Quizá haya sido por el amago de investigación en torno de una ridícula falla fiscal emprendida contra el ex rector Enrique Graue, a quien una cifra de criada le frenó la tranquilidad, pero la alguna vez altiva Universidad Nacional Autónoma de México, contrapeso, equilibrio y hasta en ocasiones barricada contra el poder, se ha doblado de manera notable (alguien diría vergonzosa), ante los señalamientos críticos y ya reiterados del presidente Andrés Manuel L.O., ahora con pretexto de su infame reforma judicial.

Con motivo de la mojiganga de una apertura parlamentaria –con todo y encuestas de hojalata–, para discutir una reforma aprobada antes de nacer, los investigadores del Instituto de Jurídicas (como se le conoce en la UNAM), hicieron su trabajo, Y eso enfurenció (o por o lo menos molestó) al señor presidente quien les dijo en tono airado, “para qué se meten”, obviamente en la discusión como si la democracia requiriera de la mudez obsecuente de quienes –por otra parte– tiene algo por decir.

«Los directivos en la UNAM, todos muy conservadores, se derechizó la UNAM. Todo esto lo puedo decir porque como ya me quedan 100 días… Pero es cierto, o sea, se fueron apoderando de las escuelas, de institutos de investigación y todo. Hay excepciones, desde luego, pero es clarísimo», dijo furibundo el ciudadano presidente.

El documento causante de la ira fue presentado así por los medios:

“(REFORMA).- Investigadores de la UNAM analizaron la iniciativa de reforma al Poder Judicial presentada por el Presidente AMLO. Estos elementos fueron expuestos  como preocupantes:

– Falta de neutralidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador rumbo al cambio de Gobierno.

– Venganza tras llegada de Norma Piña a la SCJN, que presuntamente busca capturar poderes judiciales.

– Elección de jueces, ministros y magistrados por voto.

– Reducir el número de integrantes del Pleno de la SCJN.

– Modificación de los requisitos de elegibilidad e incompatibilidades de futuros jurídicos.

– El régimen de ausencia.

– La revocación del mandato.

– La retribución económica.

– El valor del voto.

Todos estos puntos en medio de una circunstancia dominante:

“Las modificaciones propuestas tienen un fin común: purgar primero y luego capturar a todos los poderes judiciales del País, comenzando por la Suprema Corte de Justicia de la Nación», aseguró Javier Martínez Reyes, investigador de tiempo completo del IIJ.

«El método de designación es quizá el mejor ejemplo del retroceso que implicaría la aprobación del Plan C Judicial. Lo que la iniciativa propone, en pocas palabras, es pasar de un (muy) imperfecto proceso de designación, a otro que prácticamente aseguraría la captura y la participación de la judicatura».

Ante ese compendio analítico, el gobierno se inconformó y la Universidad se deslindó de su contenido.

“El documento sobre las 20 iniciativas de reformas presentadas por el Presidente, elaborado por académicos del Instituto de Investigaciones Jurídicas, entre otras personas, y circulado profusamente en las redes sociales durante el pasado fin de semana, de ninguna manera representa un posicionamiento de la UNAM ni el sentir de su comunidad”

«La UNAM convocará en su momento a diversos foros académicos donde podrá darse una discusión abierta y plural».

Una actitud semejante y resbaladiza como esta nunca había sido advertida en cuanto al respeto y sentido de cuerpo universitario ante un trabajo académico cuyo mayor mérito es la oportunidad.

Dejar desde la rectoría a los miembros de la comunidad universitaria solos ante el empuje de la censura del presidente de la República equivale a un general cuya orden fuera abandonar a los heridos en el campo de batalla.

Es un camino seguro para la derrota.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona