva.

El mandatario refiere que se han procesado 20 militares, entre ellos generales y oficiales de rango medio, por por presunta omisión y vínculos con la delincuencia organizada y apunta que: “El señalamiento al Ejército, sin pruebas, me produce mucha desconfianza y sostengo que podría obedecer a un afán de venganza de personas o instancias del extranjero para debilitar a una institución fundamental del Estado mexicano, como quisieron hacerlo en el caso del general Salvador Cienfuegos o como lo están haciendo ahora en mi contra con una campaña de desprestigio, sin pruebas, tratándome de vincular con la delincuencia organizada, básicamente por motivos políticos e ideológicos”. 

Respecto a la actuación de activistas y defensores de derechos humanos, el mandatario criticó que hayan defendido la aprobación de la resolución que permitió liberar a 60 presuntos responsables en el caso Ayotzinapa, en alusión al fallo del Tribunal Colegiado de Circuito de Tamaulipas que argumentó que las personas imputadas supuestamente habían sido torturadas.

De manera inexplicable, o cuando menos contradictoria, los defensores de los padres y madres de los jóvenes de Ayotzinapa y los directivos del Centro Prodh, actuaron consciente o inconscientemente a favor de los presuntos responsables de la desaparición de los jóvenes, pues como se puede probar, no todos habían sido torturados y varios de ellos sí estaban involucrados en la desaparición de los jóvenes”.

Finalmente y como si pidiera él un milagro, López Obrador dijo que espera que en su último informe de gobierno el próximo 1 de septiembre pueda cumplir el compromiso de encontrar a los jóvenes de Ayotzinapay saber lo sucedido y la auténtica verdad. Osea, que lo que no logró hacer en seis años de gobierno piensa resolver en menos de mes y medio.

“Espero que antes de mi último informe podamos, para satisfacción de las madres, padres y familiares y del pueblo de México, cumplir el compromiso de encontrar a los jóvenes de Ayotzinapa y saber con mayor precisión lo sucedido; es decir, la irrefutable y auténtica verdad de los hechos”